Los cuatro hombres corrían con todas sus fuerzas, haciéndose rasguños en la piel al rozar las ramas de los arbustos que invadían la zona. Algunas plantas con grandes espinas habían hecho severas rajas en su ropa, aunque en pocos casos los habían lastimado. Ethan tropezó y cayó al engancharse el pie con la prominente raíz de un árbol enorme. Thomas frenó, casi cayéndose él también, y ayudó al joven a ponerse de pie. Tenía la cara y las manos llenas de tierra húmeda, pero no se había hecho daño.
—Mírale lo positivo, al menos estarás mejor camuflado —bromeó Jeff, que aprovechó el accidente de Ethan para descansar un poco.
— ¿Qué ha sucedido? ¡No se detengan! —exclamó Edgard, que ya los había adelantado unos cuantos metros.
—Lo siento, me caí —se disculpó Ethan, sacudiéndose la suciedad—. Pero estoy bien.
Sin más interrupciones, los tres alcanzaron a Edgard y siguieron corriendo por la espesura, ahora con los ojos más atentos a las raíces que cada vez aparecían con más frecuencia.
De un salto cruzaron un arroyo, que apenas se veía por estar cubierto con hojas de todos los tamaños y estados de degradación. Por un error de cálculo aterrizaron sobre el agua, llenándose de barro las botas y parte del pantalón. Jeff sintió el impacto de una gran libélula en su hombro, y para su sorpresa vio que se le había quedado enganchada en la camisa. Le dirigió una desconfiada mirada de soslayo, pero no la espantó porque sabía que no le haría daño.
Tardaron unos veinte minutos en llegar al campamento. El lugar parecía desierto, pero se aseguraron de que así lo estuviera. Le dieron varios rodeos antes de adentrarse en él, y luego lo fueron explorando en recorrido de espiral. Jeff evitaba ver los cadáveres que había cerca, reposando como estatuas demolidas. Edgard, en cambio, se encargó de hacer un recuento de ellos para ver cuántos de su grupo habían caído. Contó cinco: Jules, al parecer muerto de un lanzazo en la espalda, Terrence, con el cráneo y una pierna hechos añicos, y tres corbes con flechas atravesadas y golpes de machete. Aunque muy dolido, el hombre se alivió al ver que no habían perdido a muchos. Confiaba en que todos saldrían ilesos de aquella aventura, pero no habría podido anticipar las jugadas que Clément había realizado. Con la ayuda de Thomas, reunió todos los cuerpos bajo un árbol y los cubrió con la tela de una tienda rota, afirmándola con algunas rocas alrededor. Si tenían suerte, les darían una sepultura digna cuando todo acabara.
Cuando Edgard y Thomas terminaron, se encontraron con que Jeff y Ethan habían podido juntar algunas cosas útiles. Entre ellas había un par de machetes de los kozuga, un rifle, un revólver, tres cuchillos y un arco corbes con algunas flechas. También hallaron un rollo de cuerda, un catalejo, varias telas de tienda, estacas y una mochila con algo de comida y ropa. Conformes con las armas y las provisiones, los cuatro decidieron partir de inmediato hacia el mar, donde el barco de Clément zarparía en cualquier momento.
Un poco ralentizados por el cargamento que llevaban, les tomó media hora llegar a la playa. Ocultos tras unos helechos gigantes y otros arbustos tan despeinados como los kozuga, se desplazaron con sigilo, bordeando el mar desde lejos. Aún no había ni rastros del barco, pero se podía ver a algunos kozuga vigilando la playa. Siguieron avanzando unos cuantos metros más, hasta que comenzaron a aparecer guardias cada pocos pasos. Cuando por fin el barco se dibujó en el horizonte, la playa estaba repleta de kozugas, armados con lanzas y machetes. También había una decena de pequeñas embarcaciones semejantes a canoas, pero más robustas y toscamente hechas.
—No contaba con que hubiese tantos vigilando —dijo Edgard con amargura. Lentamente se puso cuerpo a tierra, para ocultarse mejor. Los demás lo imitaron.
—Esto nos echa el plan "a" a la basura. Y al plan be, y al ce, y a todos los demás— gruñó Thomas, apretando con furia el cabo de su machete.
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La Isla de los Cristales
AdventureA finales del siglo XIX, un grupo de académicos es sorprendido por una misión atípica: tendrán que dejar sus cómodos trabajos en la universidad para explorar una isla lejana y desconocida. Sin embargo, desde el principio tienen sospechas de que no t...