Capítulo 17

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Ardan y yo nos quedamos juntos por el resto de la fiesta, bailamos hasta que me vi en la necesidad de quitarme los tacones, luego comenzamos a beber en vasos, intentaba parecer alguien correcta, pero entre tanto vaso y vaso, terminé tomando la bot...

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Ardan y yo nos quedamos juntos por el resto de la fiesta, bailamos hasta que me vi en la necesidad de quitarme los tacones, luego comenzamos a beber en vasos, intentaba parecer alguien correcta, pero entre tanto vaso y vaso, terminé tomando la botella y bebiendo directo de ella, acabándola en poco tiempo, hablándole de cómo me enseñaron a beber mis abuelos en rusia, prometiéndole que iba a presentárselos más adelante.

Y cuando ya estaba demasiado ebria para continuar, Ardan me trajo algo de comer, comimos pizza, sentados en una de las mesas, los dos solos, mis hermanos, Sabina, Dane y el otro círculo íntimo nos dieron tiempo a solas para conocernos mejor, acciones que, sin querer, encantaron a las casas, viendo solides en algo que recién comenzaba.

Al menos con esto de comprometerme, gané la aprobación de los De Santis, los Coppola, los Marchetti y... parte de los Caruso, digamos que no les gustó nada lo que pasó con Fabio, pero lo que tengo pensado para él está lejos de terminar.

Me hubiese gustado que Vincenzo y Ox vinieran, pero les encomendé el casino en Croacia, es día de paga, las actividades ilícitas en el subterráneo del lugar se pagan en efectivo y necesitaba personas de confianza que me trajeran la totalidad de ese dinero.

La velada terminó con Ardan sujetándome por la cintura para no terminar en el piso, la verdad... estaba contenta, me lo pasé de maravilla obviando los incidentes, claro, pero en su mayoría, la noche terminó mejor de lo que pensaba.

El viaje a su casa fue divertido también, con la radio a tope, cantando sin preocuparnos si estábamos entonados o hacíamos demasiado ruido, incluso Boris se divertía, apoyándole las patas en el pecho a Ardan todo el tiempo, saltándole encima, a Boris también le agrada mi futuro marido.

Llegar a casa fue toda una odisea, no fui capaz de subir las escaleras por mi cuenta, Ardan me cargó como princesa, con Boris sobre mi panza, subiendo sin dificultades, caminando por el pasillo de la derecha, hasta el final, sólo pude respirar con calma cuando empujó la puerta frente a su cuarto, depositándome en la cama.

— Ayúdenla a cambiarse de ropa, por favor.

Pidió, llamando a las mucamas.

— Te pondrán el pijama y a la cama, nos vemos mañana Ari.

Dijo amable.

— Oye Ardan — sujetando la manga de su saco, era algo muy nuestro que lo sujetara siempre de esa manera— No me gustan los pijamas, se pegan en la cama y duermo muy incómoda — hice un mohín— ¿Me prestarías una de tus camisetas?

Respiró profundo, medio sonriendo, cerrando un momento los ojos antes de fijarlos en mí.

— Por supuesto, iré por una, las mucamas te...

Guardó silencio cuando me vio ponerme de pie, tirando del vestido fuera, levantando los brazos para quitarme las horquillas que sujetaban mi cabello.

— ¿Qué?

Aradia "La selección" #2 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora