Capítulo 20

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Mi cuerpo tembló de emoción al sentir sus ásperas manos levantar lentamente mi camiseta, apoyándolas en mis caderas, jadeando al percatarse de la ropa interior que llevaba encima

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Mi cuerpo tembló de emoción al sentir sus ásperas manos levantar lentamente mi camiseta, apoyándolas en mis caderas, jadeando al percatarse de la ropa interior que llevaba encima. No fue adrede, juro que no elegí la ropa con esta intención, sólo... sucedió, no tengo ropa interior más grande, simplemente... no hay.

Llevaba unas bragas de hilo en transparencia, un pequeño triangulo en el frente cubriendo solo lo necesario, Ardan no apartaba la mirada, deslizando sus manos hasta mi cintura, apretando ligeramente la piel accesible, provocándome escalofríos en el buen sentido de la palabra, humedeciéndome a una velocidad que me asustaba, el vino es un buen motor para encender el cuerpo.

Sus manos se detuvieron cuando llegó al borde inferior de mis pechos, me los quité en cuanto apagamos la luz para que no se percatara, no puedo dormir con brasier, y ahora estoy auto felicitándome por ello, al ver su mirada sorprendida y la forma en la que remojaba sus labios, repitiendo ese movimiento, rozando sus dedos con el borde de mis pechos, observando mi semi desnudez, intentando no moverse para no lastimarse por accidente con el cuchillo que tenía contra el abdomen.

— Aradia... creo... creo que esto es...

— ¿Me vas a ayudar a dormir o no? Realmente no tengo sueño ahora y todo es tu culpa, deberías hacerte responsable.

Clavando el cuchillo en la pared para que dejara de ser un estorbo, escuchándolo jadear.

— Pareces muy reacio a ayudarme — dije— Pero estás jadeándome ahora ¿Debería sentirme alagada u ofendida?

Tiró de mi cuerpo, pegándome al suyo, sintiendo la dureza que se clavaba con insistencia en mi abdomen, Rhett era grande, sí, pero el de Ardan era tan largo como el suyo y un tanto más... ancho, si no tenía cuidado literalmente mañana estaré en problemas y necesito poder salir de la cama, hay muchas cosas que tenemos que hacer.

— No dije que no quisiera ayudarte — deslizando su mano por mi espalda baja hasta mi trasero, apretando una de mis nalgas con fuerza mientras movía la pelvis, frotándose conmigo— ¿Quién está jadeando ahora?

Con sorpresa, levanté la cabeza para mirarlo ¿Ese jadeo fue mío?

— Y-yo... — Mordí mi lengua por accidente cuando repitió ese movimiento, apretándome el culo— ¿Cómo quieres que logre formular una respuesta coherente cuando estás tentándome así?

— ¿Yo te estoy tentando? — Alzándome sin dificultad, rodeándose las caderas con mis piernas, pegando mi espalda en la pared, sosteniéndome por el culo— Si no mal recuerdo, fuiste tú la que esperó fuera del baño, y nuevamente, fuiste tú quien comenzó a tocarme.

Frotándose otra vez, en esta oportunidad, con mi entrepierna, viéndome forzada a gemir, sosteniéndome por sus hombros para no sentir que caería, apretando los dientes, sin evadir la mirada.

— Me ves como si quisieras matarme en estos momentos — dijo— Eso me excita.

Susurró muy cerca de mi oído, plantando un beso bajo mi oreja.

Aradia "La selección" #2 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora