¿Cuánto estarías dispuesto a perder para conservar la corona?
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Mi nombre es Aradia Edén Marchetti Petrova. Toda mi vida mis padres se encargaron de mantenerme con vida para este momento, llegar a ser el Boss de la asociación internacional de la ma...
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(Y CÓMO PROMETÍ, 200 COMENTARIOS Y YO PUBLICO, LO TENÍA LISTO JIJI DISFRUTEN, PECADORAS, HOY LES EXPLICO UN PAR DE COSAS)
VINCENZO
Llegué a la casa principal de los Marchetti luego de terminar un par de trabajitos encomendados por el Boss en persona ¿Cuáles? Acabar con la patética existencia de dos de los ancianos, dos opositores que le estaban haciendo la vida imposible a mi sobrina, nadie los va a extrañar, Coppola tenían que ser.
Le entregué el abrigo, la bufanda y el sombrero a la mucama antes de limpiar la nieve de mis botas e ingresar guiado por una de estas mismas guapas y sexys chicas que no sé de dónde sacan, dirigiéndome a la enorme mesa dónde mi bella cuñada esperaba con Caesar al costado, Santino, Aless y Vitto también estaban ahí, como parte del circulo intimo de mi primo, estaban presentes en las comidas, los trabajos, y sus opiniones eran de gran peso para la toma de decisiones, algo así como los ministros en esta sociedad corrupta en la que vivimos.
— Buenas tardes a todos — saludé tomando asiento— pero aquí falta alguien.
Contando.
Estaban en la mesa también, Rhett, Sabina y Dane, con un cabestrillo, Ares y Eris también están aquí, los mayores se ven como la mierda ¿Habrá estado complicado el trabajo de esta mañana?
— ¿Dónde está mi sobrina? Falta una.
Señalando a los mocosos menores.
— Estaba durmiendo cuando pasé a su cuarto — dijo Eris— Estaba bastante lastimada, supongo que necesita un respiro de tantas responsabilidades, normalmente no duerme tanto, debe estar agotada.
— ¿Lastimada? — Fruncí el ceño— ¿Y tú que estabas haciendo, mocoso?
Señalando a Rhett con la cabeza.
— Me envió a propósito al otro extremo de la fabrica — explicó— Fui con ella por supuesto, pero ya le habían disparado.
— ¿Y con qué le dispararon?
Interrogue.
— Con una escopeta, le llegaron dos 375 H&H MAG.
Mierda, el traje no la protege contra esas balas monstruosas.
— ¿Y qué estás haciendo aquí? El Boss se supone que tiene a su Segundo para que cuide de él en todo momento ¿Y tú comiendo aquí, muy tranquilo?
Increpé.
Admito que le tengo un poco de odio a este mocoso por la cercanía que tiene con Aradia, ella podría gobernar muy bien por su cuenta, no necesita un estúpido hombre para que la complete, será una molestia más que una ayuda.
Recuerdo que cuando ambos tenían unos catorce, mentí sobre el hecho de que ella no podía casarse con su Segundo, que, si lo hacía, Caesar tendría que matarlo, se los conté mientras les contaba sobre reglas reales, y así, el pobrecito Rhett no se acercó otra vez a ella, no le sonrió, no le regaló más flores y tampoco robó postres de la cocina para ella, se acabó el niño que la cortejaba gracias a mi pequeña mentira.