Una semana.
Llevo una semana viviendo con Ardan y el muy hijo de puta correcto no ha querido dormir conmigo porque dijo que dormir es lo que menos haríamos y necesitaba cumplir su palabra porque un De Santis no faltaba a sus promesas y bla bla bla.
Marica, eso es lo que es, un marica.
Y para colmo, estoy de mal humor y todo por culpa de Santino.
Rhett salió del calabozo y Santino me ha pedido mínimo unas diez veces que lo deje venir a quedarse acá para que poco a poco se reincorpore a sus funciones cuando yo le dije expresamente que no quería su nariz metida en mis asuntos ¿Cómo joder se lo hago entender?
— Aradia, soy yo de nuevo.
Rodé los ojos viendo a mi suplente de Segundo entrar nuevamente a mi despacho.
— Si vienes a pedirme que reintegre a Rhett de nuevo, te juro que te sanciono nivel rojo para que dejes de joderme.
Lo señalé.
— Uy... ya suenas igualita a tu padre — tembló— No venía por eso, Lomonósov está afuera, acaba de llegar ¿Lo hago pasar?
Suspiré, apoyando la espalda en el respaldo del asiento.
— Sí, que pase.
Dije.
— Por cierto... Rhett dice que está muy arrepentido y que no la cagará otra vez porque hoy se bañó por primera vez en dos semanas y...
Calló en cuanto el cuchillo que lancé y fallé el tiro a propósito le rozó la mejilla, clavándose en el marco de la puerta.
— ¿Lo tengo que repetir, Santino?
— No, no hay para qué — sonriendo con miedo, mirando el cuchillo— Ya regreso con Lomonósov.
Asentí.
Cerró la puerta del despacho y masajee mi sien, estaba frustrada, molesta y necesitaba quemar algo de energía, Ardan no estaba disponible porque estaba entrenando con las nuevas reclutas y capitanes, por lo tanto, sólo quedaba mi nuevo saco de box, o Lomonósov, como prefieras decirle.
La puerta se abrió y empujaron al hombre ruso dentro, cayendo de rodillas frente a mi escritorio, mis hombres cerraron la puerta a sus espaldas, dos de ellos plantándose tras el sujeto para que no se me escapara.
— Buenas tardes, rata escurridiza — dije levantándome del asiento— ¿Creíste que podrías esconderte de mí? Tengo ojos en todas partes.
Apoyando la cadera en el borde del escritorio, mirándolo desde lo alto.
— Y-yo no me estaba escondiendo, sólo... sólo necesitaba tiempo.
Alcé una ceja, dando dos pasos hacia él, pisándole la mano.
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Aradia "La selección" #2 (+21)
Romance¿Cuánto estarías dispuesto a perder para conservar la corona? ** Mi nombre es Aradia Edén Marchetti Petrova. Toda mi vida mis padres se encargaron de mantenerme con vida para este momento, llegar a ser el Boss de la asociación internacional de la ma...