RHETT
Luego de que Aradia se fuera, todo fue un caos, las opiniones estaban divididas, por un lado, los Caruso discutían con los De Santis por lo sucedido con el bastardo de Fabio, no sean sínicos, ese cabrón se merecía que le quebraran un brazo, nadie puede tratar al Boss con ese nivel de irrespetuosidad.
Y por otro lado, estaban los Coppola y los Marchetti, celebrando que la tradición sigue vigente, alabando a Aradia por tomar una decisión sensata y decidir casarse en el plazo establecido sin mayores problemas, hablando del bastardo de Fabio, hablando maravillas de Ardan, todo un caballero, claro.
— ¿Se puede saber qué joder pasa por tu cabeza? Un billete de cien por tus pensamientos.
Dijo Dane, tomando asiento a mi lado.
Estaba tan cansado de esta situación que arrastré una silla hasta la mesa de los bebestibles y he bebido por al menos media hora, viendo el espectáculo.
— ¿Qué me pasa de qué?
Mirando a mi amigo, ofreciéndole una botella de ron, si vamos a hablar, que sea bebiendo.
— Aradia se va a casar y a ti no te interesa ¿Qué cambió? Parecías muy entusiasmado, le juraste a su padre que tus intenciones eran buenas y toda esa mierda ¿Qué mierda Rhett?
Bebiendo de su botella.
— Si te cuento vas a decírselo y no quiero que Aradia lo sepa, ya la cagué hace un rato, le dice cosas horribles, insulté a mi hermana, de paso insulté también a mi papá, y ahora no tuve el valor de ayudar a Aradia con Fabio cuando es mi trabajo mantenerla a salvo, soy de lo peor.
Dando largos tragos a mi tequila, necesitaba alcohol fuerte, que me quemara por dentro, me lo merecía.
— Está bien, te juro que no voy a decirle, lo juro por mi sangre.
Tomó su navaja y cortó su mano, extendiéndola hacia mí.
— ¿Pacto de sangre? ¿Así de serio quieres ponerte?
Asintió.
Suspiré, me erguí y tomé la navaja, trazando una línea fina en mi palma, estrechándola con la de Dane, lo que sea que digamos acá, no lo sabrá ni mi hermana, ni Aradia, eso es perfecto.
— Ok, te lo cuento.
Apoyándome otra vez en la silla, bebiendo de mi botella para tomar valor.
— Por años, me gustó Aradia ¿Sabes? Era... un amor platónico, Vincenzo siempre me dijo que no podía tenerla y me conformé con eso... a medias. Me masturbaba pensando en ella, follaba con otras estando ebrio, pensando que era la pelinegra de ojos asesinos — apreté la botella entre mis manos— A medida que pasaba el tiempo mi deseo por ella aumentaba y aumentaba, comencé a coquetearle directamente al ver que mis sutiles avances no funcionaban, Aradia parecía tener interés, pero también parecían interesarle veinte tipos más al mismo tiempo, eso me molestaba, ser uno más de su perrera.
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Aradia "La selección" #2 (+21)
Romance¿Cuánto estarías dispuesto a perder para conservar la corona? ** Mi nombre es Aradia Edén Marchetti Petrova. Toda mi vida mis padres se encargaron de mantenerme con vida para este momento, llegar a ser el Boss de la asociación internacional de la ma...