Capítulo 47

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ARDAN

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ARDAN.

Ok, yo puedo con esto, me gusta la leche, la leche es deliciosa.

¿Qué si me cuesta beberla del plato? Claro que sí.

¿Qué si derramé unas gotas porque la maliciosa de Aradia puso el vibrador al máximo? También.

¿Qué si me he corrido? Aún no, este maldito anillo me aprieta las bolas, quiero correrme, me duele el pito de lo mucho que lo quiero.

Pero su cara no me dice nada, no sé si debería ir a preparar mi cama en el heno del establo, si quiere apuñalarme, si le doy asco por... todos los cuerpos que he tocado... no sé qué piensa de mí.

Por eso no quería contarle ¿Qué pasa si se asquea de mí y me bota? Como dije, ella ya no me necesita, Aradia es cruel, ella podría jugar conmigo para después tomar todas sus cosas y mandarse a cambiar, Aradia es capaz de cometer horrores y matar sin escrúpulos de las maneras más dolorosas posibles, en ocasiones olvido de lo que ella es capaz porque yo sólo he conocido su faceta buena en cuanto a mí refiere, ella siempre me trató como si fuese preciado para ella y me aterra haber perdido ese privilegio.

— Lame más rápido — jaló de la correa— Podemos estar toda la tarde aquí, no me interesa.

Los pequeños dientes del collar me mordisqueaban la piel, se siente tan bien que estoy a dos pasos de suplicar para que deje que me corra, nunca estuve en esta posición, normalmente yo soy el que está sentado en la silla, pero un cambio de roles siempre es refrescante, una mujer como Aradia no se sometería a mí siempre, ese era otro de los privilegios con los que contaba.

— ¿Podemos negociar? — alzando la cabeza para mirarla— La leche está bien, pero podría lamer otra cosa más deliciosa, te aseguro que lo disfrutarías más.

De piernas cruzadas hizo contacto visual y alzó una ceja.

— Te vas a beber todo el maldito plato, no se me apetece tu otro ofrecimiento.

Aush...

Realmente me odia, realmente siente asco de mí.

Se va a ir...

No...

No se puede ir...

¿Qué hago? ¿Qué le digo?

Bajé la cabeza nuevamente y bebí del plato, lamida tras lamida intentando llevar conmigo la mayor cantidad de liquido posible, apretando los dientes cuando el anillo subió la intensidad otra vez, apreté mi mano formando un puño terminando por correrme, un orgasmo doloroso y extremadamente intenso por todo el tiempo que lo retuve.

Lo hubiese disfrutado si... si mis lagrimas no estuvieran cayendo sobre la leche que tengo que beber... estoy asustado.

Bajo el primer temblor de mis hombros, el vibrador fue apagado, Aradia se estiró hacia mí, quitó el collar y el anillo de mi pene, regresando a la silla, moviendo el plato con la leche, un único movimiento de su mano me dio a entender que quería que me acercara, y no fui tonto, claro que me acerqué.

Aradia "La selección" #2 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora