¿Cuánto estarías dispuesto a perder para conservar la corona?
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Mi nombre es Aradia Edén Marchetti Petrova. Toda mi vida mis padres se encargaron de mantenerme con vida para este momento, llegar a ser el Boss de la asociación internacional de la ma...
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Levanté el culo del asiento y fui hasta Ardan sin hacerlo esperar, tomando asiento sobre sus piernas, sintiendo sus manos acomodarse en mi espalda baja y la otra sobre mis muslos, dándoles un ligero apretón a uno de estos, robándome un suspiro.
Si bien dicen que los calladitos son los peores, no lo había experimentado hasta ahora, encontrándome con ese par de ojos azules oscurecidos de deseo, y esa deliciosa boca que amenazaba con devorarme por completo.
— Quien te viera y quien te ve — dije— Tú que apenas me tocabas, ahora no puedes mantener las manos lejos de mí ¿Es que acaso te estoy dando problemas?
Acomodándome en su regazo, moviendo el trasero adrede sobre su pene, sintiéndolo ya ligeramente hinchado bajo mi peso.
— Sí, la verdad es que sí me estás dando muchos problemas — levantándome sin dificultad, acomodándome a horcajadas en un movimiento— ¿Quieres sentir como me tienes?
Levantando las caderas, apretando mi culo para frotarse conmigo, provocando que entreabriera los labios y soltara un jadeo.
— Martin.
Solté de forma amenazante, con los dientes apretados.
— Sí señorita. De inmediato.
El vidrio oscuro que separaba los ambientes subió de forma instantánea para darnos algo de privacidad, no tardé en enredar mis dedos en el cabello del rubio, acercándome para besarlo, comiéndole esa boca mientras movía las caderas para frotarme con él, movimiento que no le molestó para nada, es más, apoyó las manos en mi culo y empujó para hacer de la fricción más agresiva, llevándonos a perder la cabeza, tragándonos los gemidos del otro.
Yendo al ataque otra vez, besé sus labios, su barbilla y fui directo a su cuello, abrí mi boca para depositar un beso húmedo en la zona, mordisqueé con más fuerza de la necesaria, escuchándolo gemir, deslizando mi lengua después para calmar el dolor, acercándome otra vez para succionar la zona y dejar una marca, sintiendo las manos de Ardan colarse bajo mi ropa, directo al brasier, con toda intención de desabrocharlo.
¿Podré conseguir sexo esta vez? Sexo en el auto, es muy necesario tachar el sexo en el auto de la lista de cosas que quiero hacer con él.
Mis planes y los suyos se vieron frustrados cuando Boris se lanzó sobre nosotros, reventando nuestra burbuja, olvidé completamente que mi oso estuvo aquí todo el tiempo.
— Boris... — me quejé— Estoy intentando conseguir sexo.
Intentando quitarlo de entre nosotros sin suerte, sigue subiendo.
— Boris...
Intenté otra vez.
— Ok, ya entendí, ya entendí — rodando los ojos, rindiéndome— Ven aquí, oso celoso.