¿Cuánto estarías dispuesto a perder para conservar la corona?
**
Mi nombre es Aradia Edén Marchetti Petrova. Toda mi vida mis padres se encargaron de mantenerme con vida para este momento, llegar a ser el Boss de la asociación internacional de la ma...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Fue la primera noche sin Travis y la ansiedad me estaba comiendo viva, apenas pude pegar un ojo de la preocupación sin saber si mi chiquillo estaba bien, si tenía hambre, sed o frío, si estaba asustado, si pensaba que lo habíamos abandonado... no sabíamos nada y eso me tenía aterrada, si él tuviera puesto el rastreador todo sería diferente, sin duda, apenas llegue, será lo primero que haga con él.
A las cinco de la mañana dejé la cama aprovechando que mis piernas ganaron fuerza y no terminaría en el piso, caminando hasta la cocina, tomé un pote de helado de chocolate, una cuchara de sopa y tomé asiento sobre el mesón, mirando hacia la ventana pensando estúpidamente, que, si me quedaba ahí, Travis regresaría más rápido.
Suspiré.
— Si así soy con mi chiquillo, no quiero ni pensar como seré con estos bebés — apoyando mi mano sobre la panza— ¿Mamá se sentía así de asustada todo el tiempo?
Frotándome la panza plana mientras comía, dudaba mucho poder seguir durmiendo, miré la hora en mi móvil, seis AM, decidí llevarme el helado a mi despacho y avanzar en mi trabajo, mantener la cabeza ocupada será mucho mejor que seguir mirando por la ventana, a este ritmo, voy a volverme loca.
Siete con siete minutos justos, Ardan y Rhett entraron a mi despacho de forma atropellada, jadeantes, luciendo sólo ropa interior, como suelen dormir, mirándome de pies a cabeza, buscando algo que estuviese mal, la preocupación tiñéndole las facciones.
— ¿Se puede saber qué estás haciendo? Aradia, jamás te levantas temprano, menos por tu cuenta, mucho menos para trabajar, y ni pensar en que todavía no sirven el desayuno ¿Qué... mierda?
Dijo Rhett, respirando con alivio, acercándose.
— ¿Todo bien, Bombón? ¿A qué hora te levantaste?
Suspiré empujando la silla hacia atrás, estirando mis brazos con cuidado, mirando a mis hombres.
— No dormí nada anoche, me levanté a las cinco, si seguía retorciéndome en la cama iban a despertar — suspiré— No puedo dormir sin saber si Travis está bien, me siento culpable si yo estoy calentita en una cama, o comiendo bien, o tomando un baño... el chiquillo no lo está haciendo y me pone ansiosa que no tenga un rastreador.
— Ya llamé al proveedor para que nos traiga un rastreador — dijo Rhett— En cuanto llegue, será lo primero que hagamos ¿De acuerdo? — frotando mi espalda con delicadeza— Travis es un chico fuerte, va a estar bien.
— ¿Y si no? ¿Y si está asustado? ¿Y si se encuentra con algún animal? ¿Y sí...?
Ardan tomó mi mano, distrayendo el rumbo de mis pensamientos, besando los nudillos con delicadeza, aún están lastimados.
— Travis es un chico fuerte, estaba muy entusiasmado cuando fui a dejarlo, él quiere cumplir con los ritos de los De Santis, quiere sentirse parte, quiere enorgullecerte. Para ese niño tú eres todo, y sabe muy bien que, si muere, vas a ir a revivirlo y matarlo otra vez — carcajeó— Eso dijo, sabe muy bien cuales son sus prioridades, volver con su familia.