Seis veinte de la mañana, ya me encontraba dentro de la bañera para prepararme para el viaje, utilizando mis mejores esencias para perfumar mi piel, sujetando mi cabello en lo alto de mi cabeza con una mascarilla capilar de keratina para que brillara y estuviese manejable, seré Boss temporal, iré de trabajo, no de pasarela, sí, pero trabajaré con estilo.
— Vaya, se supone que debía despertarte ¿Me robas el trabajo, sucia?
Dijo Rhett, entrando al baño, tomando asiento a mi lado en la bañera.
— Demasiado tarde, capitán, creo que debería despedirte.
Respondí con coquetería, sonriéndole.
— Sabes que no hay otro tan diligente como yo, vas a tener que sancionarme para que aprenda la lección.
tomó la esponja, aplicó jabón aromático de arándano y lo deslizó con cuidado por mi piel, desde distal a proximal, deslizando la esponja por mis pechos esta vez, haciéndola girar por mi pezón, con delicadeza.
— ¿Ahora sí limpias mi cuerpo? — Alzando una ceja en su dirección, dejándolo hacer— ¿Ahora sí están permitidas estas faltas de respeto hacia tu Boss?
— Si supieras Aradia las formas en las que quiero faltarte al respeto ahora...
Levantando la cabeza para mirarme, mientras las pupilas se le dilataban y humedecía sus labios con la punta de la lengua.
— ¿Y qué te lo impide?
Fue inevitable que mis pechos no se irguieran en respuesta a sus provocaciones, endureciéndose, pesados y dispuestos, exigiendo un poco más de contacto, la esponja no es lo que querían, mis pezones protestaban por lo mucho que me gusta cómo me hace sentir con un par de palabras, la perforación aumentó la sensibilidad, y a la vez, me maltrataban por el roce del metal con la piel sensible, y querían sus dedos, quieren que Rhett jale de ellos sin compasión, que su lengua los torture, que sus dientes los maltraten, que su boca calme el ardor con sus succiones... lo quieren todo.
— Perros en celo, tienes diez minutos para estar afuera, Aradia vestida y con su maleta lista, Rhett ¿Qué esperas?
Dijo Santino, sorprendiendo a ambos entrando al baño con los ojos cubiertos.
— ¡Papá! —protestó mi Segundo— Es mí obligación despertarla y alistarla ¿Qué haces tú aquí? Deja que haga mi trabajo, es mí Boss, no la tuya.
Sabina y Rhett comparten neurona, su hermana dijo algo muy parecido ayer, pero si se los digo, si les digo que se parecen, arderá troya. Son un par de celosos.
— Yo no le limpiaba la espalda al Zar, esa es tarea de las mucamas, tú te tomas más atribuciones de las necesarias, perro en celo — sin quitarse la mano de los ojos— Llama a las mucamas y has que la ayuden. Y recuerda que es mi Boss tanto como el tuyo hasta nuevo aviso.
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Aradia "La selección" #2 (+21)
Roman d'amour¿Cuánto estarías dispuesto a perder para conservar la corona? ** Mi nombre es Aradia Edén Marchetti Petrova. Toda mi vida mis padres se encargaron de mantenerme con vida para este momento, llegar a ser el Boss de la asociación internacional de la ma...