Capítulo 38

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Entré al cuarto de la rubia viendo a mi tío dormir en la misma posición de antes, ella y Dane estaban fumando en la ventana, chismoseando, al verme llegar, la sorpresa les cubrió el rostro, supongo que Sabina le contó lo que yo debería estar hacie...

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Entré al cuarto de la rubia viendo a mi tío dormir en la misma posición de antes, ella y Dane estaban fumando en la ventana, chismoseando, al verme llegar, la sorpresa les cubrió el rostro, supongo que Sabina le contó lo que yo debería estar haciendo ahora, yo debería estar torturando a ese par, pero escapé cobardemente.

— Ya tengo los detalles de la situación. Modales, lo siento, hola Aradia — extendiendo la cajetilla hacia mí— Detalles morbosos, por favor.

Tomé un cigarrillo, acercando la punta hacia la llama del encendedor que tenía la rubia entre las manos, dándole una calada.

— Bueno, hice lo que tenía pensado, les dejé puesto el masturbador mientras vibra para que los ordeñe cuan vaca, y les puse otros en las tetillas, se les contraía el cuerpo, gemían y jadeaban, querían que parara, dicen que es demasiado. Decidí darles un tiempo a solas antes de ir y divertirme con ellos.

Sonrojándome ante la imagen mental, no estoy avergonzada, estoy caliente.

— Tú eres el diablo, mujer — celebró Dane— No pensé que fueses a castigar a los dos por igual, ya sabes, ambos desnudos en el mismo cuarto, Ardan es tu esposo, Rhett es... él es...

Intentando buscar la palabra adecuada. No la encontró.

Me abaniqué soltando el humo, mirando a ambos.

— Exactamente por eso vine, necesito ayuda, ustedes me conocen como la palma de su mano, necesito esclarecer ciertas dudas y mi cabeza sólo piensa en sexo en estos momentos.

Sabina abrió los ojos con sorpresa, atorándose con el humo en el proceso.

— Espera, espera, morenita ¿Sexo con quién quieres tener?

Acercándome a la pared más cercana me golpee la frente tres veces con esta, quejándome.

— Ese es el problema.

— Define problema — Habló Dane, impidiendo que me golpeara por cuarta vez, colocando su mano en la pared— ¿Con quién quieres tener sexo? ¿Con ambos?

Asentí sintiéndome la peor persona del mundo.

— En la mañana los odiaba, los odiaba mucho, sigo odiándolos y quiero abrirlos a balazos, pero... pero a medida que se me venían imágenes de nosotros tres a la cabeza, me di cuenta de que sí disfruté ciertas partes, lo del tatuaje no se los perdonaré y tengo el castigo indicado para eso, tengo que pensar que al igual que yo, ellos tampoco sabían lo que estaban haciendo, todos estábamos confundidos, al menos tuvieron la conciencia suficiente para poner sus nombres reales en mi culo ¿Se imaginan la tragedia de tener el nombre de dos desconocidos tatuado en la piel?

Sabina carcajeó, negando.

— Vale, sí, hubiera sido divertido ver nombres X en tu culo, pero vamos a lo importante, ¿El castigo se termina aquí?

Aradia "La selección" #2 (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora