Cap 36: ~Si yo te contara~

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"JAMIL"

19 de enero de 2008

—No puedo describir con palabras lo que me haces sentir. Desde siempre he creído que tenía una conexión especial contigo. Fantaseaba todos los días con el momento en que pudiera ser sincero y expresarte mi amor. Tuve que esperar mucho tiempo y verte casada, pero al fin te tengo entre mis brazos. Soy muy feliz de que tú sientas lo mismo por mí —le revelo a Suhaila, que baja la cabeza con una media sonrisa en la boca. A veces, es muy tímida y no se atreve a decir lo que piensa. La entiendo. Tiene miedo de que pueda hacerle daño, como todos los hombres que han estado en su vida anteriormente.

—Mira, ven. —La atraigo hacia a mí—. Voy a enseñarte algo que te va a gustar mucho. —Se sienta a mi lado. 
   
Abro una carpeta que contiene todos los documentos que nos van a hacer falta para el viaje. Le tiendo los billetes de avión en la mano y su cara se ilumina por completo. 
   
—¿Estos son los billet…? —Pero antes de que termine la pregunta, asiento con la cabeza. 
   
Está muy entusiasmada. Los empieza a ojear e inmediatamente le doy el pasaporte con su foto y su nombre. Por primera vez en su vida está identificada. Todo esto es nuevo para ella y sus ojos están a punto de empaparse de lágrimas. Traga saliva, bebe agua y las intenta controlar. 
   
—Tenemos las horas contadas en Yemen, mañana nos vamos —le anuncio. 
   
—¿MAÑANA? —pregunta sorprendida. 
   
—No hay vuelo directo hasta España, de modo que tendremos que volar a Rumanía, concretamente a Bucarest, y de ahí cogeremos otro avión que nos llevará hasta Madrid, que es la capital de España. ¡Y lo mejor de todo es que ya he conseguido la casa donde viviremos en Madrid y tengo los papeles que acreditan que somos marido y mujer!
   
—¿Al final lo has conseguido hacer? —No da crédito—. ¿Pero cómo te ha dado tiempo a buscar todo tan rápido? Pensaba que esto llevaría años… ¡Eres increíble! Gracias por preocuparte de todo. —Nunca se cansa de agradecer las cosas. Ay… tiene un corazón enorme—. He de reconocer que estoy muy nerviosa, ¡nunca he viajado a ningún país ni subido en avión! ¿Cómo será experimentar todas esas sensaciones juntas? Seguro que acabo vomitando o algo parecido. ¡Siempre me pasa cuando estoy demasiado nerviosa! —Se ríe. 
   
No puedo evitar acercarme a ella y besarla apasionadamente. Hoy es un día muy especial. Mañana su vida va a cambiar para siempre, y lo único que quiero ahora mismo es estar a su lado. Primero llegan los besos en la boca, pero después me deslizo hasta llegar al cuello. El hiyab ya anda por los suelos y nos trasladamos a la habitación. Su piel de gallina, sus gemidos, el tacto de sus manos, su ropa interior… Me desnudo al mismo ritmo que ella. Nos miramos uno frente al otro y me niego a perderla de vista. La observo desnuda, de arriba a abajo, de abajo a arriba, siguiendo cada uno de sus movimientos. No puedo apartar mis ojos de ella. Siento tanto amor… Nos acercamos. Piel con piel, los besos empiezan a ser más cálidos. Las comisuras de sus labios me tienen completamente enamorado. El olor de su cuerpo me excita y mi miembro no puede estar más duro. La invito a tocarlo, mientras yo acaricio sus senos. La tumbo en el suelo y la miro durante unos segundos a los ojos. No hacen falta palabras. El silencio habla por sí solo.

Hacemos el amor como nunca antes lo habíamos hecho.
   
—Te quiero —susurra Suhaila. 
   
Me quedo en blanco. Es la primera vez que me lo dice. El corazón me aprieta y mi estómago se vuelve pequeño. 
   
—Yo también te quiero, Suhaila. Muchísimo. —Nos fundimos en un abrazo que dura más de cinco minutos. Se acurruca sobre mi hombro y me siento feliz, pero el tiempo a su lado se agota—. Tengo que irme antes de que venga Rayhan. 
   
Me visto y recojo cualquier prueba que indique que he estado aquí con ella. 
   
—No estaremos separados mucho tiempo, mañana a primera hora nos volvemos a ver. Cuando se vaya tu marido vendré a por ti. Un coche nos estará esperando en la puerta y nos llevará al aeropuerto. Prepara, con mucho cuidado, todo lo que necesites llevarte. Recuerda que estamos a solo un paso de conseguirlo. Sé que puedes hacerlo. —La vuelvo a besar—. Hasta mañana, mi pequeña. 
   
Me despido de Suhaila con el corazón en un puño y me dirijo a casa. El camino me invita a la reflexión. No paro de pensar en ella. En todo lo que está sufriendo, tiene que ser tan duro… A veces el amor nos lleva por caminos que nunca imaginamos que podríamos atravesar, aunque también hay momentos que hace que se te parta el corazón en mil pedazos. Miro a mi alrededor, con el atardecer idílico de fondo, y la luz de la casa de mi madre se enciende, iluminando la entrada. Es tarde, debe estar a punto de irse a dormir. Entro con cuidado de no hacer ruido y la encuentro en el pasillo, esperándome con el pelo suelto para darme su típico beso de buenas noches. Cargado de incertidumbre, la abrazo con tantas fuerzas que se queda más que sorprendida. No entiende que su hijo, que no es demasiado cariñoso con la familia, le esté dando ese abrazo tan profundo. Ay, mamá, si yo te contara…

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