"SUHAILA"
21 de enero de 2008
Aunque estoy sola en la habitación, prefiero irme al baño para que nadie me vea. Tengo que quitarme todos los pelos de las axilas, de las piernas y de mis partes íntimas con una especie de «cuchilla». Creo que me han dicho que se llama así. No sé muy bien cómo usarla, espero no cortarme. Ya Allah… Solo pienso en que tengo que hacer esto por mi hija, si no, no sé cómo podría sobrevivir aquí. Cojo la ropa que me han dado, que más que ropa parecen trapos. Lo estiro con las dos manos para verlo mejor. Es un conjunto rojo de encaje, que no debe taparme más que los pezones y la vagina. Me parece lo más provocador que he visto en mi vida. ¿Por qué tengo que vestirme con esto?
Salgo al pasillo y está desértico. Entro rápidamente en el baño, que se encuentra justo enfrente de mi habitación. Me siento desnuda. Mi pelo siempre ha estado sujeto por un pañuelo y ahora roza mi espalda. Lo tengo larguísimo. ¡Casi me llega al culo! Me quito la sábana de encima, recojo mi cabello con una goma y cojo la cuchilla que me ha dado antes el señor maleducado de los ojos azules. Comienzo a pasarla por mis piernas. ¡Vaya! No parece tan difícil. La cosa va rápido. Enseguida paso a las axilas y, finalmente, la vagina. Sin duda, la parte más complicada llega ahora. Me tengo que quitar todos los pelos de aquí, y hay muchísimos. Creo que tardaré un buen rato.
—Ay… —Suspiro.
Cierro los ojos y me inclino hacia delante, apoyando los dos brazos sobre el lavabo.
—Mi niña, mi Zaida, en breves estaré contigo. Voy a hacer todo lo que me pidan y después me dejarán salir de aquí. Solo necesito pagar la deuda y volveré contigo —digo frente al espejo.
Vuelvo a suspirar. Esto va a ser muy duro. La culpa es solo mía por querer venir a España y no pensar en las consecuencias. Soy una egoísta. Hija mía, perdóname.
(***)
Cuando termino de depilarme son apenas las cuatro de la tarde. Solo queda una hora para que empiece mi turno, de modo que ya me quedo “vestida”. Vuelvo a la habitación y me encuentro con dos chicas: una rubia con el pelo larguísimo y ojos verde agua, y la otra con el pelo corto y de piel negra. ¿Quiénes son estas chicas? ¿Mis compañeras de habitación? Están hablando entre ellas y cuando entro se hace el silencio. Las dos me miran extrañadas, como si no me esperasen. Van bastante ligeras de ropa, me atrevería a decir que aún más que yo. No sé cómo comportarme en este momento. ¿Qué hago? ¿Las saludo? ¿Me presento? ¿Hablarán español? ¡No sé qué hacer! Pero la rubia se me adelanta y toma la iniciativa.
—¡Hola! ¿Eres la nueva? —Asiento—. Bienvenida. Yo soy Esmeralda y ella Lizzeth. Dormimos en esta habitación también. Seremos compañeras a partir de hoy, pero ahora nos tenemos que marchar, que un cliente nos espera. ¡Nos vemos luego!
Ni siquiera me ha dado tiempo a decirles mi nombre. Me entristezco. Nada más dejar las cosas del baño sobre mi cama, aparece de nuevo el hombre de los ojos azules. ¿Qué quiere otra vez? En esta ocasión, no viene acompañado.
—Venía a recordarte que en poco más de media hora tienes que estar arriba, en el club. Sé puntual —Afirmo con la cabeza—. Por cierto, ¿te has depilado ya? —me pregunta.
—Sí, señor —contesto.
Mi respuesta cambia su mirada. Cierra la puerta de un portazo y se baja los pantalones.
Me quedo boquiabierta, como si fuera la primera vez que veo a un hombre desnudo, pero lo cierto es que su miembro es enorme y no quiero pensar en lo que me va a hacer. Eso… me… va… a desgarrar por dentro. Me arrincono contra la pared, pero su brazo me recoge hasta llegar a él. Me gira el cuerpo, dándole la espalda, y me penetra. Esto es una maldita pesadilla de la que no voy a despertar nunca…
—AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHhhhhhhhhhhhhhhhh. —Me agacha la cabeza contra la almohada, intentando tapar mi boca.
Mi voz vuelve a ser silenciada.
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~ Una Más ~
Science FictionSamira, es la madre de tres hijos, embarazada de un cuarto y casada con un hombre egoísta y ruin, que solo la ve como objeto de placer y servidumbre. Pese a su juventud y las ganas de ver crecer a sus hijos, una enfermedad arrolladora atacará repent...
