Cap 51: ~La confesión~

1 1 0
                                    

"SUHAILA"

16 de febrero de 2008

Estábamos durmiendo cuando los proxenetas, inesperadamente, han entrado a nuestra habitación y nos han despertado a las tres. Sabíamos perfectamente que venían buscando sexo. Primero han encendido la luz y luego se han repartido, entre riñas, cuál se quedaba con cada una, mientras nosotras nos mirábamos muertas de miedo. Al Obispo le ha tocado conmigo, al Pirata con Esmeralda y, finalmente, al Bulldog con Lizzeth. Aunque cada vez sepa más cómo funciona este mundo, no puedo negar sentirme destrozada después de cada penetración. Ya han terminado su trabajo. Se les ve muy felices. Más que nosotras. Se ponen los pantalones, consumidos por el exceso de alcohol, y se marchan haciendo eses. Me quedo mirando la puerta, triste bajo las sábanas. 
   
—Acostúmbrate a esto y más. No sabes dónde te has metido. —Las palabras de Esmeralda se me clavan en el alma—. Te aconsejo que espabiles pronto, porque tu calvario no ha hecho más que comenzar. Me voy a dormir. 
   
Se arropa con las sábanas hasta la cabeza, tapándose de la luz que aún sigue encendida. Lizzeth me mira con cara de pena. Desde mi llegada solo hemos tenido la oportunidad de intercambiar unas cuantas frases en un par de conversaciones, pero tengo la impresión de que es una buena chica. Sin embargo, Esmeralda no me da buena espina. 
   
—Tranquila, Suhaila. Es muy difícil estar aquí dentro, pero siempre que lo necesites puedes contar conmigo. —Se acerca hasta mi cama, ofreciéndome su ayuda. 
   
—Muchas gracias, de verdad. Yo no creo que pueda ayudarte mucho, pero lo mismo te digo. —Saco una media sonrisa desgastada por las circunstancias. 
   
—¿Desde dónde vienes? —me pregunta. 
   
Es la primera vez que hablo con alguien sobre mi nacionalidad. Hasta ahora había sido desconocida, ignorada, una más del prostíbulo. Al final, más o menos guapas, con mejor o peor cuerpo, todas servimos para lo mismo aquí dentro. ¿Le digo la verdad? Ya no estoy segura de en quién puedo confiar, pero supongo que no hay nada malo en decir que soy árabe. 
   
—Soy de Yemen —afirmo—, de la ciudad de Saná… —respondo cabizbaja e insegura.
   
—¡Vaya! Eso está muy lejos, ¿no? Más allá de China por lo menos. —Creo que no tiene mucha idea de geografía. 
    —No, no. —Me río—. Está algo más cerca, ya te enseñaré dónde. —No es que yo sea experta, pero algo sé—. ¿Y tú de dónde eres? —Por su color negro de piel diría que es de África, pero no quiero parecer demasiado atrevida, así que mejor espero a que ella me cuente. 
   
—Soy africana. Vengo de Senegal. 
   
—¡Ahá! —Estaba en lo cierto. Me hago la interesante, pero la verdad es que ese país sí que no sé dónde está—. ¿Y cómo llegaste hasta el club? —Tomo ahora yo la iniciativa. 
   
—Mis padres… Me vendieron y… bueno, aquí estoy. —Me quedo en silencio. Quiero saber más—. Éramos nueve hermanos. No nos podían criar a todos, porque éramos bastante pobres. A los dos mayores los dieron en adopción y a mí, que era la tercera que había nacido, me vendieron. Un hombre del pueblo les ofreció la oportunidad de traerme a España, a una familia millonaria para que me cuidaran, la cual ofrecía supuestamente una fortuna por mí, pero cuando llegué aquí… nada de lo que habían acordado era real. —Se queda pensando—. Llevo más de tres años siendo la putita de cientos de hombres y mi deuda nunca termina. No sé cuándo voy a poder salir de aquí y ser libre. 
   
¿TRES AÑOS? Ya Allah… Espero no tener que pasar tanto tiempo aquí. Su testimonio me enloquece. Qué duro… Pienso en la historia de Lizzeth, en la mía y en la de decenas de mujeres más que están en nuestra misma situación. Cada una llega de una manera, pero el destino siempre es el mismo. Me duele solo de pensarlo. ¿Por qué nosotras? Ninguna mujer tendría que pasar por esto. ¡Seguro que es ilegal! 
   
—Deberíamos irnos a la cama. —Asiento con la cabeza—. Tenemos que descansar, si no mañana no nos vamos a poder levantar. Me alegra haber hablado contigo. Buenas noches, Suhaila. Descansa. —Creo que recordar su pasado le ha vuelto a partir el corazón.

~ Una Más ~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora