Todos los caminos conducen a...ella (LiSoo❤) COMPLETO

Volver a sentir el amor

Te extrañe...amor.

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Jisoo abraza muy fuerte a Lalisa, el exquisito aroma de la tailandesa la envuelve haciendo que se pierda en el por un momento. Pero de repente, vuelve a sus sentidos y al darse cuenta de lo que acababa de decirle a Lalisa se golpea mentalmente, cierra muy fuerte sus ojos, muerde su labio inferior y siente que un intenso calor envuelve su angelical rostro. Aún está abrazada a Lalisa, abre sus ojos, respira profundo y trata de soltarse de aquel tan extrañado y necesitado abrazo, pero la bella tailandesa aprieta sus brazos alrededor de la cintura de la encantadora impidiendo que ésta se aparte de ella, no me sueltes, por favor, nunca me sueltes!  Dice Lalisa en tono bajo y de suplica mientras esconde su cara en el cuello de Jisoo. La piel de la encantadora se eriza al sentir la cálida respiración de Lalisa en su cuello. Al escuchar el pedido de Lalisa queda petrificada. No sabe que hacer o que decir o que pensar y simplemente se mantiene en el lugar abrazando a la joven patrona.

Lalisa y Jisoo permanecen abrazadas por unos minutos sin decir nada. Solo disfrutan de aquel cálido, reconfortante y relajante momento. Momento que es interrumpido por el sonido de varios pasos apresurados que se acercan a ellas.

Sin quererlo ni desearlo, Lalisa afloja su agarre a Jisoo, la encantadora hace lo mismo con ella, así separándose la una de la otra antes de que entratan corriendo Rosie, Jennie, Suzy y dos peones.

Mi Jisoo estás bien? Pregunta Suzy quien se agacha y la abraza muy fuerte. Al soltarla , la veterinaria examina a la encantadora. El doctor viene en camino. Agrega Suzy muy preocupada.

Estoy bien Suzy! Mira a Lalisa quien su cara se ha tornado nuevamente seria y se nota molesta. Fue solo un susto! Agrega Jisoo.

Jisoo por Dios, estás bien? Ahora es Jennie quien abraza a la encantadora. Por favor, no vuelvas a darnos otro susto como este mi cuñadita hermosa!!

Estoy bien Jennie...gracias a Lalisa! Ella me cubrió con su cuerpo y recibió la peor parte. Jisoo mira a Lalisa quien le devuelve la mirada y en sus labios se dibuja una pequeña sonrisa. Jennie mira hacia la tailandesa. Gracias Manobal! Dice en tono suave y acompañado una sonrisa. Lalisa solo sonrie.

Rosie se encuentra de rodillas próxima a Lalisa. Le toma la pierna izquierda y la tailandesa grita. Rosie la suelta. Disculpa Lalisa, no quise hacerte doler, perdón! Dice Rosie en tono lleno de pesar.

No...esta bién. No te preocupes. Responde Lalisa con notable tono de dolor en su voz.

Suzy se acerca a Lalisa, ambas se miran desafiantes. La veterinaria mira a Jisoo y luego vuelve su mirada a Lalisa. Dejame ver tu pierna, por favor. Pide Suzy en tono seco a la tailandesa quien está por negarse argumentando de que no es ningún animal para ser revisado por una veterinaria, pero al ver los ojos llenos de preocupación de Jisoo, accede asintiendo con su cabeza.

Suzy examina la pierna de Lalisa quien se queja del dolor. Por suerte no está rota. El golpe debe de haber afectado algún músculo o tendón. Mira a la tailandesa, vas a estar bien Manobal. Se levanta y se dirige hacia Jisoo quien aún se encuentra sentada en el piso.

Suzy se coloca de cuclillas frente a Jisoo. Vamos a levantarte de ese piso frío asi que abrazame mi Jisoo. Dice Suzy lo que hace que se gane una mirada asesina de Lalisa. Jisoo no se da cuenta de que aquel pedido de su amiga molestó a la tailandesa. Para la encantadora ya es normal que Rosie o Suzy la ayuden a sentarse o moverse de su silla cuando así ella lo necesita o lo requiera.

Jisoo envuelve sus brazos en el cuello de Suzy quien la abraza de su cintura y con un gran esfuerzo y de un solo tirón se pone se pie levantando con ella a Jisoo. Jennie acomoda la silla detrás de Jisoo y junto a Suzy, sientan a Jisoo de manera lenta y con mucho cuidado. Una vez sentada, Suzy acomoda su cabello y acaricia su cara.
Lalisa observa la escena y su sangre hierve al ver como Suzy acaricia el rostro de Jisoo y la mira embobada a la encantadora. La tailandesa solo puede cerrar sus puños de rabia.