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—Se van?—triste.

—Si—seguia metiendo su ropa en la maleta.

—Por que?—Se sentó sobre la cama a un lado.

—Sabes que no me hiba a quedar aquí.

—Es por tu hermano?—lo miro.

—Ambos somos cuates y sentimos lo mismo.

—Quedate conmigo—le tomo la mano evitando que cerrara la maleta.

—No puedo—la quitó inmediatamente

—Yuta—volvio a hacer lo mismo.

—Deja de hacer eso—Serio.

—Yo se lo que sientes por mi—se levanto—Y no hace falta que me lo digas—lo acorraló con la cama—por que se te nota cuando me miras.

—Lo que yo siento es cosa del diablo—su corazón comenzó a acelerarse.

—Deverdad?—ladeo la cabeza mirándolo seductor acomodando parte de su cabello tras su oreja.

—Su nerviosismo se hizo presente—No me obligues—amenazante.

—A que?—alzo la ceja para luego tirarlo a la cama cómo pudo.—Si sabes que no te resistiras—sonrio para bajar lento a su cuello y besarlo.

El contrario coloco sus manos sobre el hombro del mayor, orgulloso de haberle ganado a su ego de religioso.

Sentía tantas cosas que antes jamás pensó pasarle por la mente y ahora era diferente.

No sabía qué hacer o cómo reaccionar pero sin duda alguno por sí solo su cuerpo seguiría pidiendo más hasta obtener lo que deseaba.

Los besos del pelinegro bajaban ahora de su cuello a su pecho que estaba siendo descubierto por el mismo.

El menor cerró los ojos al sentir una leve mordida de su parte que lo hizo sacar un jadeo de satisfacción.

—Yuta!—hablo entrando.

Ambos se sorprendieron al verlo y no tocar la puerta.

—Vaya pensé que estabas haciendo...tú maleta—molesto coloco la mirada sería.

—Y-yo...—Parpadeo ya levantado.

—Bueno quizo despedirse de mi—se acomodo su saco rojo.

—Vamonos—ordeno demandante.

—Claro—Asintio.

—Por qué quieres que se vaya?—lo jalo.

—Sueltame—pidio.

—Que te importa—lo miro.

—Solo lo quieres lejos por qué estás celoso de que no te prefiriera a ti.

—Idiota—se acercó a él sacando una navaja.

—Yuto!—lo detuvo—Dejalo—hablo algo fuerte.

—No eres ni la mitad de hombre que...

—Ya basta!—Molesto.

—Lamento mucho que seas hermano de este—señalo.

—Callate—lo empujó.

—Si no me quieres con tu hermano, por qué no me matas?—seguro de sus palabras.

—Vamonos ya—tomo la maleta.

No dijo nada y al sentir la mano de su hermano en su brazo decidió dar la vuelta y salir primero seguido de su hermano quién solo miro de reojo a Hyungwon agachando de a poco la vista.

El Secreto De Lee Félix [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora