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El peliazul diviso al contrario triste y solo alejado de sus amigos por lo cual se acercó  a él en silencio esperando ayudarlo en lo que sea que lo estaba consumiendo en su mente.

—Que haces?—se acerco notando que su vista se hallaba perdida en cualquier dirección pensando en mil cosas.

—A—se percató de su presencia—Sali para tomar aire—conservaba las manos en sus bolsillos del pantalón—ya estoy cansado de estar aquí todo el día encerrado.

—Sonrio un poco—pero no están encerrados—llego cerca de la barda recargando el brazo izquierdo—usteden pueden salir siempre y cuando no causen problemas.

—Si lo se—saco las manos para apoyarse en la misma barda que estaba frente suya—es solo que ya no tengo nada que ir a ver alla—memcionando la ciudad.

—Te preocupa?—sereno.

—Quien?—lo miro

—Quien sea que hayas dejado “allá”—señalo con la cabeza lo último.

—Yo no tengo a nadie—nego mientras regresaba su vista al frente.

—Pues eso no es lo que me dicen tus ojos—se levantó firme—Mira alomejor las cosas no están bien vistas desde aquí pero sin duda alguna mejorarán tarde o temprano o no como saberlo.

—A que quieres llegar?—confundido.

—Si te importa esa persona deberías verla ya que las cosas pasan ahora en este presente en el que estás no en el mañana o en el ayer si no hoy mismo—coloco su mano derecha en su hombro—solo ten cuidado.

—Y-yo—quedandose sin palabras—gracias—sonrio.

—Animo—quito su mano para irse.

No me había imaginado que por amor uno podía cambiar si se lo proponía y yo estaba haciendo todo lo posible para demostrarle a mi conejito que podía lograrlo.

Necesitaba alegrar los días de los demás para verlo bien a él ya que estando triste por sus preocupaciones me rompe el alma al no saber que hacer para reanimarlo.

Caminé hacia adentro de la casa pasando por la sala primeramente después seguí adelante para subir las escaleras de espiral, una decoración perfecta para mí, aburrida para los demás.

Continúe por el pequeño pasillo cruzando las habitaciones sin embargo me detuve al ver a Erick salir de su cuarto como si esperara a que yo caminara por aquí.

—Todo bien Erick?

—Si—quedando frente suyo—Felix lo tomo muy bien.

—Que bueno—sonrio—y dónde está ahora?.

—Bajo a la cocina para almorzar—sentia sus manos temblar.

—Y tú cómo te sientes?—miro hacia abajo unos segundos para regresar su vista arriba de nuevo.

—Aliviado—nervioso.

—Que tienes?—ladeo la cabeza extrañado ante su expresión.

—Nada—nego.

—Pareces nervioso—fruncio el seño.

—N-no—se rasco la cabeza—solo es tu imaginación.

—Hare como que te creo—parpadeo.

—A propósito quería pedirte un favor—mas tranquilo.

—Si dime?

—Podrias llevarme a un lugar?—esperando que le dijiera que si.

El Secreto De Lee Félix [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora