93: Por que soy Lee Félix?

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Una semana después...

—Espero que esta vez no me vayas a pegar.

—Ya te pedí disculpas—apenado.

—Lamento si creíste que hiba a hacerte daño.

—Bueno es que tu—recordo lo que paso—tampoco es como si alguien venga a sí de la nada y me quiera besar.

—Es verdad.

—Aparte llevamos solo una semana de conocernos

—El que debería disculparse soy yo.

—De todas maneras te perdonaría ya que no eres malo—sonrio.

—Gracias—observo el camino—bueno vamos a casa.

—Claro— tiro el vasito de nieve a la basura.

—Oh mira no es tu papá.

—Quien?—al voltiar atrás le cubrieron la nariz con un pañuelo callendo inconsciente.

—Lo siento mucho.

Lo cargaron por los hombros y pies para meterlo a la camioneta blanca que se encontraba a un lado sin que nadie los viera.

Fue un trabajo bien hecho del que nadie en la calle se había percatado.

En tanto lo metieron adentro arrancaron para llevárselo a donde sea que tenían que llevarlo.

El chófer comenzó a hablar con uno de sus hombres pidiéndole que le indicará correctamente a donde tenían que llegar.

El joven de tez blanca aún estaba indispuesto, es decir, que aún en su mente pasaba la idea de detenerse allí mismo y dejar todo sin hacer lo que querían.

Sin embargo sabía que lo matarían puesto a que eran cuatro a uno y además sería imposible que ganara y corriera con el castaño por la carretera.

—Ve más rápido!

—No me grites—mirando al frente—Ya lo tenemos que te preocupa?.

—Sabes que no llevamos a una persona cualquiera tonto.

—Es cierto es el hijo del delincuente más peligroso.

—Pero no está en condiciones ahora

—Acaba de salir de la cárcel.

—Y eso que, podría conseguir un batallón en cualquier momento con su hermano de su parte.

—Tiene razón apúrate.

—Tranquilos no es para tanto.

—Ya callense todos!.

πππ

—Sigues molesto?—abrio la puerta.

—Que haces aquí?—se sirvió más en la copa.

—No deberías tomar.

—Vete de aqui—ignorandolo.

—Que tienes?

—Nada—dijo entre dientes.

—Yo sé que te pasa algo—se acercó hasta el escritorio.

—Vete!—le avento la copa.

—Calmate.

—Pues no me molestes.

—Cariño...

—Oye tio—paso sin tocar.

—Que pasó?

El Secreto De Lee Félix [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora