Primer Año

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Hagrid se había despedido de ellos dejándoles dos billetes de tren para Hogwarts, con la fecha que indicaba el uno de septiembre, en King Cross. Andén Nueve y tres cuartos.

Nora había estado inquieta durante todo el viaje, su cabeza todavía no comprendía el hecho de que su vida había cambiado de la noche a la mañana y sentía esa revoltijo de emociones justo en el estómago.

Harry había notado sus vacilaciones, cuando dijo:

—¿Cómo pueden esperar grandes cosas?—Eso había captado su atención.

—No lo sé, Harry. Estoy... estoy tan confundida, ni siquiera sé lo que quiero, hasta hace unos días estábamos soportando a Dudley y ahora...

—Toda esa gente del Caldero Chorreante, el profesor Quirrell, el señor Ollivander... No sabemos nada de magia, ni siquiera el por qué somos famosos. No sé que sucedió cuando Vol... Quiero decir, nuestros padres murieron.

Eso la molestó, que no pudieran nombrar a la persona que había asesinado a sus padres, la que les había arrebatado la oportunidad de tener una vida diferente de la que habían llevado hasta ahora... Seguro no podía ser peor.

— Voldemort, llámalo por su nombre... él nos ha quitado todo—. En su tono de voz se podía escuchar la rabia que se dio paso para dejar a la confusión en un segundo plano.

Hagrid había dicho que aprenderían rápido y que no tenían de que preocuparse, pues todos son principiantes cuando empiezan en Hogwarts, pero algo dentro de ella aún la incomodaba al pensar en la magia.

—Y si... Harry ¿y si no fuéramos?

—Nora este ha sido el mejor cumpleaños de mi vida, Hogwarts nos permite alejarnos de los Dursley por un tiempo, aunque preferiría no volver...

—Pero, ¿y si no es verdad?...

—Pellízcame.

—¿Qué?

—Pellízcame y yo te haré lo mismo, si no despertamos iremos.

Nora miró a su hermano entre divertida y confundida. Cuando él colocó la piel de su brazo entre sus dedos índice y pulgar, reaccionó e hizo lo mismo. Se miraron y contaron hasta tres.

—AAAAUUUUUU—Dijeron al unísono.

Harry sonrió.

—Creo que iremos a Hogwarts.

—Prométeme que seguiremos juntos pase lo que pase.

—Te lo prometo, Nora.



Primero de septiembre.

Llegaron a King's Cross a las diez y media. Tío Vernon cargó sus baúles en un carrito y los llevó por la estación. Pensaron que era una rara amabilidad, hasta que tío Vernon se detuvo, mirando los andenes con una sonrisa perversa.

—Bueno, aquí están, muchachos. Andén nueve, andén diez... Su andén debería estar en el medio, pero parece que aún no lo han construido, ¿no?

Tenía razón, por supuesto. Había un gran número nueve, de plástico, sobre un andén, un número diez sobre el otro y, en el medio, nada.

—Que tengan un buen curso —dijo tío Vernon con una sonrisa aún más torva. Se marchó sin decir una palabra más. Se volvieron y vieron que los Dursley se alejaban. Los tres se reían. ¿Qué harían? Estaban llamando la atención, a causa de Hedwig. Tendrían que preguntarle a alguien.

En aquel momento, un grupo de gente pasó por su lado y captó unas pocas palabras.

—... lleno de muggles, por supuesto...

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