El espejo de Oesed

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La cabeza le daba vueltas. La voz que había escuchado segundos atrás no la dejaba en paz, se reproducía cada vez más veces por minutos. La conocía, si de algo estaba segura es que la había oído antes, solo... solo que no lograba recordar de donde.

Estaba a solo unos pasos del campo de quidditch, que estaba rebosante de alegría, cuando sintió que unos brazos la rodeaban por el cuello.

—¡La atrapé, Nora! ¡la atrapé!—era Harry que la abrazaba con tanta fuerza, ella no pudo evitar rodearlo con los brazos y sonreír con él. La risa de Harry casi podía sofocar la voz que tenía grabada en la cabeza.

—¡Casi se la traga!—ese era Ron, que estaba festejando sin parar.

Todo el mundo se acercó corriendo hacia ellos y levantaron a Harry y comenzaron a felicitarlo, dándole palmadas y despeinándolo, dejándola atrás.

A excepción de los de Slytherin todos iban corriendo felices hacia el castillo. Ella los observó seria.

—¿Dónde estuviste?—era Hermione, que se había quedado con ella, sin que se diera cuenta. Tenía una mirada de preocupación dibujada en su rostro.

—Yo...

Estuvo apunto de soltar absolutamente todo a su amiga, pero cuando abrió la boca para decirlo sintió un nudo en la garganta, uno tan grande que apenas podía tragar. Los ojos comenzaron a picarle y sabía que estaba apunto de llorar, simplemente no podía decirlo.

—Yo... yo necesitaba ir al baño.

Hermione puso cara de que no se creía ninguna de sus palabras, pero en vez de acusarla solo la tomó de la mano y le ofreció una pequeña sonrisa, siguieron al resto hacia el castillo.


Sus amigos la pusieron al tanto sobre el asunto del profesor Snape, estaban tan seguros de que él había sido quien había alterado la escoba de Harry.

Nora sintió un hueco en el estómago cuando recordó la conversación del profesor Quirrell y la voz misteriosa, esa mañana ella se había congelado cuando lo vio entrando al gran comedor, actuando de lo más normal, tan normal que Nora ya no estaba segura de que en realidad lo había visto de rodillas cerca del bosque.

—Nora—dijo Harry mientras sacudía suavemente su hombro. Al parecer se había perdido en sus pensamientos—. Te dije que vamos a ver a Hagrid, ¿vienes?

—No, no... vayan ustedes, tengo deberes que terminar y...—Apenas pudo mirar a Hermione porque ella sabía que esa era una mentira, Nora ya tenía todos los deberes de la semana hechos al igual que ella.

Harry la miró sin parecer convencido. Ron simplemente le creyó.

Esa misma tarde Harry volvió con un trozo de pastel duro que había traído de la cabaña de Hagrid para ella, dijo que no la había visto comiendo mucho y que estaba muy pálida.

—Come un poco—dijo mientras se sentaba a su lado. Nora había bajado al lago para distraerse.

—Gracias.

—Nora—dijo con tono de reproche.

—Harry—le respondió con el mismo tono.

Él sonrió. Harry tendía a actuar como un hermano mayor, a pesar de que habían nacido el mismo día, eso siempre la molestaba, así que cuando la regañaba ella imitaba su tono.

—Siempre fuimos tu y yo...

—Siempre seremos tu y yo, Harry.

—Tienes razón, pero antes me contabas todo.

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