Registro de «hijos de muggles»

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Nora:

Kreacher no regresó al día siguiente, ni al otro. En cambio, dos hombres ataviados con capa aparecieron en la plaza frente al número 12, y allí se quedaron hasta el anochecer, sin apartar la mirada de la fachada que no veían. 

—Mortífagos, seguro —dictaminó Ron, mientras los cinco amigos los espiaban desde las ventanas del salón—. ¿Creéis que saben que estamos aquí? 

—Lo dudo —respondió Hermione, aunque parecía asustada—. Si lo supieran, habrían enviado a Snape a capturarnos, ¿no? 

—¿Creéis que Snape entró en la casa y la maldición de Moody le ató la lengua? —preguntó Nora. 

—Me parece que sí —contestó Hermione—; de lo contrario, habría podido decirles a sus compinches cómo se entra, ¿no opináis lo mismo? Seguro que están vigilando por si aparecemos. Al fin y al cabo, saben que la casa es de Sirius y que él es el padrino de Nora y Harry. 

La presencia de aquellos mortífagos incrementó la atmósfera de amenaza en la casa. Además, los chicos no habían tenido noticias de nadie que estuviera fuera de Grimmauld Place desde que el patronus del señor Weasley les dijo que estaban seguros, y la tensión empezaba a notarse.

Nora y Hermione estaban recostadas estudiando los cuentos de Beedle el Bardo, que Dumbledore le había dejado a Hermione, ambas estaban seguras de que él tenía un motivo y estaban dispuestas a descifrarlo.

—¡No parece ser más que un cuento infantil!—se quejó Hermione, después de las dos horas que estuvieron leyendo el cuento.

—Eso creo—dijo Nora con frustración—. Intento encontrar una analogía o...

—¿Es eso un anillo?—la interrumpió de pronto.

Nora siguió la mirada de Her hacia su dedo y una sonrisa apareció en su rostro. Con todo lo que había ocurrido, no había tenido tiempo de darle la noticia a su amiga, así que decidió que era momento de contarle.

—Draco y yo...

—¡Nora!—dijo Hermione con una sonrisa y abalanzándose sobre ella para darle un abrazo—. ¡Vas a casarte!

—Sí, así es—dijo Nora correspondiendo al abrazo de su amiga.

—Estoy muy feliz por ti—añadió Hermione cuando se separaron—. Aunque, aún me cuesta creer que vas a casarte precisamente con Draco Malfoy.

Nora soltó una risa.

—Yo a veces tampoco me lo creo.

—Es increíble, de todas las personas en el mundo, te vas a casar con la que odiaste desde el primer momento en el que lo conociste, es un poco gracioso—dijo Hermione, tomando la mano de Nora y mirando la sortija.

—Si bueno, la ironía es un amante cruel.

—Hablando de ironía, nunca me contaste cómo pasó—dijo Hermione, frunciendo el ceño.

—No estoy segura—dijo Nora, tratando de recordar—. Creo que sucedió después del baile de Navidad, es decir, ¿recuerdas que no tenía pareja?

—¿Él te lo pidió?—preguntó Hermione, asombrada.

—No—contestó Nora—. De hecho, fue Blaise quien...

—¿Blaise Zabini te pidió que fueras al baile con él? No entiendo, entonces cómo Draco y tú...

—Blaise no me pidió que fuera al baile específicamente con él, sino que fue cómo un juego que se había inventado—la cortó Nora y le explicó todo lo que había ocurrido ese día.

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