El Nuevo Comienzo

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Nota: Les recomiendo escuchar Ontario de Novo Amor en este capítulo.

Draco:

—Son escarbatos —explicó Hagrid cuando la clase se congregó en torno a ellos—. Se encuentran sobre todo en las minas. Les gustan las cosas brillantes... Mirad.

Uno de los escarbatos dio un salto para intentar quitarle de un mordisco el reloj de pulsera a Pansy Parkinson, que gritó y se echó para atrás.

—Resultan muy útiles como detectores de tesoros —dijo Hagrid contento—. Pensé que hoy podríamos divertirnos un poco con ellos. ¿Veis eso? —Señaló el trozo grande de tierra recién cavada—. He enterrado algunas monedas de oro. Tengo preparado un premio para el que coja al escarbato que consiga sacar más. Pero lo primero que tenéis que hacer es quitaros las cosas de valor; luego escoged un escarbato y preparaos para soltarlo.

Draco se quitó el reloj y los anillos y los guardó en el bolsillo. Luego cogió un escarbato, que le metió el hocico en la oreja, olfateando. Era bastante cariñoso.

—Esperad —dijo Hagrid mirando dentro de una caja—, aquí quedan dos escarbatos. ¿Quiénes faltan?¿Dónde están Nora y Hermione?

Draco había visto a Nora saliendo del Gran Comedor al lado de Hermione Granger.

—Han tenido que ir a la enfermería —explicó Weasley.

Levantó la vista.

—Luego te lo explicamos —dijo Potter.

Draco vio que Pansy Parkinson estaba muy atenta y luego le lanzaba una mirada a él como esperando ver su reacción.

¿Se habrá enterado que Nora y él habían ido al baile juntos?

Aunque no lo veía posible porque en realidad no habían estado en el baile, sino en otra aula. Decidió no darle importancia.

Los escarbatos entraban y salían de la tierra como si ésta fuera agua, y acudían corriendo a su estudiante respectivo para depositar el oro en sus manos. El de Blaise parecía especialmente desinteresado. Draco se rio cuando Blaise trató de explicarle al escarbato como hacer su tarea, pero este simplemente lo ignoró y se tiró al sol.

—Sólo enterré cien monedas. ¡Ah, ahí están Nora y Hermione! —dijo Hagrid.

Draco las vio caminando, Granger tenía un vendaje en la mano y Nora cargaba con dos mochilas. Una suya y la otra debía de pertenecer a Granger.

Pansy Parkinson las miró escrutadoramente.

—¡Bueno, comprobemos cómo ha ido la cosa! —dijo Hagrid—. ¡Contad las monedas! Y no merece la pena que intentes robar ninguna, Goyle —agregó, entornando los ojos de color azabache—. Es oro leprechaun: se desvanece al cabo de unas horas.

Goyle se vació los bolsillos, enfurruñado. Resultó que el que más monedas había recuperado era el escarbato de Ron Weasley, así que Hagrid le dio como premio una enorme tableta de chocolate de Honeydukes. En esos momentos sonó la campana del colegio anunciando la comida.

Draco y Blaise dirigían hacia las mazmorras para su clase pociones .

—La clase anterior, Weasley me miró todo el tiempo de reojo, estaba tenso, creo que piensa que le echaré un maleficio o algo—dijo Blaise mientras doblaban en una esquina.

—Tal vez deberías asustarlo un poco—dijo Draco.

—Probablemente, la clase es más aburrida sin ti—dijo Blaise sacudiéndole el pelo—, aunque tu no puedes quejarte, tu compañera de asiento...

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