Antes

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Nora:

Nora no sabía que hacer o qué pensar, pero si de algo estaba segura era que, a pesar de todo lo ocurrido, ahora se encontraba en casa, ese sentimiento de pertenencia no era fácil de ignorar. Estar entre los brazos de Draco Malfoy se sentía bien, como si fuera lo correcto.

—Estas temblando—dijo Draco mientras la tomaba por los hombros y trataba de darle calor—. Vamos, te congelarás.

Fue en ese momento en el que Nora se dio cuenta de que estaban en la nieve y que pequeños copos comenzaban a caer cada vez más rápido.

—Toma, cúbrete—dijo Draco mientras se sacaba su chaqueta y se la ponía encima de los hombros. Nora se dio cuenta de que ella no llevaba más que unos pantalones y una camiseta de mangas.

—No—dijo Nora tratando de quitársela y devolvérsela—. Si me la quedo yo, te congelarás tú—algo dentro de ella reaccionó ante la idea de que él pudiera enfermarse.

—Tranquila, estoy bien—Draco volvió a acomodársela y comenzó a guiarla en dirección a la tienda.

Caminaron en silencio y durante un par de minutos no habían más que árboles a su alrededor. Ella se moría por hablar, por hacer preguntas, por recordar, pero no estaba segura de que fuera capaz de soportar las repuestas.

Cuando llegaron a la tienda, Nora vio al chico de anteojos y cicatriz en la frente parado mirando en todas las direcciones, como si estuviera esperándola.

Harry, era su nombre.

Era su hermano.

—Estaba comenzando a preocuparme—dijo Harry un tanto aliviado de ver llegar a Nora y a Draco.

En ese momento la chica de cabello extrañamente alborotado que había visto minutos antes salió y le regaló a Nora una tímida sonrisa.

Ella intentó devolvérsela, pero estaba tan cansada, que el mas mínimo gesto parecía agotador.

—Nora, ¿tienes hambre?—dijo Harry con un tono suave.

—Puedo prepararte un poco de sopa—ofreció Hermione, con los ojos brillantes

La sola idea de tener que sentarse y comer le pareció exhaustiva, a estas alturas no estaba segura de cómo había conseguido levantarse e ir a buscar a Draco, pero parecía que de un segundo a otro sus piernas cederían y acabaría en el suelo si no se sentaba pronto.

—No, gracias—dijo Nora tratando de parecer lo más amable posible—. Sólo quiero dormir un poco.

Harry y Hermione parecían un poco desilusionados pero asintieron.

Nora miró a Draco, este se acercó a ella como si fuera a darle un beso, pero pareció arrepentirse en el último minuto e intentó disimularlo.

Nora bajó la cabeza, caminó hacia el interior de la tienda un poco insegura, como pudo se recostó en la cama donde había estado antes y se durmió con todo el cuerpo adolorido, pero ahora había un dolor nuevo, uno dentro de ella que se formó en el momento en el que se dio cuenta de que Draco se había alejado.


Nora se despertó y miró alrededor, la tienda estaba a oscuras, se fijó en las dos camas restantes y se dio cuenta de que estaban vacías, un poco asustada de que hubiera ocurrido algo se levantó y caminó hacia la entrada, pero se detuvo al escuchar la voz de Hermione:

—¿Y cómo murió la misteriosa Ariana? ¿Fue la víctima involuntaria de algún rito oscuro, o tropezó con algo que habría sido más conveniente que no encontrara, mientras los dos jóvenes se preparaban para hacer realidad sus sueños de gloria y dominación? ¿Fue Ariana Dumbledore la primera persona que murió «por el bien de todos»?

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