Godric's Hollow

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Nora:

Nora no pudo dormir en toda la noche, sentía que algo iba mal, no era normal que su cuerpo reaccionara de esa manera, porque estaba segura de que la razón por la que su corazón se aceleraba podría ser cualquiera, pero miedo no era una de ellas.

Nora Potter.

Tenía que saber quién era ella.

El anillo tenía grabado ese nombre y el de Draco Malfoy. 

Nora miró el anillo una vez más, bien podría ser una sortija de compromiso. Si lo que pensaba era cierto, esa tal Nora Potter y Draco Malfoy podrían estar comprometidos. ¿Habrían intentado ambos matarla? ¿Y por qué ella llevaba puesto su anillo?

Podría preguntarle a Theodore, pero algo dentro de ella gritaba que no lo hiciera, que no se atreviera ni a mencionarlo y dado a que ella equivalía a una hoja en blanco, debido a su pérdida de memoria, sólo podía hacer una cosa.

Seguir su instinto.

Se levantó de la cama y miró la ventana.

La casita que estaba a unos cuantos kilómetros, podría preguntarles si sabían algo sobre esos nombres, que le dieran más información de la que Theodore estaba dispuesto a entregar.

Ya era de día y si no bajaba pronto, él vendría a su habitación y eso, por alguna razón la ponía nerviosa. Así que tomó el añillo y lo guardó en su bolsillo, no podía arriesgarse a que Theo se diera cuenta.

—Buenos días, Ángel—dijo Theo desde la cocina.

—Buenos días—contestó ella mientras trataba de actuar normal, o lo más normal que pudiera debido a que no sabía que solía hacer cada mañana.

—Te preparé el desayuno—dijo Theo, mientras ponía un plato de huevos revueltos frente a ella—. ¿Qué quieres hacer hoy?—preguntó mientras se sentaba frente a ella con un jugo.

Nora estaba pensando en su siguiente paso para obtener información.

—Es un día muy lindo—dijo mirando por la ventana—. Estaba pensando que tal vez podría salir a caminar un rato...

—No creo que eso sea una buena idea—la interrumpió Theo y Nora frunció el ceño—. Mira, perdiste la memoria mientras estabas en la costa...

—Dijiste que fue un accidente—continúo Nora—. Podría haberme ocurrido incluso dentro de esta casa, así que no veo el problema. Además...

—No vas a salir—sentenció Theo.

Nora lo miró a los ojos.

—¿Por qué?—su instinto le decía que debía salir corriendo.

—Porque tienes que mantenerte oculta, todavía están buscándote—dijo con seriedad.

—¿Oculta de qué?—preguntó ella un poco molesta—. Si este lugar está desierto—mintió.

Theo la miró a los ojos, claramente pensando si ella de verdad no sabía de la existencia de la casita a unos cuántos kilómetros.

—Estoy tratando de protegerte—dijo finalmente.

—¡Más bien, parece que estás tratando de encerrarme!—contestó Nora, enojada. Se levantó de la mesa y caminó hacia la puerta.

—Yo en tu lugar no haría eso—soltó Theo, desde dónde estaba sentado.

Nora tenía la mano en el pomo.

—Mira, puede que seas mi novio, pero justo ahora pareces un carcelero—contestó sin mirarlo, su piel se puso de gallina.

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