Sirius Black

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Nora:

La euforia por haber ganado la copa de quidditch le duró a Nora al menos una semana. Incluso el clima pareció celebrarlo. A medida que se aproximaba junio, los días se volvieron menos nublados y más calurosos, y lo que a todo el mundo le apetecía era pasear por los terrenos del colegio y dejarse caer en la hierba, con grandes cantidades de zumo de calabaza bien frío, o tal vez jugando una partida improvisada de gobstones, o viendo los fantásticos movimientos del calamar gigante por la superficie del lago.

Pero no podían hacerlo. Los exámenes se echaban encima y, en lugar de holgazanear, los estudiantes tenían que permanecer dentro del Castillo haciendo enormes esfuerzos por concentrarse mientras por las ventanas entraban tentadoras ráfagas de aire estival. Incluso se había visto trabajar a Fred y a George Weasley; estaban a punto de obtener el TIMO (Título Indispensable de Magia Ordinaria). Percy se preparaba para el ÉXTASIS (EXámenes Terribles de Alta Sabiduría e Invocaciones Secretas), la titulación más alta que ofrecía Hogwarts. Como Percy quería entrar en el Ministerio de Magia, necesitaba las máximas puntuaciones. Se ponía cada vez más nervioso y castigaba muy severamente a cualquiera que interrumpiera por las tardes el silencio de la sala común. De hecho, la única persona que parecía estar más nerviosa que Percy era Hermione.

Nora estaba ajetreada saliendo de la sesión más agotadora del club de duelo que había tenido hasta entonces, la lección consistía en ocultar a un grupo entero de treinta personas y Nora estaba furiosa porque solo había conseguido ocultar a veintiséis personas, y la persona que había conseguido ocultar el mayor número fue Cedric Diggory, que había ocultado veintinueve.

—No entiendo cómo lo haces—dijo Nora sujetando los pesados libros contra su pecho—, casi me desmayo con la número veintiséis.

—No es fácil, creo que solo tuve suerte—decía Cedric, mientras ambos caminaban por el pasillo—, de todas maneras, eres increíble, eres la más joven del club y aún así ocultaste a más personas que algunos de sexto.

Nora sonrió con modestia.

Nora no había hablado con Cedric hasta la sesión después del partido que habían tenido contra Hufflepuff, él se había acercado para felicitarla por cómo había jugado y Nora lo felicitó por haber ganado, desde entonces habían mantenido conversaciones esporádicas.

No se le pasaba desapercibido que la mayoría de las chicas en Hogwarts suspiraban por Cedric Diggory, y ella no podía negar que, en realidad, era muy guapo. Se ponía nerviosa, pero no por Cedric, sino porque cuando caminaba con él algunas chicas solían mirarla de manera no muy agradable y prefería mantener las distancias.

Aún no comprendía el por qué Pansy Parkinson la miraba como si quisiera asestarle un golpe en la cara. Al principio pensaba que se debía a la rivalidad entre casas por la final de quidditch, pero días después seguía con la misma actitud.

—Ya casi termina el año escolar, ¿qué planeas para el verano?—le preguntó Cedric.

—Estar encerrada en casa—dijo Nora, sin darle importancia. Trataba de no pensar en que pronto tendría que volver a la casa de los Dursley— ¿Y tú?.

—Papá está tratando de conseguir entradas para el mundial de quidditch, si tenemos suerte tal vez podamos ir.

A Nora se le iluminó el rostro, un mundial de quidditch, pensó que no podría haber otra cosa mejor. Ojalá pudiera ir.

—¡Maravilloso! pues les deseo suerte, para conseguir las entradas.

Ambos se detuvieron cuando el pasillo se dividía, Nora tenía que volver a su sala común.

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