Serpensortia

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Nora:

—¡Tendríais que haber venido enseguida aquí! —dijo la señora Pomfrey hecha una furia y levantando el triste y mustio despojo de lo que, media hora antes, había sido un brazo en perfecto estado—. Puedo recomponer los huesos en un segundo..., pero hacerlos crecer de nuevo...

—Pero podrá, ¿no? —dijo Harry, desesperado.

—Desde luego que podré, pero será doloroso —dijo en tono grave la señora Pomfrey, dando un pijama a Harry—. Tendrás que pasar aquí la noche.

Nora estaba furiosa con el inepto del profesor Lockhart que había insistido en arreglar el brazo de Harry, que durante el partido había sido golpeado con una bludger.

Ella y Hermione aguardaron al otro lado de la cortina que rodeaba la cama de Harry mientras Ron lo ayudaba a vestirse.

—¿Te atreves ahora a defender a Lockhart, Hermione? —le dijo Ron a través de la cortina mientras hacía pasar los dedos inanimados de Harry por el puño de la manga—. Si Harry hubiera querido que lo deshuesaran, lo habría pedido.

—Cualquiera puede cometer un error —dijo Hermione—. Y ya no duele, ¿verdad, Harry?

Nora volteó los ojos, se juró que si el profesor se aparecía por ahí, no se iba a quedar callada.

—No —respondió Harry—, ni duele ni sirve para nada. —Al echarse en la cama, el brazo se balanceó sin gobierno.

Nora, Hermione y la señora Pomfrey cruzaron la cortina. La señora Pomfrey llevaba una botella grande en cuya etiqueta ponía «Crecehuesos».

—Vas a pasar una mala noche —dijo ella, vertiendo un líquido humeante en un vaso y entregándoselo—. Hacer que los huesos vuelvan a crecer es bastante desagradable.

Al beberlo Harry no dejaba de resoplar y toser. Sin dejar de criticar los deportes peligrosos y a los profesores ineptos (en eso Nora estaba totalmente de acuerdo), la señora Pomfrey se retiró, dejando que Nora, Ron y Hermione ayudaran a Harry a beber un poco de agua.

—¡Pero hemos ganado! —le dijo Ron a Harry, sonriendo tímidamente—. Todo gracias a tu jugada. ¡Y la cara que ha puesto Malfoy... Parecía que te quería matar!

—Me gustaría saber cómo trucó la bludger —dijo Hermione intrigada.

—Podemos añadir ésta a la lista de preguntas que le haremos después de tomar la poción multijugos —dijo Harry acomodándose en las almohadas—. Espero que sepa mejor que esta bazofia...

En aquel momento, se abrió de golpe la puerta de la enfermería. Sucios y empapados, entraron para ver a Harry los demás jugadores del equipo de Gryffindor.

—Un vuelo increíble, Harry —le dijo George—. Acabo de ver a Marcus Flint gritando a Malfoy algo parecido a que tenía la snitch encima de la cabeza y no se daba cuenta. Malfoy no parecía muy contento.

—Jugaste excelentemente Nora, si no fuera porque en el primer tiempo, Fred y George tenían que ayudar a Harry con la Bludger, tú y Angelina habrían marcado más puntos—decía Wood radiante de alegría.

Habían llevado pasteles, dulces y botellas de zumo de calabaza; se situaron alrededor de la cama de Harry, y ya estaban preparando lo que prometía ser una fiesta estupenda, cuando se acercó la señora Pomfrey gritando:

—¡Este chico necesita descansar, tiene que recomponer treinta y tres huesos! ¡Fuera! ¡FUERA!

Todos comenzaron a salir y la señora Pomfrey se dio la vuelta.

—No piensas irte, ¿verdad, Nora?—dijo con una pequeña sonrisa.

Nora negó con la cabeza y también sonrió recordando la vez que Harry había estado inconsciente durante tres días y ella se había negado profundamente a dejarlo solo, fue tan terca que hasta la señora Pomfrey accedió a que se quedara junto a su hermano. Pero es que a ella le daba mucho miedo perder a Harry, era su única familia. Todo lo que tenía.

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