Castigados

1.7K 146 7
                                    

Nora se dio la vuelta lentamente, tratando de parecer inocente, aunque no tenía sentido porque al parecer la profesora McGonagall lo había visto todo.

—¡Nora Potter! ¿estás usando magia en los pasillos?

No se podía negar lo innegable, Crabble estaba balanceándose al lado de la profesora con su cabeza de calabaza y Goyle tirado en el piso.

—¿Puede ser?—Intentó contener una risa, pero parecía misión imposible, pues Malfoy estaba bailando una danza escocesa y tenía la cara tan roja que igualaba el tono de un tomate.

—¡Castíguela profesora McGonagall!—Malfoy apenas podía señalarla—. Vino aquí a atacarnos sin ningún motivo.

—¡Eso es mentira!—se excusó, pero de reojo vio a la profesora frunciendo el ceño—. Es decir, sí los ataqué, ¡pero tenía un motivo!

La profesora comenzó a murmurar los contra hechizos haciendo desaparecer las calabazas dejando en su lugar las cabezas gigantes de Crabble y Goyle, después se dirigió a Malfoy y este dejó de bailar, pero tuvo agarrarse las rodillas, pues parecía cansado.

—¡Potter, a mi oficina!

Malfoy le regaló una sonrisa burlona y Nora sintió la necesidad de borrársela.

—¡Tú también Malfoy!

Y era su turno de sonreír.

Crabble y Goyle parecían no saber que hacer, hasta que la profesora McGonagall también los llamó y los cuatro comenzaron a seguirla.

Una vez en su oficina Nora sintió terror. Usar magia en los pasillos estaba totalmente prohibido y no estaba segura de cual sería su castigo puesto que la profesora McGonagall parecía muy pero muy molesta.

—Malfoy, explícame—y Nora sabía que estaba perdida.

Él le dio una mirada de suficiencia antes de dirigirse a la profesora y aclarándose la garganta dijo:

—Profesora, Crabble, Goyle y yo salíamos de nuestra sesión diaria de estudio en la biblioteca cuando apareció Potter y comenzó a lanzar hechizos a diestra y siniestra sin motivo alguno, y creo que usted sabe que el uso de magia en los pasillos está totalmente prohibido para los estudiantes de Hogwarts, una regla que— se volteó para verla y decir— Nora Potter acaba de romper, si me permite decirlo creo que amerita una expulsión.

Nora se imaginaba mil formas de hacer llorar a Malfoy.

—Tu turno de explicarte, Potter.

No logró descifrar la mirada de la profesora McGonagall, así que decidió que la verdad sería una buena opción.

—Eso no es verdad, Malfoy le lanzó el maleficio de las piernas unidas a Neville, profesora, y me enojé porque Draco sabe que puede ir molestándolo sin recibir consecuencias. Yo solo le hice lo que él hace a los demás.

La profesora seguía con el ceño fruncido y se levantó de su silla. Era una persona de verdad imponente.

—Castigados—dijo sin más—, los cuatro se encargarán de limpiar la sala de trofeos, sin magia durante tres semanas y además se perderán el partido de Hufflepuff contra Gryffindor.

Ambos iban a protestar, pero una mirada de la profesora bastó para que cambiaran de idea.

—Pueden irse.

Malfoy la miraba con odio, pero ella se estaba aguantando para arrancarle esa melena rubia llena de gel.

—Potter, quédate un momento—dijo la profesora.

WEAKNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora