La torre alcanzada por el rayo

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Nora:

Nora se despertó con los toques de la señora Pomfrey en su hombro, miró alrededor y se dio cuenta de dónde estaba.

Se encontraba en la enfermería, sentada en la silla al lado de la cama de Draco y aún sujetaba su mano.

—¿Qué voy a hacer contigo?—dijo la señora Pomfrey mientras negaba con la cabeza.

Nora vio una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿Se va a poner bien?—fue lo primero que Nora preguntó.

—Sus heridas están sanando, aunque puede que le queden las cicatrices—dijo la señora Pomfrey comenzando a revisar a Draco, que seguía dormido. Nora bajó disimuladamente la manga para ocultar la marca—. Estará bien gracias al profesor Snape, no quiero imaginar que hubiera pasado si él...—se cortó y comenzó a negar con la cabeza rápidamente—. Estará bien, eso es lo importante, pero pasará unos días más aquí para que se recupere por completo.

Nora asintió y miró a Draco, estaba pálido, tenía los labios agrietados y un color amoratado en las ojeras.

—¿Lo quieres mucho, verdad?—preguntó la señora Pomfrey, que se dio cuenta de cómo Nora miraba a Draco.

—Sí, así es—contestó Nora, porque era verdad.

—Te dejaré quedarte porque hace mucho tiempo que me rendí contigo—dijo la señora Pomfrey. Nora recordó como siempre debatía con ella para que la dejara quedarse junto a su hermano, aunque, en ese momento recordar a Harry era como tomar un trago amargo—. Iré por ropa limpia, ayer estaba muy débil como para moverlo, pero ahora necesita un cambio—añadió la señora Pomfrey mientras salía.

Nora miró los labios de Draco y decidió levantarse a buscar agua en el dispensador del pasillo.

—Señora Pomfrey, ¿puedo ver a Draco?—dijo una voz antes siquiera de que Nora saliera de la habitación.

Cuando terminó de abrir la puerta vio a la persona que estaba detrás.

Pansy Parkinson.

Cuando Pansy se dio cuenta de que era Nora la que abría la puerta y no la señora Pomfrey puso una mueca.

—¿Qué haces tú aquí?—espetó Pansy, mirando a Nora de pies a cabeza—. Creo recordar que Draco te mandó al demonio.

—Volvimos—mintió Nora, mirando a Pansy de la misma forma en la que lo había hecho con ella—. Eso pasa con las parejas, discuten, pero... ¿Sabes que es lo mejor de una pelea?—Pansy miraba a Nora con el ceño fruncido—. Lo que viene después, la reconciliación.

—¿Ah si? ¿Y cuándo se reconciliaron? ¿Antes o después de que tu hermano lo atacara?—preguntó Pansy, la rabia brotaba de su voz.

—Antes—respondió Nora, con voz dura—. Pero no tengo por qué darte explicaciones.

Pansy soltó una risita.

—¿Y tu hermano ya sabe quién es tu novio? ¿O es un secreto de nuevo?

—Ya lo sabe, yo misma se lo dije ayer—Nora mintió otra vez, no iba a caer en el juego de Pansy—. Pero si no quieres creerme ve y díselo tu misma—añadió y no pudo evitar que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro—. ¿Qué podrías ganar? ¿Que Draco y yo terminemos? Eso no va a pasar porque yo no lo voy a dejar.

Si las miradas mataran Nora ya estaría enterrada diez metros bajo tierra.

—¿Te crees mucho, verdad?—estaba diciendo Pansy.

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