Varias versiones

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Theo:

Theo pensó que iba a pudrirse en el infierno por lo que estaba a punto de hacer, pero es que no podía, no podía controlarlo... Llevaba meses soñando con ella, pensándola, tratando de averiguar dónde se había escondido. Lo único que lo había mantenido vivo, había sido la esperanza de volver a Hogwarts y encontrarla, hablar con ella, conocerla más, y aunque le diera vergüenza admitirlo, quería hacer que se enamorara de él como él lo estaba de ella. 

Pero en el momento en el que cruzó las puertas del castillo y estuvo seguro de que Nora no iba a asistir ese año, la decepción lo embargó.

Cuando la vio en el Ministerio ni siquiera vaciló al momento de sacarla de ahí, él estaba seguro de que si la pillaban iban a matarla, así que se aparecieron frente a una de las casas de sus padres, una que nunca visitaban, lo que no había planeado, era que aterrizaran en el lugar equivocado y que ella se golpeara la cabeza, ni mucho menos había planeado que Nora perdiera la memoria.

Theo pensó que valía la pena pudrirse en el infierno cuando muriera, si podía vivir en el cielo ahora, junto a ella.

—Ángel—dijo Nora, como si estuviera repasando cada una de las cinco letras que conformaban el nombre—. ¿Tengo apellido?—preguntó después de unos largos minutos.

—Peverell —contestó Theo, fue el primero que se le ocurrió.

Nora frunció ligeramente el ceño.

—No recuerdo nada—dijo con un deje de frustración—. Por favor, cuéntame que estábamos haciendo antes de que perdiera la memoria, dime algo, lo que sea... Lo que sea que me ayude a averiguar quién soy...

—Bueno, estábamos caminando por la orilla—dijo Theo, titubeando—. Tropezaste y te golpeaste la cabeza con una de las rocas que habían ahí y te desmayaste, fue entonces cuando te traje a esta habitación y he estado esperando a que te despertaras...

—¿Caminando por la orilla?—preguntó Nora, claramente confundida.

—Estamos en la costa, asómate por la ventana—le dijo Theo, mientras la ayudaba a levantarse de la cama.

Nora caminó hacia la ventana y miró, lo hizo durante un largo tiempo, tan largo que hizo que él se preguntara si no se había quedado dormida con los ojos abiertos o que hubiera entrado en un trance.

—Me encanta la vista—dijo en un susurro—, pero me molesta no saber si siempre me ha encantado o es la primera vez que la veo.

Theo se quedó mirándola, tal vez debería decirle...

—Cuéntame más, por favor.

—Nos conocimos en Hogwarts...

—Eso ya lo dijiste antes—dijo Nora, dejando de mirar hacia la ventana y mirándolo a los ojos. Sus ojos eran tan grandes y tan verdes que podría perderse en ellos—. Pero todavía no me dijiste que es...

—Hogwarts es un colegio—le explicó Theo—. El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería...

—Te estás burlando de mí, ¿verdad?—dijo Nora negando con la cabeza—. La magia no existe. Esto no es gracioso, Theodore, yo no sé nada de mi vida y...

—No te estoy mintiendo, Ángel, mira...—dijo Theo mientras salía de la habitación y se dirigía hacia la cocina, dónde había dejado sus varitas, las tomó y subió hacia la habitación—. Son varitas, nuestras varitas, esta es la tuya—dijo entregándosela, ella dudó, pero después se decidió a tomarla. 

Theo apuntó a una silla de la habitación y dijo:

—Wingardium leviosa

La silla comenzó a flotar por toda la habitación y Nora se asustó tanto que se apegó a la pared.

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