El Baile de Slughorn

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Nora:

—No lo entiendo, ya revisé toda tu pierna—dijo la señora Pomfrey con frustración, mientas examinaba por tercera vez el tobillo de Nora—. ¿Dónde dices que te duele?

—¿Qué? Ah, sí. Justo ahí—dijo Nora, señalando el lugar donde la señora Pomfrey había puesto su mano. Estaba distraída buscando con la mirada una cabellera rubia.

La señora Pomfrey sacó su varita nuevamente y murmuró un hechizo. Nora se sintió decepcionada, pues no había nadie en la enfermería. ¿De verdad Draco estaba enfermo?

—¿Señora Pomfrey?

—¿Si, querida?—preguntó sin levantar la mirada, aún tenía el ceño fruncido examinando su tobillo con la varita.

—Seguramente debe estar cansada, con todos los chicos que se lastiman en este colegio—dijo Nora, tratando de parecer casual—, me sorprende mucho que la enfermería esté vacía hoy.

—Pues sí, estoy cansada, aunque hoy no ha venido nadie, el caso de Katie me dejó muy consternada, me hubiera encantado atenderla yo misma, pero se requirió que fuera a San Mungo—contestó la señora Pomfrey, como si se sintiera triste por no poder ayudar a Katie—. Tal vez estoy perdiendo mis habilidades—añadió volviendo a mirar su tobillo.

Nora se sintió fatal en ese momento, no era su intención hacer sentir mal a la señora Pomfrey. Así que esperó a que lanzara un hechizo más.

—¡Ah! ¡Ya está!—dijo Nora en cuanto lo hizo—. ¡Muchas gracias señora Pomfrey! ¡Es usted la mejor enfermera que ha tenido Hogwarts!—se levantó de la cama, dio un abrazo rápido a la señora Pomfrey y comenzó a dar saltitos por el lugar para demostrar que estaba bien.

La señora Pomfrey frunció aún más el ceño.

—Pero...

—Lo digo de verdad señora Pomfrey, es usted lo máximo. Será mejor que me vaya, no quiero perderme la fiesta de celebración de Gryffindor. ¡Muchas gracias!

Y salió casi corriendo de la enfermería.

—¡Au!—dijo Nora cuando se chocó contra el pecho del alguien—. Perdón, no fue mi intención.

—Cuidado—dijo el chico.

Nora levantó la cabeza.

Theodore Nott.

Pertenecía a la casa de Slytherin, estaba en el mismo año que ella. Era alto, tenía una despeinada cabellera castaña y en los aseos de las chicas solía hablarse continuamente de él, porque según se decía, era dueño de una de las sonrisas más cautivadoras de Hogwarts.

Nora nunca había hablado con él.

Se dio cuenta cómo éste la recorría con la mirada.

—¿Estás bien?—preguntó Nott en el momento en el que Nora estaba por rodearlo para salir.

Ella asintió y comenzó a caminar.

—Eres Nora Potter, ¿verdad?—dijo Nott mientras comenzaba a caminar detrás de ella.

Nora volvió a asentir, sin detenerse.

—¿No vas a preguntar mi nombre?—dijo Nott, mientras se adelantaba y se paraba frente a Nora cortándole el paso.

—Sé quién eres—dijo Nora y quiso rodearlo de nuevo, pero Nott lo evitó una vez más.

Nora lo miró molesta, pero eso sólo logró que le dedicara una sonrisa.

Vaya, los chismes eran ciertos. Sí que tenía una gran sonrisa.

—¿Y a qué se debe el honor?—preguntó Nott.

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