Capítulo 19. Correspondencia. Primera parte

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Mayo, 1921

Mi querido Terry,

Confío en que esta carta te encuentre bien y te traiga consuelo en medio de tus ocupaciones y preocupaciones cotidianas. Permíteme comenzar expresando mi anhelo de regresar pronto a los Estados Unidos, aunque debo admitir que cada día en Europa me cautiva de manera inesperada.

Sin embargo, la razón por la que te escribo hoy no es para hablar de mis propias experiencias, sino para abordar un asunto que me ha perturbado profundamente. Recientemente, he recibido una serie de artículos de revistas alarmantes por parte de mi ama de llaves, los cuales afirman que has contraído nupcias con la señorita Marlowe.

Como madre, siempre he respetado tus decisiones y he confiado en tu juicio, incluso cuando nuestras opiniones divergen. Sin embargo, debo admitir que estos informes me han dejado con una sensación de inquietud que no puedo ignorar. Por tanto, te ruego que me aclares esta cuestión directamente: ¿has contraído matrimonio con la señorita Marlowe, como se insinúa en estos artículos?

Entiendo que Susana Marlowe ha sido tu prometida durante varios años, pero necesito saber con certeza si ella es verdaderamente la mujer con la que has decidido compartir tu vida. Por tanto, te pido, con toda la franqueza que me des una respuesta honesta y detallada a esta pregunta tan crucial.

¡Oh querido Terry! Perdóname por hablarte tan francamente, pero esos artículos me han puesto de tan mal humor al leerlos, no puedes imaginarlo...

Con amor, Eleanor

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Junio, 1921

Para Eleanor Baker,

Te aseguro madre que no esperaba que este desagradable tema trascendiera tanto como lo ha hecho en los últimos días.

Me enteré del dichoso artículo de Broadway Brevities (1) gracias a las felicitaciones recibidas de algunos colegas del teatro por mi reciente matrimonio. Curiosamente, aunque yo mismo no estaba al tanto, parece que mi estado civil ha cambiado.

Después, Robert me sorprendió al entregarme un ejemplar, esta vez del New York Daily News (2). En él, se detallaban algunos aspectos íntimos de la supuesta ceremonia y la pequeña recepción que siguió a "mis nupcias". Además de esto, el artículo estaba repleto de detalles románticos y conmovedores que solo reforzaron mi convicción de ser un verdadero sentimental.

Comprenderás que, por un tiempo, no pude tomarme todo este tema en serio. La verdad es que no le concedo mucha credibilidad a las revistas que devoran las ancianas aficionadas al cotilleo. No tienen otra ocupación que perder el tiempo creyendo en chismes sin fundamento y eso a mí poco nada me importa.

Por cierto, Stephen Chow, el editor de Broadway Brevities es un verdadero caradura. Tuvo la osadía de telefonear al teatro, buscando una confirmación sobre mi matrimonio como si tuviera derecho a saberlo y fuera mi deber contárselo.

Entonces le he contestado muy tranquilamente a Chow: "Diablos, creía que su fuente era segura". Ante mi afirmación, el hombre no supo que más que responder con evasivas. Al final de nuestra conversación telefónica, su tono al hablarme parecía más un chantaje que otra cosa, así que dejé que mi mal humor tomara el control de la situación y lo mandé al infierno antes de colgar el teléfono.

Robert y Patrick estaban un tanto preocupados con este asunto, pero, a decir verdad, yo no lograba entender el motivo de dicha inquietud.

"¿Qué cambia para los demás si estoy casado o no?" Les dije, minimizando la situación.Sin embargo, me di cuenta de que el asunto había escalado cuando recibí una carta del duque.

Un largo inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora