Esa noche, Terry insistió en quedarse en el sofá, con la firme intención de velar el sueño de Candy y evitar cualquier incomodidad para ella. Su mayor anhelo era que estuviese cómoda en la cama y que pudiera recuperarse con tranquilidad de su dolencia. Sin embargo, la joven, sintiéndose frágil y vulnerable en ese momento, le suplicó a su esposo, con lágrimas en los ojos, que se acostara junto a ella. No deseaba quedarse sola en aquella cama si él no estaba a su lado acompañándola.
Terry accedió a regañadientes, temeroso de que la fiebre pudiera regresar. No obstante, Candy, con una voz suave, llena de cariño y con una dulce sonrisa que parecía querer disipar todas sus dudas, le aseguró que ya se encontraba mejor y que no había nada que temer. Aquellas palabras, llenas de ternura y confianza, lo tranquilizaron momentáneamente, aunque no lograron desvanecer por completo su ansiedad.
Por un instante, Terry consideró la posibilidad de hablar sobre la espinosa cuestión de su intimidad con su joven esposa, tal como le había sugerido el médico, no obstante, descartó la idea casi de inmediato. "¿Para qué incomodarla?" Se dijo a sí mismo, renunciando a hacerlo, reflexionando que Candy conocía todo lo que necesitaba saberse. Ahora, al mirar todo en retrospectiva, se daba cuenta de que desde el principio Candy había estado sumamente nerviosa, lo que probablemente había desencadenado aquella fiebre violenta y repentina. Su charla incesante durante el viaje a Chicago y el repentino silencio al encontrarse a solas con él en el compartimento del tren eran claros signos de que los nervios la habían superado.
La verdad sea dicha, él mismo estaba profundamente nervioso; apenas podía creer que Candy fuese su esposa y que, tras la hermosa boda en el hogar de Pony, estuviesen ahora juntos, compartiendo su primera noche como marido y mujer en la privacidad de la cabina. Todo parecía un sueño tan hermoso como irreal; por lo tanto, no le importaba que hasta ese momento no hubiesen tenido la intimidad típica de una pareja de recién casados. Sabía que, tarde o temprano, el momento adecuado llegaría para ellos, y lo último que deseaba era presionar a su dulce mujer con pedidos o exigencias.
Para Terry, era más que suficiente permanecer acostado junto a ella, sintiendo su suave respiración y el calor de su cuerpo tan cerca del suyo. Con su cabeza reposando en su pecho y sus brazos rodeándola con firmeza, él ya se sentía en paz. En esos instantes de quietud y proximidad, sentía que su amor por Candy era lo único que verdaderamente importaba, y el simple hecho de tenerla a su lado llenaba su corazón de una profunda serenidad y una felicidad indescriptible.
Candy se había quedado dormida después de hablar durante largos minutos con Terry. Él, por su parte, permaneció despierto un rato más, contemplando en silencio el rostro sereno de su esposa, hasta que finalmente, vencido por el cansancio de aquella jornada llena de emociones, se durmió. No obstante, dos horas después, sintió los suaves dedos de Candy dibujando patrones erráticos en su pecho. Los músculos de Terry se acusaron bajo la delicada y repentina caricia de su esposa.
— ¿Oh, te desperté? Preguntó la joven, apenada, con un susurro que apenas rompía la quietud de la noche.
Él la atrajo con ternura contra su pecho, besando en silencio sus cabellos. El suave perfume de Candy, mezclado con la fragancia de la noche, lo envolvió.
— Aún no ha amanecido, Pecosa. ¿Te sientes mal? ¿Debo llamar de nuevo al médico? Inquirió Terry con preocupación, mientras llevaba su mano a la frente de la joven para comprobar si tenía fiebre.
— Estoy bien, te lo aseguro, afirmó ella, tomando su mano con suavidad y llevándola a sus labios en un gesto lleno de adoración.
Terry correspondió a su gesto, hundiendo sus dedos en los cabellos de Candy para atraerlos a su boca y besarlos con ternura.
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Un largo invierno
FanfictionUn largo invierno es una ficción basada en la novela Candy Candy Final Story (2010) de Keiko Nagita. Esta historia es un intento de recrear la vida de Terry después de su separación con Candy, durante el invierno de 1915/1916. En mi corazón, Terry e...