Capítulo 12. En el barco

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La noche oscura había envuelto por completo el paisaje oceánico. Las débiles luces de las estrellas palpitaban en medio de una inmensa oscuridad, como faros perdidos en un mar de tinieblas. Todo parecía sumido en una sombra impenetrable, y solo el barco y los titilantes astros interrumpían aquel escenario nocturno.

Terry paseaba por la cubierta del navío, escuchando el choque de las violentas olas del Atlántico contra su base. El frío se colaba como agujas en su carne. A pesar de las espesas capas de ropa invernal que lo cubrían, sintió su piel estremecerse. Se subió el cuello de su abrigo para protegerse del crudo viento que azotaba su rostro y continuó caminando por la solitaria cubierta, sin rumbo fijo.

Mientras reflexionaba sobre el tiempo transcurrido, le parecía que los meses en Inglaterra habían sido toda una vida, y regresaba a América satisfecho después de una agotadora gira internacional.

No se quejaba, todo había salido maravillosamente bien. La Compañía Stratford había sido recibida calurosamente en Inglaterra y habían tenido una larga estadía en el Theatre Royal Haymarket (1) en West End (2)

Como ocurrió en los Estados Unidos, su "Hamlet" fue tan aclamado y bien acogido, que una gira por el país fue necesaria para satisfacer los deseos de teatro shakespereano del buen público inglés. Después de la Gran Guerra(3), los ingleses querían olvidar los años de miseria y tristeza y lo hacían con el entretenimiento que prodigaban las artes escénicas y la novedad de las invenciones que traían consigo la nueva década.

Durante su gira, el logro más relevante para Terry fueron las presentaciones de la Compañía por casi un mes en el Shakespeare Memorial Theatre(4). Ser elogiado por la tropa de este histórico teatro fue para el actor un reconocimiento inconmensurable y esperaba repetir la satisfactoria experiencia de nuevo algún día.

Profesionalmente, él sabía que estaba en su mejor momento y los proyectos futuros se anunciaban prometedores.

Ahora que volvía a América, reflexionaba sobre los eventos ocurridos durante los últimos meses en Inglaterra. Sin duda, el reencuentro con su padre era el hecho más relevante de todos ellos. Nunca había creído posible semejante acercamiento con el duque. Estaba firmemente convencido que todo lazo filial estaba terminado entre ellos, no obstante, se había seriamente equivocado al respecto como lo demostraban los hechos.


El duque de Granchester se había presentado una noche de función en el camerino de Terry casi un mes después de la primera presentación de la tropa en el Theatre Royal Haymarket.

En un principio, Terry creyó que su inesperada visita se debía a que, en las últimas semanas, estaban corriendo rumores a cerca de su procedencia y creía que el duque estaba allí para pedirle guardar silencio sobre su parentesco.

Desde hacía años, existían habladurías acerca de su vínculo con un noble inglés. Era evidente que algunos de los estudiantes que habían sido compañeros suyos en el Royal Saint-Paul no se habían callado la boca cuando volvieron a verlo en América convertido en un actor de teatro. Ellos eran ricos y él entretenía a los ricos. Sus círculos se tocaban constantemente, aunque él no hiciera caso de eso. De hecho, en repetidas ocasiones, tuvo la impresión de ver caras conocidas en las estiradas facciones de los millonarios que asistían a las obras o a las galas en las que él mismo participaba.

Y aunque siempre fue hermético desde que se unió a la Compañía Stratford a principios de 1914, con su éxito interpretando a Hamlet, de nuevo volvieron los rumores, las preguntas y las suspicacias a cerca de sus orígenes ingleses, solo que esta vez, los cuestionamientos de los periodistas eran más incisivos e insistentes que antes y las respuestas que Terry daba eran insuficientes y dejaban más dudas que certezas.

Un largo inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora