Capitulo 57

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TEO P.O.V.
Sequé la gota de sudor que caía por mi sien con la manga de mi suéter. Respiré profundo y apreté el volante con ambas manos.
Sentía que estaba al borde del colapso pero debía contenerme.
Una mano se posó sobre mi brazo y me dio un pequeño apretón.
-No tienes que hacerlo si no quieres, Teo.- Le di media sonrisa a Lina y negué.
-Teníamos un trato ¿Lo recuerdas?- Ella sonrió y asintió.
FLASHBACK
-Hagamos un trato. Prometo que subiré a un auto y conduciré , luego de que tú enfrentes a Vanessa.
-¿Con qué propósito?
-Tu misma lo dijiste. Es bueno enfrentar los miedos.
FIN FLASHBACK
-Pero realmente no tienes que hacerlo si no te sientes preparado.
-Lo haré ahora. Sé que si lo pienso demasiado o si digo “aun no”, jamás lo haré y Caleb no puede ser mi chofer para toda la vida ¿No lo crees?- Ella asintió lentamente.- Además, sería muy asqueroso de mi parte si no cumplo.
-Pero no me molesta si no lo cumples ahora. Tampoco debes forzar algo que te hace mal.
-No, yo quiero hacerlo. Sólo debo respirar y pensar que todo esta bien. Es como estar en un videojuego.- Lina arrugó la nariz y se apresuró a ponerse el cinturón.
Me reí ante esa acción. Puede llegar a ser muy tierna.
-Bien amigo.- Caleb se inclinó a un lado de la ventanilla y me dio un pequeño golpe en el brazo.- ¿Estas preparado?
-Creo que si.
-Genial, recuerda, solo hasta el contenedor de la esquina. Son solo cinco metros. Es suficiente para empezar.
-De acuerdo.
-Y recuerda Teo.- Interrumpió Mark.- Ese contendor es de plástico, pero si rayas mi auto con él, te cuelgo en el jardín. Tu tranquilo, sin presiones.- Tragué nervioso y miré mis temblorosas manos.
  -Eres un imbécil, Mark. La idea es calmarlo, no alterarlo mas.
Caleb empujó a su hermano y juntos subieron a la acera.
-¿Estas seguro que quieres hacer esto?- Volví a mirar a la ventanilla y me encontré con una bonita sonrisa.
-Claro que quiero, Mamushka. Siempre puedo con todo.- Arlet frunció el ceño y me mostró la lengua.
-Entonces hazlo rápido que debo ir a trabajar y no me lo quiero perder.
-No me presiones, Maclovia.
-No me llames Maclovia, Alaric.- Reí fuerte al escucharla quejarse. Adoro molestarla.- Tu puedes cachetón.- Dijo antes de inclinarse y besar mi mejilla provocando que mi sonrisa se ampliara.
Cerré la ventanilla cuando ella se alejó y me puse el cinturón.
-¿Estas segura que te quieres quedar aquí, Lina? No me tranquiliza que te quedes en el auto.
-No te preocupes. Son solo cinco metros. Confió en que lo harás bien.
-¡Tu puedes, Teo!- Miré hacia la acera donde escuché gritar a mi mejor amigo.
Él, junto con Mark, Charlie y Let estaban dándome ánimos en esto. Tienen demasiada fe en que voy a lograrlo.
Es que, aunque fueran cinco metros, no podía evitar sentirme aterrado. Las imágenes de ese día se me cruzaban por la cabeza como si de una película se tratara. Temía que eso volviera a ocurrir y que por mi culpa Lina resultara herida.
-Voy a estar bien, Teo. Yo confió en ti. Lo lograras.- Me dijo Lina al notar que me haba enfocado en el volante otra vez.- Tu puedes.
-Esta bien. Esta bien.- Respire profundo.- Tres de la tarde un domingo. No hay nadie en la calle. Solo yo y el contenedor.- Acerqué la mano a la llave y la giré sin pensarlo dos veces, encendiendo el motor.- ¡Ay por Dios!- Levanté las manos al escuchar el ruido. Mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente.
-Eso es, un paso a la vez.- Lina tomó mis manos y las posó nuevamente sobre el volante.- ¿Ahora? ¿Qué sigue?
Con una mano, moví la palanca y cerré los ojos rápidamente.
¡No puedo hacer esto!
-Recuerda que si quieres parar, solo debes decirlo… pero también recuerda lo que dijo Derek hace unos cuantos días.
Soltó en tono inocente.
Miré enojado a Lina por mencionar eso.
Hace unos días Derek volvió a acercarse a Let y le pidió otra oportunidad. Pero obviamente, ella le dijo que no. Detesta a Derek luego de lo ocurrido.
Eso no fue suficiente, por supuesto, siguió insistiendo.
En una de las ocasiones, le dijo que si se quedaba conmigo, estaría condenada a viajar en autobús toda la vida, ya que yo era muy cobarde y peligroso como para manejar. Y aunque eso no le afectó en nada y alegó que prefería hacer eso antes de tolerarlo a él, realmente hirió mi orgullo.
Let se merece todo, incluso que, aunque fuera algo mínimo, pudiera llevarla en un auto.
Esta es una de las razones por la cual estoy haciendo esto. Además ya ha pasado un tiempo. Creo que ya es hora de avanzar. Debo volver a manejar.
-No soy cobarde, ni peligroso. Y si Let quiere un paseo en auto, yo se lo puedo dar.- Lina sonrió maliciosamente y se cruzo de brazos.
-No creo que puedas hacerlo. Ni siquiera puedes llegar al contenedor.
-Te demostraré que puedo hacerlo ¡Yo soy mejor que Derek!
¿Que no puedo hacerlo? ¡Les demostrar lo que Teodoro Alaric Gisbert puede hacer!
Pisé el acelerador lentamente y, a paso de tortuga, avancé hacia el contenedor.
Las imágenes del accidente volvieron a mi cabeza, pero intenté sacarlas imaginando a Let y a Derek juntos. Y si bien me dieron un poco de rabia, me ayudaron a enfocarme en mi objetivo.
Ignoré el sudor en mis manos y mi corazón palpitando a mil y me concentré en mi tarea.
Cuando estuve a escasos centímetros del contenedor, me detuve y puse el freno de mano, al mismo tiempo que soltaba una profunda respiración que relajo todo mi cuerpo.
-Lo hice.- Suspiré incrédulo.- ¡Lina, lo hice!- Ella soltó un pequeño grito y dio saltitos en su asiento mientras aplaudía.- Realmente lo hice.- Me bajé del auto con una enorme sonrisa y pude ver como mi familia se acerco corriendo y gritando de alegría.
-Lo lograste, amigo. Sabíamos que podías hacerlo.- Miré el buzón desde el cual comencé y miré el contendor.
-Bueno, tampoco fui muy lejos.
-Pero es un gran avance. La ultima vez ni siquiera pudiste encender el auto. Con el tiempo podrás ir cada vez mas lejos hasta que por fin pierdas el miedo por completo.
-Eso espero, Mark. Me veo muy ridículo cuando tu o Charlie me llevan a fiestas o reuniones con amigos.- Él rio y se cruzo de brazos.
-Podrás hacerlo, Teo. Solo debes tener paciencia. Los traumas se solucionan con tiempo y terapia. Así que debes buscar un psicólogo.
-No creo que necesite uno. No estoy tan loco.
-¿Qué me quieres decir?- Preguntó Lina ofendida haciéndome reír.
-Lo lamento, no quise decir que tu estas loca. Me refiero a que no lo necesito.
-Teo, te lo digo mas como profesional que como tu hermano.- Interrumpió Mark.- Tuviste una etapa en tu vida muy difícil y preferiste hacer como si nada. Oprimir ciertas emociones algún día van a explotar y te traerán problemas graves. No deberías ignorar tu salud mental si no quieras un desequilibrio mas adelante.
Miré el césped unos segundos pensando. Tal vez debería dejar de evitar el tema y debía buscar ayuda psicológica.
-Teo, no es de cobarde buscar ayuda. Nadie va a juzgarte por hacerlo. Al contrario. Buscar ayuda te convierte en una de las personas mas valientes que existe.- Miré a Lina y sonreí.
-Es verdad, Lina. Prometo que iré a terapia.
(…)
“Lo hiciste muy bien bebé. Nos vemos mañana. Descansa”
Sonreí luego de leer ese mensaje que me envió Arlet y dejé el teléfono a un lado.
  Entrelacé mis dedos y puse mis brazos sobre el escritorio.
  Respiré profundo y sacudí mi pelo. Volví a tomar la carta que había sobre mi escritorio y volví a sentir una bola de ira en mi interior.
Gracias a Dios que fui yo quien abrió esta carta y no Mark, Charlie o Caleb. Y no quiero darles mas problemas.
Pero de verdad ¿Con qué necesidad hicieron eso? ¿Por qué solo no me enviaron un mensaje y ya?
Suspiré y tomé la hoja con ambas manos y leí su contenido.
“Demanda formal: se le comunica mediante este medio al señor Mark James y la señora Charlotte James que se les impone una demanda por la apropiación indebida del joven Teodoro Alaric Gisbert de 17 años, quien ha sido retenido sin autorización legal de sus padres/ tutores legales…”
La carta continuaba, sin embargo, no entendía la mitad de las cosas.
Pero sabia quien enviaba esta estúpida demanda y realmente no comprendo por qué lo hacen. Ellos me corrieron de la casa y ahora están acusando a Mark y a Charlie de secuestro.
¿Pero cuál es su problema?
Varios golpes me devolvieron a la realidad. Charlie entró a la habitación con un vaso de leche y un plato de galletas.
Me apresuré a guardar la carta debajo de un cuaderno que tenia en mi escritorio.
-Tu recompensa por tu esfuerzo.- Dejó el plato y el vaso sobre la mesa y sonrió.- Recién horneada, tal y como te gustan.- Sonreí y puse mis manos en su enorme barriga, donde rápidamente sentí pequeñas patadas en ambos lados.- Mira, ellos también te están felicitando.- Reí.
-Sigo asombrado por cosas como estas, pero me da demasiada alegría sentirlo.
-Y estoy segura que a ellos les da mucha alegría cuando sienten tu presencia.- Rio y apretó mis mejillas.- Serás un excelente tío para ellos.- Se volteó y se dirigió a la puerta.- No te atores con las galletas, pronto estará la cena.- Dijo antes de abandonar la habitación.
-¡Siempre tengo espacio para la cena!
Volví a tomar la carta y suspiré.
Debía hablar con mis padres. Lo que están intentando hacer es ridículo.
(…)
LINA P.O.V.
Dejé mi mochila sobre una silla de la cocina y me acerqué a la heladera a buscar algo para comer.
Extrañamente, estaba hambrienta. Algo mas que podía comentar en mis sesiones con el psicólogo.
Tome un sándwich que mi madre me había preparado y le di un mordisco sin pensarlo, ignorando las voces que estaba escuchando dentro de mi cabeza. Tomé mi mochila y me dirigí a mi habitación con el sándwich en la boca y tratando de buscar la llave en la mochila.
Sin embargo, cuando llegué a mi cuarto, la puerta estaba abierta.
Sentí una fuerte patada en el pecho cuando vi a mi madre en medio de la habitación totalmente congelada, con una llave en una mano y una escoba en la otra.
-Mamá ¿Qué demonios haces en mi habitación?- De repente, el hambre que sentí en el camino había desaparecido y un horrible escalofrió recorrió mi espalda.
Mi madre volteó lentamente, asustándome con su semblante. Sus ojos estaba llenos de lagrimas y estaba extremadamente pálida.
-Angelina.- Dijo en voz baja y quebrada.- Por favor… dime que mi madre no te obligaba a vivir en estas condiciones.
Dejé mi mochila en el piso y apreté el sándwich asustada.
-Por favor, Lina.- Soltó un sollozo.
Respiré profundo y traté de alejar el nudo en mi garganta.
Esto seria duro de explicar.

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