Especial Jake #3

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Desde el auto, observó como ese demonio senil ordenaba a su prima que entrara al edificio.
Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en lo que Ruth sería capaz de hacerle a Lina. Él ya no estaría allí para protegerla y sabía que ella allí sola sufriría el doble.
-¿Estás bien?- Miró a su tío y le dio una sonrisa vaga.
-Tendré que acostumbrarme a la ausencia de Lina. Y eso no me gusta.
-Pues yo creo que es lo mejor. No se han separado desde que son niños lo mejor es que crezcan individualmente y crear sus propios planes.
Y aunque la idea de crear planes por si mismo y hacer su propia vida le gustaba, la realidad es que no lo tentaba en lo absoluto.
Su vida se limitaba a la vida de Lina y la de ella se limitaba a la de Jake.
Siempre fue así y no lo molestaba en lo absoluto.
Pero ahora que comenzaba la universidad ya no podía hacer eso debía enfocarse en sus estudios, graduarse y conseguir un buen empleo. Aunque en sus planes del futuro no se veía sin Angelina.
Siempre la tenía en cuenta y estaba ansioso para que esos años pasaran rápido para volver a estar con Lina.
-Muchas suerte, campeón.- Dijo su tío luego de bajar la última maleta del auto.- Enfócate en tus estudios y si asistes a las fiestas, ten cuidado con lo que consumes.- Jake río mientras asentía.- Es en serio.
-Si tío. Tendré cuidado. Prometo no beber.
-No te digo que no lo hagas. Solo te digo que no abuses con eso.
-Es que... El alcohol no es algo de mí agrado tío.
Y era verdad. Le causaba repulsión debido a Ruth y su alcoholismo.
Luego de un último y fuerte abrazo, Jake tomó sus maletas y se dirigió hacía el impotente campus.
La universidad a la que había aplicado era gigante, con grandes jardines y enormes edificios ordenados correctamente.
Ya con sus horarios y llave de habitación en mano se dirigió al edificio indicado para acomodar sus cosas.
-¡Hola!- Jake se asustó ante ese grito.- Lo siento. No quise asustarte ¡Pero es genial conocer a mí compañero de habitación por fin!- Cubrió sus oídos.
El alboroto que provocaba ese gran chico lo alteraba. No le gustaban los gritos, eso solo significaban golpes.- Mi nombre es Oliver y seré tu compañero.- Oliver le dió un fuerte abrazo levantándolo.
Era un chico muy efusivo, y eso era algo extraño para Jake, pero le agradaba.
Oliver se encargó de ponerlo al día. Le enseñó la escuela completa, le mostró sus clases y lo íntegro a su grupo ya que su grupo de amigos habían logrado entrar juntos.
Lo aceptaron con gusto. Esos hizo que los meses fueran más amenos. Lograron hacerlo olvidar de todas las tragedias por las que pasó.
Aunque no olvidó ni un solo día hablar con su prima.
Todas la noches antes de dormir la llamaba y le contaba sobre su día, sus clases y de como se sentía esa sensación de libertad que estaba experimentando.
A veces no le contestaba rápido, o directamente no le contestaba. Eso le daba el indicativo de que Ruth le había hecho algo. Eso lo obligaba a llamar a la señora Simons para que corroborara que todo estaba bien.
Eso lo frustraba demasiado. Siempre que Lina aparecía en la pantalla con algún nueva marca, las ganas de abandonar la universidad y buscar a Lina para escapar con ella, eran enormes. Pero ella siempre lo convencía de no hacerlo. Que la esperara, ya que ella intentaría ingresar a la misma universidad.
Se sentía impotente al no poder hacer nada. El siempre había ayudado a Lina y eso era prácticamente imposible debido a la distancia.
Ahora sólo podía darle apoyo desde la habitación de la residencia. Pero eso no era suficiente para el.
Su prima estaba sufriendo y estaba sola en ese lugar.
-Hola, Jake.- Levantó la mirada sorprendido. Estaba almorzando distraído en sus pensamientos y su situación.- ¿Cómo estás?
-Hola, Athenea.- Ella tomó asiento frente a él y sonrió.
-Yo estoy... Bien ¿Y tu?
-Yo estoy muy bien.- Jake miró sus manos nervioso y sonrió tímido.- Me preguntaba si podrías explicarme el último tema que nos enseñaron en la clase de ciencias. Es que no entendí la explicación del maestro.
-Claro ¿Por qué no?- Ella sonrió y dió un pequeña salto con emoción.
-¡Genial! Te veo después de clases.
Y con eso, Athenea se alejó rápidamente con una enorme sonrisa en su rostro.
No comprendía que sucedía con ella.
Siempre estaba pidiendo su ayuda para los temas que no comprendía, pero cuando se sentaban para que el le explicara los temas, ella hacía lo posible para terminar en una cafetería hablando sobre la vida y cuando había exámenes, Athenea terminaba teniendo las mejores calificaciones de la clase.
Aunque estaba confundido, no se quejaba. Al contrario, le agradaba mucho su compañía. Era amable, extrovertida y divertida. Sentía que podía ser una gran amiga
En la tarde, Jake esperó en la salida del edificio donde estudiaba ya que Athenea tenía una clase en ese edificio pero en otro salón.
No tardó más de cinco minutos en salir alegremente y se encontró con Jake.
Decidieron ir a una cafetería cercana para estar más tranquilos.
Jake explicó pacientemente el tema mientras Athenea lo escuchaba con atención. Lo cual fue curioso, porque en situaciones anteriores, ella no solía prestar atención.
Una hora después, mientras se tomaban un descanso, Athenea se sentó a su lado y le sonrió.
-De verdad gracias por explicarme todas las veces que te lo pedí, Jake. Otra persona me trataría de pesada.
-Para nada. Es un placer. Si puedo ayudar en algo, gustoso lo hago
-Ya veo.- Río suavemente y se estiró.- Me gusta este lugar
-Es bastante tranquilo.- Acordó el mientras le daba un sorbo a su jugo
Luego de unos minutos, Athenea se acomodó y sonrió incómoda.
-Jake... Verás... Quería decirte algo hace un tiempo, pero me acobardé.
-Claro, dime.
-Veras...yo...- Agitó las manos y negó.- No quiero que esto cambie nada entre nosotros... Yo...
-Tranquila, Athenea. Dime qué pasa.
-Yo... Hace un tiempo que empecé a sentirme diferente hacia ti.- Jake la miró confundida.
-¿Te caigo... Mejor?
-No, Jake. Yo he estado... Sintiendo algo más que amistad hacia ti.
El chico se rascó lo cabeza aún mas confundido.
-No comprendo lo que me quieres decir Athenea.
-Por Dios Santo... ¡Que me gustas, Jake!
El se sorprendió ante eso y comenzó a abrir y cerrar la boca sin saber que decir.
-Yo...
(...)
-¡¿Y la dejaste sola?!
-No sabía que mas hacer, Lina. Es la primera vez que me sucede. Jamás me dijeron eso, ni supe cómo reaccionar.
-¿Y crees que largarte de ahí sin decirle nada fue la mejor idea?
-Lo sé, lo sé. Me siento terrible ¿Pero que más podía hacer?
-No huir de esa manera ¿Tal vez?- Lina jadeó indignada ante el relato de su primo.- Ponte en su lugar. Piensa en cómo se debe sentir ahora, Jake. Se debe sentir horrible.
El chico miró sus manos sintiéndose culpable.
-Jake. Dime una cosa.- El levantó la mirada y prestó atención a su prima.- ¿A ti te gusta la chica?
-Bueno... Yo no lo había pensado.
-Pero ¿Ella no te atrae aunque sea un poquito?
-Por supuesto. Ella es muy bonita. Tiene muchos factores que la hacen atractiva para cualquier persona. Me gusta mucho como brillan sus ojos cuando ve algo que le encanta. Lo bonito que se ve su pelo cuando lo tiene suelto. Cómo se le ilumina el rostro cuando ríe. Cómo muerde su labio cuando esta concentrada...
Su voz se iba suavizando a medida que se le iba perdiendo la mirada al visualizar la imagen de esa chica.
-Uuhh.- Jake sacudió la cabeza y miró a su prima.- A Jake le gusta una chica.
-¡No es cierto!
-¡Si es cierto!
-¡No lo es!
-Te gusta Jake. No tiene nada de malo.
-Si lo tiene. No puede gustarme. No soy una persona para eso. Además, imagina que Ruth se entere. Va a golpearme hasta matarme.
-Jake ¿Eres consciente de que tu ya no vives aquí? Tu eres libre. Puedes hacer lo que se te dé la gana con tu vida.
-Si, pero...- Él se detuvo de golpe y sonrió.- Es cierto... Puedo hacer lo que se me de la gana.
-Claro
-Soy un adulto y puedo hacer lo que yo quiera.
-Es lo que estoy diciendo, Jake.
-¡Soy un adulto y nadie volverá a decirme que hacer jamás!
-¡¿Te importaría?! ¡Estoy intentando dormir! Idiota
Jake se mordió la lengua.
Había olvidado que Oliver estaba allí y que al día siguiente tenía un importante exámen.
-Lo siento.
(...)
-¡Athenea!
Ella miró horrorizada al chico que la había llamado y corrió a su clase ignorandolo por completo.
Jake suspiró y cerró su casillero. Ya era una semana desde la confesión y toda esa semana, él había planeado que decir, pero fue una tarea difícil encontrarse a la chica.
Aunque estaba desesperado por hablar con ella, debía cumplir sus obligaciones de estudiante y como estaba cerca de los exámenes, no tuvo oportunidad de sentarse a hablar con ella.
Intentó enviarle mensajes, pero ella ni siquiera los abría.
Jake lo comprendía. Se lo merecía por su cobardía.
Pero quería remendarlo. Queria descubrir si sentía lo mismo que ella.
Le agradaba. Le agradaba mucho. Pero no sabía si le gustaba de esa manera.
Luego de su última clase, Jake esperó afuera del edificio correspondiente. Athenea no debía tardar en salir.
Ya le había dado mucho tiempo y espacio. Y aprovechó el primer momento libre que tuvo para poder juntarse con ella. Debían aclarar esa situación.
Quería disculparse por su reacción y quería volver a pasar más tiempo con ella.
Luego de unos quince minutos de espera, Athenea salió del edificio sin notar que Jake la esperaba al final de las escaleras. Cuando pasó frente a él, Jake la detuvo tomando su brazo sorprendiéndola.
-Espera.- Athenea se congeló al ver la enorme sonrisa de aquel chico.- ¿Podemos hablar?
-Jake... Yo.
-Por favor
-Es que debo hacer una tarea para ciencias y...
-¡Perfecto! Te ayudo.- Apretó un poco el brazo de Athenea y la arrastró hasta el café al que solían ir.
Con sus tazas de café frente a ellos y los apuntes sobre la mesa, se quedaron en un incomodo silencio.
Athenea golpeaba suavemente el cuaderno con el lápiz mirando los ejercicios sin prestarles atención realmente. Con el corazón palpitando con fuerza y con su cabeza hecha una bola de pensamientos.
En cambio, Jake tenía sus manos en la mesa, entrelazadas para disimular el temblor que tenía en ellas. Su pierna iba de arriba hacia abajo liberando la tensión de su cuerpo. Sonriendo tímidamente, esperando no asustar más a la chica frente a él.
-¿Necesitas ayuda con ese ejercicio?
Intentó tomar el cuaderno para ver cuál era el problema, pero Athenea se lo impidió tomando el cuaderno y acercándolo de nuevo hacia ella.
-No, gracias. Yo puedo hacerlo.
Jake comprendió que estaba enojada y levantó las manos rindiéndose.
"Si una mujer está enojada contigo, habla suavemente y sobre un tema diferente. Podrás distraerla y llegar al tema deseado para disculparte".
El consejo que le dio su tío Alonso a los doce años luego de haber hecho enojar a Lina apareció en su cabeza.
Estaba muy enojado y le dolía el hecho de que su padre lo había abandonado. Pero amaba que su tío no lo había dejado de lado. Ocupó el lugar de padre y le enseñó muchas cosas. Incluso se tomó el tiempo de darle la incómoda charla de la preadolescencia. Le insistió en inculcar los valores que sus padres inculcaron de pequeño. Y le enseñó como tratar a una mujer a su manera. Que no era muy diferente a la que le había enseñado su padre. Sin embargo, su tío Alonso fue mucho más allá de los que lo hizo su padre.
-Descubrieron a la profesora Allen besándose con el profesor Morales en la sala de maestros.- Athenea detuvo el lápiz, pero no levantó la mirada - Al parecer, han estado ocultando la relación por meses.
Si algo había aprendido de Athenea en ese tiempo, es que le encantaba el chisme de maestros. Algo dentro de ella le encendía cuando de drama se trataba.
-¿Pero la profesora Allen no estaba casada?
-Si, hace diez años.
-Eso es triste.
-Las personas pueden llegar a ser muy crueles.- Ella alzó las cejas y negó.
-Si, ni que me lo digas.- Soltó con un tono duro.
-Athenea.- Ella lo ignoró y continúo escribiendo.
Jake suspiro y rápidamente le quitó el cuaderno.
-¡Devuélveme eso!
-¡Lo lamento!
-Jake...
-¡Escúchame por favor! No tengo excusa para lo que hice. Pero al menos déjame explicarme.- Athenea suspiró y se apoyó cansada en el respaldo de su silla.- De verdad lo lamento. No estuvo bien haber huido de esa forma luego de que me confesaras eso.
-No importa, Jake. Fue una estupidez lo que hice. Solo haz de cuenta que jamás ocurrió.
-No. Athenea no digas que fue una estupidez. Son tus sentimientos. Y me alegra mucho que confíes en mí lo suficiente como para confesarlos.
-¿Pero de que me sirvió si huiste, Jake? Saliste corriendo y me dejaste aquí sola.
-Y me arrepiento mucho. No supe cómo reaccionar y no me di cuenta que eso te iba a herir de la manera en que lo hizo.- Tomó una bocanada de aire.- Lo lamento mucho. No quise herirte. Pero jamás se me cruzó por la cabeza que alguien se sintiera atraído por mí y no sabía que hacer.
-Pero huir de esa forma fue horrible.
-Lo sé. Lo sé. Por eso insistí para disculparme y para decirte que...- Apretó sus manos y la miró a los ojos asustado de la respuesta que iba a recibir - Creo que me siento de la misma forma que tu.
Athenea lo miró confundida
-¿Creo?
-Se que suena fea la palabra, pero debes saber que jamás tuve la oportunidad de sentirme atraído por nadie, pero me encantaría descubrirlo... Y me alegra mucho que mí corazón quiera elegirte a ti para hacerlo.
La chica estaba estática en su asiento. No podía creer que esas palabras estuvieran saliendo del mismo chico que había huido cuando ella se confesó.
-¿Me lo dices en serio?- Jake asintió con una pequeña sonrisa y tomó la mano de la chica.
-¿Y que dices?- preguntó con nerviosismo.- ¿Me darías la oportunidad?
¿Se la daría?
No estaba muy segura de hacerlo. Jake hirió sus sentimientos cuando huyó. Ni siquiera fue capaz de contestarle ese día.
Sin embargo, los días que pasaron, el se esforzó en acercarse. No podía sacarle el mérito de su esfuerzo.
-¿Y qué pasa si no sale como quieres y me rompes el corazón?
-No deberías pensar en eso como una posibilidad.- Se veía poco convencida.- Si lo hago. Tienes autorización de liberar en las redes sociales la vergonzosa foto que Oliver me tomó con el señor Monkey
-¿Y qué gano yo con eso?
-Pues, todos verán a un chico ya crecido durmiendo con un peluche de su infancia. Será lo suficiente para que ninguna chica se me vuelva a acercar.
Athenea no pudo evitar reírse ante ese comentario
-¿Es un trato?- Athenea lo miró un segundo con una gran sonrisa antes de asentir
-¿Me vas a seguir explicando los temas que no entienda?
-Por supuesto.
Ella río y apretó la mano de Jake.
-Es un trato.
Desde ese día, Jake y Athenea no volvieron a separarse.
Cada tarde, después de clases, se reunían en el mismo café de siempre. Se tomaron el tiempo de conocerse. Saber más de cada uno.
Jake, evidentemente le habló sobre su prima y su infancia y su estilo de vida en Brooklyn. Siempre ocultando el detalle de lo que Ruth le hacía.
Sabía que él ya no vivía allí, pero era tan grande el trauma, que no podía evitar ocultar el tema.
¿Y si eso ponía en riego la vida de Lina?
Además, temía que si le contaba todo, Athenea se alejaría de él.
Ya vería que hacer en caso de que ella lo descubriera sus marcas.
A dos semanas de volver a Brooklyn para el receso de navidad y año nuevo, Jake había decidido pedirle a Athenea ser su novia oficialmente. Ya tenía todo planeado. Ella ya estaba informada de la cita.
Durante esos meses, a parte de estudiar, se dedicó a pasar tiempo con la chica, lo cual fue suficiente para confirmar lo que sospechaba.
No tardó en quedar completamente enamorado de ella ¿Y como no hacerlo? Era la chica más dulce, amable, buena y bonita que había conocido.
Esa chica logró entrar a su corazón y le dio otra motivación a su vida.
Fue complicado ocultar las cicatrices que tenía y sus traumas, pero había logrado que Athenea lo descubriera. Por lo menos, por el momento.
Unas horas antes de la cita, Jake tomó su computadora para hablar con su prima. Estaba nervioso y ella siempre lograba relajarlo.
Tardo bastante en contestar, lo que provocó un nudo en la garganta y que el nerviosismo aumentara, pero por un tema completamente diferente.
Que Lina tardará en contestar solo significaba una cosa.
Ruth le había dado otra paliza.
Lo alteraba mucho no saber en qué estado la había dejado.
Luego de muchos intentos, Lina por fin contestó.
-Angelina, por Dios. Me has dado un sus...- Sus palabras se atoraron en su garganta cuando se encontró a su prima limpiando las heridas en su rostro.- Lo hizo.
-Derramé una botella de jugo.- Ella puso una bandita en su ceja y suspiró.- Se me resbaló de las manos.- prosiguió limpiando su labio con un algodón.
-¿Cómo no hacerlo? Mira tus brazos. Mírate. Estás muy débil.
-Cada vez utiliza una excusa más tonta que la anterior.- Cuando terminó con su labio, tomó una crema y se la aplicó en el antebrazo dónde un gran moretón amenazaba en aparecer.
-¿Estás bien?- Ella alzó los hombros son mirarme.- Linlin. Hay que decirle a mis tíos. Mírate.
-Será una pérdida de tiempo, Jake. Ellos no me van a creer. Tu sabes como son.
-Pero ahora es diferente, Linlin. Ahora ya no tiene con que amenazarte. Ya no puede separarnos.
-Tu no sabes eso. Sabes que es capaz de matarme.- Jake no me dijo nada. No quería negar eso ya que conocía bien a Ruth. Sabía que era capaz de eso y más.- Ya pasó, Jake. Ya pasó. Ahora dime cómo te va ¿Por qué estás tan arreglado?
Jake no pudo evitar sonreír.
Se había vestido con sus mejores prendas. Una camiseta blanca, unos jean negros rasgados y sus zapatillas blancas
-Tengo una cita.
-Uuhh.- Soltó Lina divertida.- ¿Por fin la vas a besar?- Su pregunta hizo reír al chico.
-Tal vez. Primero debo ver si ella quiere ser mí novia oficialmente.
-Creí que ya no era necesario ser novios para que lo hicieras
-No lo es. Pero quería que me conociera bien antes de que tomará cualquier decisión.
-¿Y ella... Ella sabe sobre...- Dudó un poco antes de terminar la pregunta.- Ella... Ya sabes.
-Ella jamás descubrió ni una sola cicatriz. No tuve necesidad de hacerlo.
Lina asintió lentamente comprendiendo lo que decía.
-¿Algún día se lo contarás?
-No lo sé ¿Tu lo vez necesario?
-Yo creo que en algún momento, ella va a ver tu cuerpo. Nuestras cicatrices no son normales. Y no son pocas. Son demasiadas. Le dará curiosidad.
-Lo sé, Linlin. Por el momento, no quiero pensar en eso. Hoy solo quiero enfocarme en ella y en esta cita. Solo quiero hacerlo oficial.
-Tranquilo, Jake. Ella seguramente te aceptará. De lo contrario, ya te hubiera dejado hace tiempo. Hay que soportarte.
-¡Hey! No mientas. Seguramente te aburres sin mis estupideces.- Ella río y asintió.
-Si, extraño mucho que le pongas sal a mí cereal.- Rió fuerte al recordar la primera vez que hice eso.
Miró el reloj y se espantó ver la hora.
-¡Oh no! Me atrasé.- Se puso de pie y se sacudió el pelo.- Linlin, debo irme. Desearme suerte.
-Tu puedes, primo. Trata de no darme sobrinos aún.
-Tranquila. No lo haré.- Tomó la pequeña bolsa rosa y se acomodó el pelo.- Mañana te llamo para contarte cómo me fue
-Mas te vale, popó.
-Y por favor, cuida tus heridas. Voy a pensar como sacarte de allí.- Ella ladeó la boca insegura de lo último.
-De acuerdo. Mucha suerte. Te quiero, Jake.
-Y yo te quiero a ti Linlin.
Colgó la llamada y emprendió cambio hacia el punto acordado previamente.
(...)
Secó las palmas de sus manos en su pantalón mientras observaba como Athenea abría el estuche que le había entregado.
-Oh, Jake. Es hermoso.
El sonrió tímidamente y bajó la mirada. Athenea sacó la pequeña cadena y observó el dije.
Una J dorada colgaba del brillante collar.
Athenea se sonrojó y miró al chico frente a ella.
-¿Por que me regalas esto Jake? Es decir, se ve muy costoso.
-No te preocupes por esto. Yo solo quería darte un detalle.
-Y es un detalle muy bonito. Me encanta. Gracias, Jake.- La enorme sonrisa de Athenea enterneció al chico, quien no podía de dejar de sonreír al ver qué la castaña se colgaba el collar.
-Me alegra que te haya gustado.- Ella miró la J con una enorme sonrisa y antes de acercarse al chico y abrazarlo con fuerza.
-Me encanta, de verdad.- Volvió a acariciar el dije y lo miró de forma juguetona.- ¿Y puedo saber por qué tiene tu inicial?
-Pues... Porque...- Volvió a secar el sudor de sus manos.- Tengo la esperanza que a partir de hoy... Podamos tener... Digo si quieres... Si tu...- Rascó su cabeza frustrado y miró al cielo tratando de mantener la calma.- que tu y... Y yo...- Se mordió los labios y negó.- Maldición.
-Jake.- Athenea tomó las temblorosas manos del chico y sonrió.- ¿Estás pidiéndome que hagamos oficial lo nuestro?- Jake se quedó tirado en su lugar casi sin parpadear mientras el color tomaba sus mejillas.- ¿Eso me estas pidiendo?
Jake no podía contestar. No podía soltar ni una sola palabra. Sentía la boca seca y a su corazón latiendo desenfrenado. Solo se limitó a asentir lentamente.
Athenea río suavemente.
-Ya te habías tardado, Jake Deluca.
-¿Eso es...un...si?
Ella no dijo nada por unos segundos. Solo se limitó a ponerse de puntillas y besar suavemente al chico, provocando un mini infarto.
Fue solo un rápido toque. Un inocente beso que le dio vuelta el mundo de Jake en un segundo.
-Claro que si, Jake. Esperé meses para que me lo pidieras.- Ríos suavemente y miró al chico.- ¿Estás bien?- preguntó preocupada al verlo pálido y al ver qué no se movía.
El no contestó. Solo se limitó a tomar las mejillas de la chica y a acercarse suavemente para devolverle el beso que la castaña le había dado. Solo que el no le dio un pequeño toque. Se tomó el tiempo. Lo profundizó más, mientras se abrazaban. Mientras se transmitía todo el amor que sentía por ella.
Aunque no quería, debía separarse si quería respirar, así que, muy a su pesar lo hizo. Pero no se alejó de ella. Solo ocultó su rostro en el cuello de la chica mientras la abrazaba.
Todo dentro de él se había congelado. No creía que era real.
Soltó un suspiro y sonrió suavemente.
-Gracias, bonita.
No dijeron mucho más durante la noche. Solo disfrutaron su compañía entre risas, abrazos y pequeños besos que llenaban su corazón de alegría y amor.
-Se que solo serán dos semanas, pero voy a extrañarte Athenea.- Ella hundió su rostro en el pecho de Jake y negó.
-Yo también. Aunque podríamos... Quedarnos a pasar las fiestas juntos ¿Que dices?
Jake tardó en contestar. Le gustaba mucho la idea, pero Angelina se lo impedía.
Tal vez si se lo preguntaba a su prima, ella no se lo negaría. Pero no podía hacer eso. Sabía que ella lo necesitaba. Solo iban a ser dos semanas, pero era más que suficiente para salvarla de Ruth.
Ya había decidido hablar con sus tios y pone la denuncia, la cual haría al dia siguiente.
Jake ya era mayor de edad. Estuvo el tiempo suficiente alejado de la anciana para perderle el miedo. Debía ponerse los pantalones en su lugar de una buena vez y salvar a su prima.
Eso haría. Se lo debía.
-Lo siento. Pero no puedo hacerlo. Lina me necesita.
Athenea aflojó los hombros soltando toda la tensión, decepcionada, pero no enojada.
-Entiendo.
-Serán solo dos semanas ¿De acuerdo?
-Si, Jake. entiendo. Extrañas a tu prima.
-Me alegra que entiendas. Jamás hemos estado tanto tiempo separados. Y de una u otra manera, eso nos termina afectando. Siempre hemos sido uno. Es lo que nos permitió seguir con vida.
Athenea ladeó la cabeza sin comprender del todo y sin ánimos de preguntar. Ya sabía que si lo hacia, Jake iba a evadir el tema como solía hacerlo siempre. Solo esperaba que algún día le confesara que era eso que lo solía atormentar.
Caminaron a la residencia, tomados de la mano, hablaron sobre sus planes a futuro. Que era lo que tenían planeado para entonces.
Compartieron sus metas mientras se abrazaban por momentos.
No tenían ánimos de separarse.
Sin, embargo, algo comenzó a preocupar a la chica cuando notó algo extraño.
-Jake, creo que nos están siguiendo.- Él frunció el ceño y miró hacia atrás disimuladamente.
-¿Esos tipos no estaban en el parque cuando te di el collar?
-Yo tambien los vi alli.
-Vamos, demos una vuelta la manzana para confirmar.
Como dijo Jake, comenzaron a caminar rápido y comprobaron que los estaban siguiendo.
-De acuerdo. Escucha.- Jake apretó la mano de Athenea y se inclinó un poco para que la escuchara.- Vamos a ir hasta la residencia ¿De acuerdo? Si nos llegan a alcanzar quiero que salgas corriendo y vayas a pedir ayuda.
-Pero, Jake.
-Pero nada.- La miró fijo a los ojos con expresion seria.- Yo voy a estar bien. No te preocupes.
-Jake, no voy a dejarte solo.
-Athenea, créeme que es mejor que huyas y busques ayuda a que nos lastimen a los dos ¿Entiendes?- Ella asintió y Jake apretó el paso.- No te preocupes. Estaremos bien.
Se dieron prisa, sin mirar atrás, pero cuando estaban a tan solo una calle de la residencia, los hombres que los estaban siguiendo, lograron alcanzarlos, tomando a Jake de los dos brazos.
-¡Corre!
Athenea intentó huir, pero el otro criminal, la tomó del pelo a tiempo.
-¡No!
-¡Sueltala!
Jake sacudió su cuerpo con fuerza, intentando liberarse al ver que el otro arrojó a la asustada chica al piso con fuerza.
-No se muevan y no les haremos daño.- El captor que habia arrojado a Athenea, sacó un arma del bolsillo trasero y apuntó a la pareja, quienes se quedaron estáticos al verlo.- Solo queremos que nos den todas sus pertenencias.
Jake logró safarse del agarre de su captor y se arrojó al piso junto con Athenea.
-Dame todo lo que tengas.- Jake sintió el cañon del arma en su cien. Se quedó quieto apretando las manos de la chica.- ¡¿No me escuchaste?! ¡Tira todo al suelo! ¡Ahora!
-Si, si.- Se apresuró y tiró sus billetera, su teléfono y su reloj al piso.- Aqui tiene. Es todo.
-Tu también niña ¡Rapido! No tengo todo el día.- Athenea se quitó su bolso y una pulsera de oro y lo dejó a un lado de las cosas de Jake.
El otro ladrón se apresuró y tomó las cosas rápidamente.
-El collar tambien, niña- Athenea tocó el nuevo dije en su cuello y negó.
Era un regalo de Jake. Se negaba a renunciar a él tan rápido.
-¡Que me lo des!- Gritó, ahora apuntando a la chica.
-Athenea, dale el collar.
-Pero Jake. Me lo diste tú.
-Eso no importa. Daselo, es más importante tu vida que un collar.
Y aunque los dos sabían que no era solo eso, Athenea se resignó y se lo sacó rápidamente para entregárselo al hombre, quien se lo arrebató de las manos con brusquedad.
-Bien. Ahora no se muevan. No griten. No hagan nada estúpido. O disparo.- Dijo este mientras se alejaban lentamente sin dejar de apuntarles.
Unos metros después, salieron corriendo sin mirar atrás.
Cuando desaparecieron, ambos chicos recuperaron el aliento.
-Jake...- Athenea comenzó a hiperventilar mientras varias lagrimas caían por su rostro.
-Estamos bien.- Abrazó a la chica y trató de mantener la compostura mientras recuperaba el aliento.- Tranquila, estamos bien, bonita. Estamos bien, es todo lo que importa.- Se puso de pie y ayudó a Athenea para que lo hiciera también.- Vamos rapido.
Se apresuraron a la residencia, pero cuando estaban llegando a la esquina, un auto se detuvo frente a ellos.
La ventanilla del acompañante se bajó y el pasajero sacó el arma apuntando a Athenea.
Los ladrones habia vuelto por ellos dispuestos a acabarlos.
Todo fue muy rápido.
Un fuerte ruido se escuchó en los oídos de los chicos y Jake pudo sentir un golpe caliente en su pecho.
Athenea cayó al piso junto con el chico, al mismo tiempo que los criminales huían de la escena.
-No. No, no, no.- Athenea se arrodilló junto a Jake y tomó sus mejillas.- No, Jake No! Por que lo hiciste?!
La sangre brotaba del pecho del chico, quien hacia un enorme esfuerzo por respirar.
-¿Por qué te interpusiste Jake?- Él levantó el brazo lentamente y pasó la mano en la mejilla de Athenea secando sus lagrimas.
Ella acarició el brazo de este y sollozó.
-Athe...nea...yo...
-No hables. Tranquilo ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor!- Gritó en la vacía calle tratando de que alguien la escuchara.- ¡Ayuda por favor!
Un anciano se acercó a una venta de su casa al escuchar el escándalo y se preocupó al ver esa escena.
Athenea lo notó y se acercó hacia la ventana para rogarle que pidiera ayuda, lo cual él no tardó en hacer.
Cuando volvió a acercarse a Jake, notó como el comenzaba respirar cada vez mas lento y como el color iba abandonando su rostro. Su camisa estaba completamente cubierta de sangre que brotaba desde su pecho.
-¿Jake?- Él apenas pudo voltear a mirar a la chica.- Ya pedí ayuda. Ya está en camino. Aguanta un poco ¿Si?
Los ojos de Jake se cristalizaron.
Athenea volvió a tomar las manos del chico mientras las primeras lágrimas caían lentamente.
-Athenea...- La chica secó sus lagrimas y escucho a Jake con atención.- Dile... a Lin...a que lo... siento.
-Jake...
-Lo... sien...to...bonita.
-No Jake. No es tu culpa.
-Yo... te... amo...
Eso fue lo último que logró soltar junto con su último aliento mientras sus ojos se cerraban y sus latidos se detenían dando fin a una vida de dolor y sufrimiento.
Athenea, al sentir que el agarre de la mano de Jake se había aflojado y al ver que la vida de Jake se iba apagando, pudo sentir como todo dentro de ella se desmoronaba.
-¡Jake no! ¡No hagas esto! ¡Por favor!
Se arrojó sobre él para abrazarlo mientras lloraba por su temprana partida. Mientras pensaba en las últimas palabras que le había dicho el chico y pensando como se había sacrificado para que esa bala no la tocara a ella.
Jake partió cumpliendo la misión que se le habia impuesto en esta vida.
Ser un angel guardián para Lina y para Athenea.
(...)
Sus pies provocaban pequeñas olas en el lago. Su tranquilidad era la mía. Su felicidad también lo era.
-Te lo dije.- Ella sonrió y negó.
-Me lo dijiste.- Repitió.- Aunque sufrí mucho para consegurilo.- Reí y rodeé sus hombros para abrazarla.- Quién diría que lo haría, si hasta creí que yo moriría antes que mi abuela.
-Yo no, Linlin. Has venido a este mundo para disfrutar y ser feliz.
-¿Tú crees, Jake?- Asentí y miré el paisaje que me regalaba el lago.
-Ahora podrás graduarte. Seguir tus sueños. Casarte. Tener muchos hijos.
-Yo no sé si tendré muchos. Con uno es suficiente.- Reí y sacudí el pelo de Linlin.
-Ten los que quieras, prima. Serás una gran madre.- Me estiré y bostecé.  Angelina copió mi acción, pero ella se inclinó hacia atrás poniendo todo el peso en sus manos.
-Esto es vida.
Me volteé rápidamente y la miré con una sonrisa.
-Lo dijiste.- Ella sonrió y asintió.
-Ya es tiempo, Jake. Te quedaste aquí demasiado tiempo. Cumpliste tu promesa y yo logré ser libre y feliz gracias a tu cuidado.
-¿Estás segura?- Sus ojos se cristalizaron y asintió lentamente.
-Jake. Sé que no trascendiste para cuidarme. Te quedaste atrapado en este limbo. No es justo. Tú también te mereces ser feliz. Soportaste mucho en vida y en muerte. Ya es hora de que avances y te reencuentres con tu mamá.
No dije nada. Solo me limité a acariciar sus mejillas mientras dejaba caer mis lágrimas.
-Será triste no poder verte en mis sueños cuando lo necesite. Pero sería muy egoísta de mi parte retenerte por más tiempo.- Secó sus lágrimas y suspiró.- Jake, el peligro más grande despareció hace mucho tiempo. Logré rehacer mi vida. Y si, aún lucho día a día por algunos temas, pero son cosas de la vida que uno tiene que afrontar. Es parte de la experiencia. Yo voy a estar bien.
-¿Me lo prometes?- Alcé mi dedo meñique como cuando éramos niños.
-Lo prometo.- Enlazó su meñique con el mio.- Tú me prometes que irás con la tia Rose y serás feliz?- Apreté nuestras union y sonreí entre lagrimas.
-Lo prometo Linlin.
Ella sonrió y se puso de pie.
Hice lo mismo y miré la entrada del lago.
La lu que por años había estado opaca, comenzaba a ser cada vez más grande y brillaba cada vez más.
-Muy bien. Ya me tengo ir. Voy a extrañarte mucho, popó.- Sonreí y la abracé con fuerza.
-No creas que no vendré a visitarte de vez en cuando.- Ella me correspondió el abrazo. Besé su cabeza cuidadosamente y me separé al borde de las lágrimas.- Te quiero Linlin.
-Y yo a ti, Jake.
Apreté sus manos suavemente antes de acercarme lentamente a la luz que se presentaba ante mi.
Me volteé una vez más para despedirme de nuevo en la distancia. Ella me devolvió el saludo con una cálida sonrisa, dándome la tranquilidad que necesitaba y me preparé para encontrarme con mi mamá.
Tomé una bocanada de aire y comencé a adentrarme a ese cálido lugar. Donde esa suave y tibia luz me envolvió por completo. Dándome la paz que por tantos años estuve esperando. Dejando atrás todo el sufrimiento y dolor que experimenté en esta vida.
Deseando que en la próxima pueda decir con orgullo y felicidad, esto es vida.

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