LINA P.O.V.
-Adiós Lina, cuídate por favor.- Dijo mamá con lágrimas en los ojos.
Pasaron dos semanas desde la escena que papá armó en la escuela, mi mamá lo obligó a disculparse y cuando fue con Caleb él solo dijo "claro", y luego se fue sin mirar a nadie. También dejó de acercarse a mi, tal y como se lo pedí, solo que ahora no puedo evitar sentirme culpable por lo que mi padre hizo.
Ahora mis padres tenía que regresar a su trabajo y nos estábamos despidiendo.
-Adiós mamá, voy a extrañarte, a ambos.- Mi voz salió cortada y abracé con fuerza a mi madre.
Mamá me abrazó con fuerza y sollozó en mi hombro, cuando me separé de ella, mi papá me rodeó con sus brazos y besó mi coronilla. Odio estas despedidas, solo son un recordatorio de que lo bueno no dura para siempre, lo bueno solo dura un tiempo y luego tienes que volver a la realidad, y que las cosas buenas nunca estarán a mi disposición y si lo están, solo serán temporales.
-Te amamos Lina.- Murmuró papá. Me separé de mi papá y sequé mis lágrimas.
-Yo también los amo.
Luego de abrazarnos un poco más, ellos subieron al auto y partieron al aeropuerto. Permanecí en la entrada de mi edificio preparándome psicológicamente para lo que tendría que afrontar.
Cuando entré a la cocina, observé a mi abuela que estaba tomando vodka desde la botella, me repugnó bastante. Yo nunca haría algo como eso, es asqueroso.
-¿Qué miras?- Preguntó seria mi abuela. Bajé la cabeza y negué.- La ropa nueva. La quiero fuera de tu habitación y que luego te quedes ahí. No vas a cenar. ¿Entendiste?- Su voz salió dura y amenazante.
Asentí y caminé rápido a mi habitación. En una bolsa, puse toda la ropa nueva que mis padres habían comprado para mi, incluso la que traía puesta, la cual reemplacé por mi viejo pijama; dejé la bolsa en el pasillo y volví a entrar a mi habitación. Me paré frente a mi espejo y recogí mi pelo. En estas semanas pude recomponer un poco mi cuerpo, seguía teniendo moretones, pero eran casi invisibles, solo las cicatrices de algunos cortes que mi abuela provocó hace un tiempo. Mi nariz quedó como nueva, ni siquiera parece que la golpeé contra ese casillero.
Levanté la camiseta hasta la altura de mis costillas, ayer me pesé en la báscula que hay en el baño y me di cuenta que logré aumentar cuatro kilos y aunque no sea mucho, para mi es una gran logro, además era muy notorio, mis costillas ya no son tan notorias. Levanté mis bazos para ver como estaban, no había rastros de moretones así que no serán necesario maquillarlos, por lo menos no por unos días; mis piernas no había tantos moretones, pero algunos seguían ahí, por lo tanto las medias seguirían en su lugar.
Me acosté en mi colchón y miré el techo y me quedé unos minutos en esa posición; hambre no tenía, mi estómago se cerró por completo. Supongo por la partida de mis padres o tal vez es la angustia al saber que a partir de mañana todo será como antes y no podré hacer nada al respecto.
(...)
Pasó un mes desde que mis padres se fueron y, como había predicho, mi abuela volvió a golpearme, bajé los pocos kilos que tanto me costó aumentar y me ha encerrado en el sótano tres veces.
En la escuela todo sigue igual, todos me molestan... excepto Chris. Estuvo muy raro últimamente; ayer, cuando pasaba a su lado, él solo bajó la mirada y siguió su camino, ni siquiera me miró con asco o me dijo algún insulto, solo pasó a mi lado como si yo no hubiera estado ahí. Fue raro pero mejor para mi.
Caleb no me habló más desde que mi papá le gritó frente a la entrada, se comporta como Chris lo hizo últimamente, con la diferencia de que a veces sorprendo a Caleb mirándome fijo y si, es un poco aterrador porque parece acosador, pero me da curiosidad ya que yo no tengo nada que no vio antes. Como sea, es mejor que siga alejado, no es bueno que se mezcle con gente como yo.
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¡Esto Es Vida!
RomanceTodos tenemos secretos, no importa de que clase, todos los tenemos. Angelina tiene su propio secreto, uno muy oscuro, pero jamás lo comentó con nadie ya que si lo revela su vida correría riesgo, y pasó por mucho como para tirar todo por la borda...