Capitulo 31

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 LINA P.O.V.

 Observé a las alegres personas jugando y nadando en la piscina del hotel. Se veían muy felices.

 Desvié la mirada hacia la derecha, donde se encontraba mi primo. Estaba relajado, disfrutaba del hermosos día. Observé sus brazos y su torso con atención, y de verdad lo envidiaba, sus moretones se habían borrado completamente. Yo, en cambio, tenía algunos en la espalda y el abdomen. Me encantaría quitarme esta camiseta para disfrutar el sol tal y como lo hace Jake, pero esa es una pésima idea.

 Los brazos de Jake me daban mucha impresión, eran tan delgados que parecían palillos, daba la impresión de que se quebrarían cuando soplara el viento.

 Estos últimos meses él me ha estado dando gran parte de su comida y sólo porque me desmayé en la sala por falta de alimento. Por esa razón había bajado tanto de peso. Yo iba recuperando fuerzas a medida que él las iba perdiendo. Estaba casi demacrado, ya no era el mismo chico de siempre. Dejé de aceptar su comida cuando un chico lo tiró con mucha facilidad en una de sus prácticas de basketball. Logré hacer que tome conciencia sobre su situación.

 Cuando mis padres lo vieron, le preguntaron a mi abuela porqué Jake estaba tan delgado, ella les dijo que Jake se negaba a comer y para evitar problemas él lo afirmó. Es así como mi primo y yo llegamos a este hotel.

 Comenzamos nuestras vacaciones de verano y mis padres decidieron llevarnos a Miami para vacacionar. Sabemos que lo hicieron para que Jake esté vigilado.

 Jake, para que mis padres afirmaran que lo que dijo mi abuela era cierto, se ha rehusado a comer estos primeros días. Pero noto en su rostro el deseo de arrojarse a la comida cuando está en frente de él. Mis padres de verdad están preocupados.

 -¿Qué miras? ¿Tengo algo en la cara?.- Se sentó a mi lado y se quitó las gafas oscuras dejando a la vista sus enormes ojeras.

 -Escuché a mi padres hablar anoche Jake.- Arqueó una ceja interrogante.- Mamá le sugirió a papá que lo mejor será que estés en un internado para personas con trastornos alimenticios.- Jake alzó las cejas sorprendido y luego miró hacia adelante.- Papá dijo que si no comes en estos días lo harían.- Él no dijo nada, pero su expresión indicó que estaba preocupado.- Debes comer Jake. Ellos ya le creen a mi abuela. No quiero que nos separen.

 -Lo haré.- Dijo al fin luego de unos largos segundos.- Era hora de que me lo dijeras. La verdad se me hizo difícil contenerme. Si tu abuela no hubiera dicho eso me hubiera arrojado sobre la mesa.

 -Come todo lo que puedas Jake.- Sonreía mientras lo empujaba un poco.

 -Lo haré. Ya me cansé de ver mi huesos.- Alzó uno de sus brazos y tocó su muñeca y codo con su dedo.- Voy a aprovechar la cena de esta noche

 Una enorme sonrisa se instaló en mis labios. Hoy es mi cumpleaños y después de tres largos años podré festejarlo junto a mis padres.

 -¿Crees que estarán desocupados esta noche?

 -Yo creo que si. Se sienten culpables por la poca atención que te han dado este tiempo. Puedo verlo en sus rostros.- Miré mis dedos y mordí mi labio inferior pensando en las noches que estuve esperando para recibir la típica llamada nocturna que solía hacer con mis padres, pero estos últimos meses mis padres han estado tan ocupados que no han tenido tiempo de hacerlo.- Bueno, iré a nadar.- Jake se puso de pie y corrió hacia la piscina con una enorme sonrisa. Me salpicó un poco cuando saltó al agua, pero no le dije nada. Hacía mucho calor pero yo no podía nadar.- ¿Vienes?.- Miré a mi primo con una sonrisa y negué. Él se encogió de hombros y se sumergió en el agua.

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