Caleb P.O.V.
-Mis pies me están matando.
-¿Quieres unos masajes?- A Charlie le brillaron los ojos ante el ofrecimiento de Teo.
-Si, por favor.
Teo se puso manos a la obra y comenzó a masajear los hinchados pies de Charlie.
Puse mis manos en su vientre saludando a los bebés, inmediatamente me recibieron con unas suaves patadas.
-¿Estan preparados para el sábado?- Preguntó Charlie.
-Ya tengo mi traje.- Teo cambió de pie y comenzó a masajearlo.- Y Let dijo que iría mañana a buscar su vestido.
-Si, iré con ella. Se lo pedi ya que quiero hacer algunas compras para los bebés. Y Lina irá con nosotras.
Arlet terminó aceptando a Teo para ir al baile. Solo quería hacerse la difícil porque le gustaba que él insistiera.
No lo sé, jamás entenderé a las mujeres.
-¿Por qué no invitaste a Lina, Caleb?
-Lo hice, pero… ella no quiere ir allí. No le llama la atencion estar rodeada de los compañeros que llegaron a acosarla.
Y es que intenté invitarla de la manera mas cursi que Lola me aconsejó. La esperé en la entrada de la escuela con una ramo de jazmines que ella adora y sus chocolates favoritos. Realmente quedo sorprendida, aceptó todo sonrojada, regalándome la imágen que tanto me gustaba y extrañaba. Pero su respuesta me decepcionó.
-Lo lamento, Caleb. Pero no quiero ir al baile. Ir a un lugar donde la mayoria de las personas me acosaron durante tantos años, no es mi idea de diversión. Lo siento de verdad.
Traté de insistir, pero la comprendía lo difícil que podría ser para ella estar en ese ambiente.
-Entiendo. De acuerdo, espero que mañana se divierta en nuestra salida de chicas.
Suspiré y cargué a Pelusa, quien ya se habia calmado y me tomó cariño.
(…)
LINA P.O.V.
Acaricié las suaves y diversas prendas que colgaban de los ganchos hasta que me detuve en un pequeño vestido violeta.
-¿Qué te parece este, Charlie?
Acompañamos a Charlie a una tienda de ropa de bebés luego de que Arlet habia escogido su vestido. Ya faltaba poco para que los bebés nacieran. Charlie estaba muy emocionada y nos hizo recorrer toda la tienda. En menos de una hora, Let y yo empujabamos el carrito que Charlie se habia esmerado en llenar con ropa, mantas y juguetes. Parecía que queria llevarse todo lo que habia allí dentro ya que mucho, parecía no ser suficiente. Ella sería capaz de llevarse la tienda completa si pudiera.
Creo que a Mark le dará un infarto cuando vea todo lo que Charlie compró.
-¡Es hermosos! ¡Al carrito!- Ella me lo quitó de las manos y lo arrojó dentro del carrito junto con el resto de cosas.- Necesito más vestidos para mi niña.- Charlie acarició su abultado vientre y luego se apresuro hacia otro pasillo.
-Esto de la maternidad la tiene como loca.- Comenté mientras miraba otras prendas.- ¿Tu qué crees Let?- Esperé pacientemente por una respuesta que nunca llegó.- ¿Let?- Desvié la mirada hacia ella y la encontré mirando fijamente el vientre de una mujer que se detuvo a mirar peluches que había en un rincon.
Su expresión no indicaba nada bueno. Su ceño estaba fruncido y sus labios estaban apretados. Esa expresion acompañó a Let toda la semana. Ya me estaba preocupando su actitud.
-Let ¿Qué sucede?- Ella agitó la cabeza cuando chasqueé los dedos frente a ella.
-¿Qué sucede?
-Te estaba hablando ¿No escuchaste?
-Lo siento.- Suspiró y apretó un gorrito que tenía en sus manos el cual dejó en el carrito unos segundos después.- Lo lamento, Lina ¿Qué me decías?
-Que Charlie esta muy emocionada con todo esto.
-Oh… si.- Sonrió falsamente y luego se apresuró a llegar hasta Charlie mientras empujaba el carrito.
-Tengo hambre chicas.
-¿Qué se te antoja comer?- Charlie miro a Let y sonrió.
-Pizza.
-De acuerdo. Vamos a pagar todo esto y luego iremos por esa pizza.
Let logró convencer a Charlie con su tono. Pero a mi no. Algo le sucedía.
¿Qué le pasa a esta chica?
Quince minutos después, nos encontrábamos en una pizzería que se encontraba a unos metros de la tienda en la que Charlie casi explota la tarjeta de crédito.
-¿Cómo es que vamos por la tercer pizza?- Preguntó sorprendida Charlie.
-Ustedes van por la tercer pizza. Yo acabo de comer mi segunda porción.- Let dejó de comer y vió la porción en sus manos.
-No me mires asi, Lina. Tengo hambre.- Dijo bruscamente.
Fruncí el ceño al escuchar el tono de mi amiga. No esperaba que se enojara por eso.
-Debo ir al baño. Ya vuelvo chicas.- Charlie se puso de pie y se dirigió a los baños del local dejándome sola junto con Let.
-Ahora si ¿Qué te pasa?- Ella alzó la vista enojada y arqueó una ceja- ¿Por qué estas tan enojada?
-Yo no estoy enojada.
-Claro que si.- Ella puso sus ojos en blanco y miró para otro lado.- No sé que te sucede estos dias pero estas actuando extraño.- Ella miró la mesa unos segundos en silencio y luego desvío su mirada hacia mi.
Mi pecho se encogió al ver sus ojos llenos de lágrimas, las cuales se esforzaba en retener.
-Estoy embarazada, Lina.
Me congelé y quedé boquiabierta unos segundos.
-¿Lina?...- Respiré profundo y traté de mantener la calma.
-¿Qué?
-Estoy... Embarazada. Me hice tres pruebas ya que no confiaba en las primeras... Y todas dieron positivas.
-De acuerdo.- Suspiré y me acomodé en mí asiento para mantenerme lo más calma posible.- De acuerdo... ¿Cuándo las hiciste?
-Hace una semana
-¿Y por qué no me dijiste nada?
-Porque tenía, es decir, tengo miedo. No estoy preparada para esto. Cuando mis padres se enteren... Me enviarán de nuevo a Alemania. Seré la vergüenza de la familia.
-Tranquila. No pienses sobre esas cosas ahora. No debes alterarte. Ahora quiero saber ¿Quién es el padre, Arlet?
-No sé si deba decirlo.
-Let, dímelo.
-De acuerdo. Es... Teo
-Oh no.
(...)
-Te ves hermosa, Let.- Mí madre terminó de acomodar el pelo de mí amiga y dejó que se mirara en mí espejo.
Miré al rededor y sonreí al ver lo bonita que estaba mí nueva habitación.
Mis padres se pusieron de acuerdo y decidieron que lo mejor sería mudarnos. Esto solo sería una prueba. Estaríamos unos meses aquí para ver si hay alguna mejora conmigo. De lo contrario, me enviarían a Italia.
Sin embargo, desde el día uno, ya sentía cambios. Me sentía mucho mejor. Ya no tenía miedo en cada paso que daba. Ya no sentía escalofríos cuando pasaba de una habitación a otra y ya no estaba en modo alerta todo el día.
Mis horas de descanso había mejorado muchísimo. Podía dormir sin la necesidad de tomar las pastillas.
Era una sensación fabulosa.
Solo había unas condiciones. No iba a tener cerradura en mi puerta por un tiempo y el espejo estaría en el cuarto siempre y cuando mis padres estuvieran en la casa.
No me opuse, pues, ellos tenían justificación para tomar esa decisión.
Let se puso de pie y acomodó su vestido.
Charlie tiene un muy buen gusto. Ella había elegido un vestido rojo con una pierna al descubierto, junto con unos tacones negros. Todo el atuendo junto, le daba un aspecto elegante a Let.
-¿En serio no vas a venir?- Negué con una sonrisa.- De acuerdo.- El timbre sonó anunciando la llegada de un invitado.
Solo pasaron cinco minutos para que Teo se llevara a Let entre tartamudeos. Había quedado medio tonto cuando vio a mí amiga arreglada de esa forma.
-Que hermosa Mamushka.- Soltó suavemente.
-Disfruten la noche chicos ¡Diviertanse!- Ellos saludaron desde el auto y Caleb tocó la bocina en modo de saludo ya que él se había ofrecido a llevarlos.
-Entremos Lina.
Obedecí a mí madre y me dirigí a la cocina
-¿A dónde crees que vas?- Me volteé confundida y miré a mí madre.- Quiero que te des una ducha ahora.
-Prefiero hacerlo antes de dormir, mamá.
-De hecho, Lina. Te estoy ordenando que te des una ducha.
-Pero lo hago siempre a esa hora.
-Hoy lo harás más temprano. Ve y ducharte rápido, Angelina.
Estaba muy confundida, sin embargo, decidí obedecer.
Luego de haberme duchado y de haberme secado el pelo mí madre entró a la habitación con un vestido blanco en sus manos.
-¿Qué es eso mamá?
-Ya arreglamos a Let. Ahora te toca a ti.
-Yo no iré al baile.- Dije luego de unos segundo en silencio.
-No lo harás. Pero tampoco te quedarás en casa un viernes en la noche. Ya casi tienes 18 años. Disfruta tus mejores años, Cariño.
-¿Y a dónde iremos?
-Mejor no hagas preguntas y déjame arreglarte.
Luego de unos largos minutos en los que mí madre me había maquillado y arreglado el pelo, me forzó a ponerme ese vestido.
-Pero mamá, con que necesidad quieres que lleve eso, se ve demasiado corto.
-No es tan corto ¿Crees que dejaría que mí propia hija se ponga un vestido tan corto y salga a la calle así?- Fruncí el ceño y suspiré. Supongo que no. Mi madre no sería capaz.- Solo pruebatelo. Estoy segura que te gustará.
Suspiré y tomé el vestido lentamente. No me convencía, pero le daría el gusto a mí madre.
Después de ponerme el vestido y un par de zapatillas blancas, mí madre me puso frente al espejo.
-Estas hermosa, Lina.
-¿Por qué zapatillas con vestido?
-No es conveniente usar zapatos a dónde irás.- Miré mí reflejo poco convencida.
-Mamá, no estoy segura.
-¿Por qué no?
-Se ven mis... Cicatrices.- Mí madre suavizó la mirada y tomó mis manos.
-Cariño. Ya han pasado varios meses. Entre las y cremas y tratamientos, tus cicatrices son casi invisibles, Lina.
-Si, pero...- miré mí reflejo una vez más.- Yo aún las veo.
-Lina, estás hermosa.- Tomó mis hombros y me miró con cariño.- No hagas caso a esa voz en tu cabeza. Unas cicatrices casi invisibles no te hacen menos bonita ¿De acuerdo?- El timbre Interrumpió a mí madre.- Ya está aquí. Bajemos.- Ella tomó mí muñeca sin darme tiempo de nada y me llevó con ella escaleras abajo.
-Pero, mamá. Tu no te has arreglado aún.
-¿Y cuando dije que iría contigo?
-¿Qué?
Mí madre abrió la puerta dejando ver un sonriente Caleb.
-Hola, Caleb.
-Hola, señora Marie. Hola, Linda.
Miré a Caleb de arriba hacia abajo atontada. Su camisa azul y sus pantalones le quedaban muy bien. Y sobre todo, su pelo bien arreglado le daba un toque elegante. Me había dejado boquiabierta.
-Wow, Lina. Estás hermosa - Mis mejillas se tiñeron de rojo al escuchar eso.- ¿Vamos?
-Ehh, yo...
-Y recuerda, Caleb. Hasta las doce. Puedes atrasarte hasta las doce y media, pero porque es un recorrido largo.- Mí mamá me tomó del brazo y me empujó hacia Caleb.- ¡Diviertanse!
Dicho esto, entró a la casa y cerró de un portazo, dejándonos en la calle.
-¿Subes?- Me volví hacia Caleb y lo vi a un lado del auto abriendo la puerta para mí.
Me crucé de brazos y lo miré con el ceño fruncido
-No iré al baile, Caleb
-Lo sé, lo sé.- Contestó sonriendo- Y no lo harás. Te llevaré a otro lado, si me lo permites.
Miré el auto y luego lo miré a él. Se notaba nervioso.
Respiré profundo y di un paso hacia adelante
-Vamos
Sonrió ampliamente y cerró la puerta luego de que entré al auto.
-¿A dónde iremos?
-Ya veras.- Dijo y puso en marcha el auto.
Admito que ya no estoy tan ansiosa a su lado. Sentía calma y paz
Lo había hablado mucho en terapia y habia trabajado mucho en este tema.
Realmente Caleb jamás hizo nada malo. Solo lo que ocurrió en la biblioteca, sin embargo, él no fue quien lo comenzó, pero si quien lo terminó.
También cometió el error de no dejarme explicar cuando me vio con Chris y cortó la relación. Comprendo su enojo, yo también me hubiera enojado en su lugar. También comprendo su reacción. Cuando uno está enojado no mide las cosas que hace o dice si no tiene buen control en sus emociones.
Caleb se disculpó sobre eso. Entendió que cometió un error y supo cómo disculparse y eso es algo que tengo en cuenta su actitud no fue madura, pero aceptar su error y solucionarlo, si lo fue.
-De acuerdo, ya llegamos.- Caleb se detuvo en la entrada que siempre usaba para ir al lago.
Involuntariamente comencé a temblar, pues, no había regresado luego de lo que había hecho.
-¿Por qué me trajiste a este lugar?
-Porque...
-No he vuelto desde... Ya sabes...- Lo interrumpí cuando empecé a hiperventilar- Yo no sé si debo...
-Lina, tranquila.- Tomó mis manos y me miró a los ojos.- Fue una situación horrible. Y sé que te debe doler lo que hiciste. Pero este es tu lugar especial ¿Recuerdas? No dejes que un mal recuerdo te lo arruine ¿De acuerdo?
Respiré profundo y asentí lentamente mirándolo.
-De acuerdo
-Bien. Vamos.
Nos bajamos del auto y comenzamos a caminar hacia el lago.
Honestamente no recordaba muy bien lo que había ocurrido, sin embargo, me daba un poco de escalofríos estar en ese lugar.
-Que bueno que tu madre te dio algo cómodo para caminar por aquí.- Miré mis zapatillas y sonreí.
En qué momento lo planearon.
-¿Me harías un favor?- Dijo él repentinamente.
-Dime.
-No dejes de mirar al piso.- Lo miré confundida por lo que me pedía.- Es que quiero sorprenderte.
-Pero si ya me sorprendiste cuando me fuiste a buscar
-Si, pero no era la sorpresa completa.- Reí y asentí antes de mirar al piso.
Caminamos un poco más hasta que llegamos al lago.
No era necesario mirar el camino, ya conocía el tramo hasta con los ojos cerrados.
-Espero que te guste.- Tomó mí mano y la apretó.- Ya puedes mirar, Linda.- Levanté la mirada y me quedé sin aliento al ver esa hermosa imagen.- Se que no querías ir al baile. Pero se me hace injusto que una chica se pierda esto.- Se puso frente a mí y sonrió.- Así que decidí hacer un baile exclusivo para nosotros.
-Caleb ¿Cómo...?
-¿Te gusta?
Analicé todo el paisaje con paciencia.
Caleb había colgado luces en los árboles que rodeaban toda esa zona, las cuales, llegaban hasta el piso del muelle. En este había una pequeña mesa cuadrada con un mantel blanco, con unos vasos con jugo y platos sobre está.
A un lado de la mesa, había un pequeño parlante. Estaba sonando una canción movida, pero el volumen no era muy alto.
-Caleb. Es hermoso ¿Cómo lo hiciste?
-Tuve un poco de ayuda de Adam. Él me prestó su generador de energía y su mesa. Yo traje el resto y luego Adam me ayudó a poner todo en orden.
-Les quedó increíble.
-Ven.- Tomó mí mano y me acercó a la mesa donde tomamos asiento.- ¿Tienes hambre?
Asentí sonriente, pensando en lo que había preparado.
Sacó una mochila que estaba debajo de la mesa de ella sacó un recipiente con sandwiches.
-No sé me ocurrió otra cosa que dure fuera del refrigerador.- Reí y tomé uno cuando me ofreció
-Me gusta lo que ofreces.
Comenzamos a comer en un silencio cómodo. Disfrutando nuestra compañía.
Cuando terminé de comer, Caleb ya estaba comenzando con otro sandwich.
Si bien parecía que nada malo pasaba, lo noté muy nervioso. Comía muy rápido y podía notar un poco de sudor en su frente.
-¿Tú quieres decirme algo, verdad?- El quedó inmóvil con el sándwich en la mano.- ¿Caleb?
-No quiero arruinarlo ahora, Lina
-No vas a arruinar nada, Caleb. Dímelo.
La canción que estaba sonando en ese momento, acabó y comenzó a sonar una aún mas suave.
-¡¿Bailamos?!- Me sorprendí ante el tono alterado de Caleb, pero asentí de todas formas.
Se levantó rápidamente y tomó mí mano llevándome al muelle rápidamente.
Una vez allí, respiró profundo y me acercó tomándome de la cintura suavemente. Puse mis manos sobre sus hombros y comenzamos a movernos al ritmo de la suave música.
Intentó evitar mí mirada a toda costa, pero mí insistencia le ganó y sus ojos se clavaron en los míos finalmente.
Había olvidado lo bonitos que eran.
Nos quedamos así, bailando lentamente sin despegar nuestras miradas, acercándonos poco a poco hasta que ya no había espacio entre nosotros. Hasta que Caleb escondió su rostro en mí cuello.
-¿Podemos volver a intentarlo, Linda?- Se detuvo, pero no cambió la posición actual.
No respondí. Me quedé mirando el lago pensando en mí respuesta.
Extrañaba mí relación con él.
Lo extrañaba a él.
Y con toda la terapia que había tomado, había logrado comprender y perdonar sus errores, así como yo aprendí a aceptar los míos.
-¿Realmente quieres retomar la relación?
-¡Si!- Exclamó saliendo de su escondite.- Te extraño mucho, Linda. Extraño lo que teníamos. De verdad quiero que volvamos a estar juntos. Se que tomará tiempo que vuelvas a confiar en mí, pero prometo que me esforzaré para que no dudes de mí jamás ¿Tu me volverías a aceptar en tu vida?
Alcé la mirada para encontrarme con sus ojos. Esos hermosos ojos que había logrado enamorarme, ahora brillaba con ilusión ante mí respuesta.
¿Volver con él?
Si. Si quería hacerlo.
-Si, Caleb. Volvamos a intentarlo.- Caleb no esperó ni un segundo más y se lanzó a besarme con necesidad. Disfrutando cada segundo.
Quitandonos las ganas que estábamos guardando hace meses.
Luego de unos minutos, nos separamos sin muchas ganas de hacerlo, cruzando nuestras miradas con una enorme sonrisa en nuestros rostros.
Caleb me abrazo suavemente y acarició mí pelo con cariño.
-Gracias, Linda.
Sonreí con alegría y me separé para volver a besarlo.
Este momento se guardaría en mí memoria para siempre.
Este momento reemplazaría al triste recuerdo de ese trágico día.
Este momento, haría que el lago vuelva a ser mí lugar especial.
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¡Esto Es Vida!
RomanceTodos tenemos secretos, no importa de que clase, todos los tenemos. Angelina tiene su propio secreto, uno muy oscuro, pero jamás lo comentó con nadie ya que si lo revela su vida correría riesgo, y pasó por mucho como para tirar todo por la borda...