Capitulo 39

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 LINA P.O.V.

 Mi mochila se resbaló de mi mano y golpeó con fuerza el piso. Mis ojos se abrieron al ver a las dos personas frente a mi.

 -Ya llegaste, hija.- Dijo mamá dejando su taza de café sobre la mesa. Papá se puso de pie y se acercó a mi con una sonrisa.

 -¿No piensas abrazarnos, conejito?- Me lancé a sus brazos y lo abracé con fuerza.

 Aunque estaba algo molesta con ellos, no podía evitar emocionarme al verlos. Los había extrañado mucho.

 Luego de abrazar a papá, fue el turno de mamá quien me apretó con fuerza y besó repetidas veces mi cabeza.

 -¿Cómo has estado?- Miré de reojo a mi abuela ante la pregunta de mi padre. Ella me lanzó una mirada amenazante, que me estremeció por completo.

 Últimamente, no he tenido el valor suficiente como para mirarla a los ojos; estaba más asustada de lo normal.

 -Bien... muy bien.- Sonreí.

 Mi respuesta pareció no ser suficiente para mis padres, pero no dijeron nada al respecto.

 Mi madre me preguntó si quería una taza de café, la cual acepté, pero no dejé que ella la hiciera por mi.

 En la cocina estuve largos minutos batallando para abrir el frasco de café. Al parecer, alguien había puesto pegamento a la tapa porque se me hacía imposible abrirla.

 -¿Pasa algo conejito?- Me sobresalté al escuchar a mi papá detrás de mi. No había escuchado cuando entró.- ¿Por qué tardas tanto?- Mordí mi labio inferior y le tendí el frasco.

 -Alguien le puso pegamento industrial a esta cosa.

 Él tomó el frasco y lo abrió con mucha facilidad. Abrí los ojos sorprendida y luego miré mis manos.

 O mi papá era muy fuerte o yo era muy débil.

 -¿Segura que tenía pegamento o querías comprobar que tan fuerte soy?- Tomé el frasco con una sonrisa y le agradecí.

 -Es obvio que yo lo aflojé.- Él soltó una fuerte carcajada y sacudió mi pelo.

 -Si, claro.- Comencé a preparar mi café con paciencia, ignorando las miradas que mi padre le lanzaba a mis piernas.- Dime una cosa ¿Qué le sucedió a tus piernas?- Lo miré de reojo y luego volví a clavar mis ojos en mi café.

 -¿Qué les sucedió? No les sucedió nada.

 -No eran tan delgadas. De hecho, no eras tan delgada.- Tomando mi brazo y analizándolo.

 -Claro que lo era. Siempre lo fui.

 -Lo sé, pero... me da la impresión que estás siguiendo los pasos de Jake.- Al escuchar el nombre de mi primo, detuve los movimientos de la cuchara.

 "La anorexia"- pensé.

 Miré disimuladamente mi cuerpo y fruncí el ceño.

 Yo no soy anoréxica ¡Claro que no!

 -Yo no tengo anorexia.

 -No digo que la tengas. Sólo digo que es raro que estés tan delgada.- Dejé la taza le lado y lo miré seria.

 -Yo soy delgada, papá. Me alimento bien. Parezco cerda cuando como. Pregúntale a la abuela si no me crees.- Él me miró con una expresión que no pude describir.

 -De acuerdo. Si tú lo dices.

 Mi celular vibró indicando la llegada de un mensaje. Era de Caleb invitándome a tomar algo.

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