Capitulo 14

1.1K 61 5
                                    

 LINA P.O.V.

 No sé cómo, pero Caleb consiguió mi número y me envió un mensaje el cual decía que nos encontráramos en la entrada de la escuela para escuchar las ideas que tenía en mente; pero están soñando si dejaré que los vean conmigo. 

 Caminé a paso rápido hacia el casillero de Teo y dejé una nota con las cosas que necesitaría para la broma que le haríamos a Mike y luego me dirigí al comedor. 

 Luego de lo que pasó ayer las burlas han aumentado, todos esperan que vuelva a revelarme para golpear a alguien y me provocan para que me enoje y así sacar mi lado valiente de nuevo. Pero no volveré a hacerlo jamás, no importa que esté furiosa o harta de todo, debo mantenerme al margen y evitar reaccionar de ese modo. Ayer tuve suerte que ningún directivo estuviera cerca, si no hubiera tenido un serio problema.

 Ya en el comedor, me senté en la misma mesa de la otra vez, la que estaba alejada de todos y me senté en una silla. Esta mañana me sentía mejor, ya no tenía fiebre y ya no sudaba ni temblaba, solo tenía la garganta un poco irritada y mi voz estaba rasposa, pero eso era todo.

 La señora Simons no estaba, se fue a Londres para visitar a sus hijos, así que no tuve oportunidad de que me de dinero y de verdad que estaba hambrienta. Ayer no comí porque mi abuela me vio mejor así que decidió que yo no comería. Han pasado mucho tiempo desde la última vez que comí, los mareos han comenzado esta mañana y temo que si sigo más tiempo sin ingerir ningún alimento me desmayaré de nuevo.

 Tomé un libro de mi mochila y me dispuse a leer para distraerme y no pensar en el hambre que tenía ni en lo mal que me sentía. Funcionó unos minutos hasta que las risas de todos los estudiantes presentes en el comedor me distrajeron. Por lo general esas risas las provoca Vanessa o Chris cuando me molestan, pero al mirar a los lados corroboré que ninguno de los dos estaba cerca. Traté de ver lo que ocurría y miré a la dirección en la que todos miraban, pero solo pude ver como Vanessa corría fuera del comedor con los brazos cruzado sobre su pecho mientras que sus dos amigas la seguían. 

 Eso si fue raro. Jamás vi esa expresión en el rostro de Vanessa antes. Ignoré ese extraño suceso y seguí con mi lectura.

 Diez minutos después en completo silencio, la silla que tenía frente a mi se movió hacia atrás, haciendo un espacio para que una persona se siente en ella. No me molesté en levantar la mirada porque tal vez era Teo o Caleb, o tal vez era algún estudiante con ganas de molestarme, así que solo dejé mi mirada clavada en mi libro. 

 El olor a atún invadió mis fosas nasales ya que hoy servían tarta de atún y verduras; evité mirar hacía la bandeja que estaba frente a mi para evitar que mi estómago rugiera, pero cuando la persona que estaba frente a mi soltó un jadeo, mis ojos automáticamente se elevaron y se clavaron en la persona que se había atrevido a sentarse en esta mesa.

 No era Teo, tampoco era Caleb. Era una chica, una chica que jamás había visto en la escuela. Su largo pelo castaño estaba recogido en una impecable coleta. Sus grandes y verdes ojos estaban ocultos bajo unas largas pestañas. Mordía su labio inferior dejando así que unos relucientes frenillos se asomaran. Sus cejas estaban fruncidas y sus ojos analizaban su plato. Por su expresión, podía adivinar que no le gustaba lo que veía.

 Creo que se dio cuenta que la estaba observando porque sus ojos se alzaron y se clavaron en los míos, una amigable sonrisa se formó en sus labios mientras me observaba.

 -Hola.- Dijo alegremente.- ¿De casualidad, ya has almorzado?.- La miré fijo unos segundo antes de negar. Su ceño volvió a fruncirse y me miró extrañada, en cambio yo bajé la mirada y la clavé en la mesa.- Está bien...- Murmuró alargando la "e".- ¿Quieres mi tarta? Es que odio el atún.- Mi ceño se frunció y bajé a mirada a su plato. Podría aceptarlo, eso podría calmar un poco el mareo que sentía, pero si lo acepto estaría arriesgándome. No conozco a esta chica, pudo haber echo cualquier cosa con esa tarta. Ta vez le puso laxantes o también pudo escupirla ¡¿Y si lo hizo?! No quiero la saliva de otra persona, no otra vez. Negué con la cabeza rápidamente.- ¿Segura?- Asentí sin mirarla y oculté mis manos en las mangas de mi campera.- De acuerdo.- Se encogió de hombros y suspiró.- Por cierto... ¿Conoces a una chica llamada Angelina Deluca? La he estado buscando toda la mañana y no he podido dar con ella.

¡Esto Es Vida!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora