Capitulo 45

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 LINA P.O.V.

 El olor a desinfectante era molesto y el pequeño sonido que emitía la máquina que controla los signos vitales era constante, avisando que su corazón seguía latiendo. 

 Lo cual me aliviaba mucho.

 Me puse de pie, acomodé su cobija para que estuviera cómoda y besé su frente antes de salir del cuarto.

 La hora de visita se había acabado.

 Como no tenía permitido volver hasta las diez de la noche, decidí ir al lago con Adam.

 Cuando llegué, él se encontraba sentado en el borde del muelle, mirando el agua. Sonreí abiertamente y me acerqué en silencio.

 -¡Hola!- Adam se sobresaltó y sonrió inmediatamente al notar que era yo.

 -¡Piccola!- Lo abracé con fuerza y tomé asiento a su lado.- ¿Cómo estás?

 -Bien, supongo ¿Y tú?

 -Muy bien ¿Qué haces aquí? ¿De nuevo te corrió?

 -Si. Mi límite es hasta las diez.

 -Oh... entonces ¿Fuiste a verla?- Preguntó tratando de ser cauteloso. Asentí lentamente y crucé mis piernas.- ¿Cómo le está yendo?

 -Está mejor. Aunque aún falta mucho tiempo para que comience la rehabilitación.

 -Entiendo... aún no puedo creer que le haya hecho eso.

 -Yo tampoco. Estoy totalmente segura que la señora Simons no fue la que hizo la denuncia.

 La señora Simons está internada. Su cadera se partió en dos luego de caer por las escaleras. O mejor dicho, caer por culpa de mi abuela.

 Al poco tiempo me enteré que mi abuela había sido quien la empujó. Ella estaba totalmente segura que fue la señora Simons la que la denunció cuando no fue así. Fue un nuevo vecino que vive en el departamento de abajo.

 La señora Simons se negó a acusar a mi abuela. La comprendía completamente. Ella estaba aterrada. No quería que mi abuela la volviera a lastimar.

 -Esa vieja loca está cada día peor.- Asentí de acuerdo con Adam y tomé una cobija que él siempre llevaba por si le daba frío. La estiré para que cubriera sus piernas y las mías.

 Unos minutos después, suspiré y me preparé mentalmente para decir lo que realmente quería.

 -Sabes, Adam... hace cinco meses que estoy oficialmente con Caleb y las cosas en mi casa empeoraron. Ya no tengo oportunidad de dejar la ciudad para ir a la Universidad. Así que estoy condenada a vivir con mi abuela en lo que me queda de vida.- Suspiré y negué.- Mi problema es cada vez más evidente. Cada día tengo nuevas marcas y estoy más delgada. Cosa que Caleb ya no deja pasar.- Miré mis muñecas con repugnancia al ver lo delgadas que eran.- Caleb no deja de hacer preguntas y yo ya estoy cansada.

 -¿A qué te refieres con todo esto?

 -Voy a decirle la verdad al Caleb.- Adam abrió los ojos sorprendido.

 -¿Qué?

 -Creo que ya es tiempo. No puedo estar con alguien mientras oculto esto, Adam. De verdad es difícil y Caleb es muy curioso. No va a parar hasta que averigüe que sucede. Prefiero decírselo yo antes de que se entere por si mismo.

 -Entiendo... ¿Cuándo se lo dirás?

 -Hoy. De hecho, no debe tardar en llegar.

 Estaba decidida en hablar con él. Ya estaba cansada de los secretos.

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