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Narra Grecia Evans

Fabián salió de la habitación dejándome algo confundida la verdad. Dijo que regresaría pronto, así que no quise preguntar hacía dónde se dirigía. Mire la hora en un reloj sobre la pared sobre la puerta, 09:00 pm, no era tan tarde

Me levanté de la cama, ya no tenía tanto sueño. Salí de la habitación y me dirigí a la sala, dónde estaba mi celular, lo ví vibrar enseguida que entré en la habitación. Lo tomé y ví que era Alana, un mensaje de texto

—Hola Grecia ¿Qué tal todo?

No sabía si ella era consciente de la hora, pero ya que no me iba a dormir...

—Hola ¿Cómo estás?

—Bien. Pronto nacerá la bebé de Amelia

Acompañó el mensaje de una carita alegre

—¿Cuándo?

—En dos semanas nacerá. ¡Qué emoción! Pero dime ¿Cómo estás?

—Estoy bien...

—¿Segura Grecia? ¿Te parece si mañana nos vemos? ¿Puede ser en la casa de Amelia y Esteban? Así aprovechó de verla

—¡Bien! Nos vemos ahí. En la tarde ¿Si?

—Perfecto. Adiós, nos vemos mañana

Acompañe mi mensaje con una carita feliz

—Adiós amiga

—Adiós

Dejé el celular a un lado pero volvió a llamar mi atención, rodé los ojos, pensé que era Alana de nuevo. Lo tomé y sentí que sudé frío al ver el contenido de este nuevo mensaje

*Mi querida Nuera, ya no hay más pretextos. Tu y yo tenemos algo pendiente, por qué TÚ has puesto a Fabián en mi contra*

Solté el celular, en shock. Era él, Albert... Mire a todos lados, el miedo recorrió mi cuerpo. Sabía que esto podía volver a suceder, ¿Estaba en peligro otra vez?

Me senté y sentí mi pecho oprimir un gran pecho en mi. Tenía que calmarme, está clase de sentimientos podían poner en riesgo mi vida Incluso. Fabián había puesto más seguridad, las puertas las ventanas, las cámaras, todo estaba seguro

Respire varias veces en minutos controlando mi respiración de nuevo, tomé mi celular y marqué el número de Fabián, un tono, dos tonos, ¡Tres tonos! Y Fabián no atendió su celular

—Fabián —susurré algo nerviosa, aún

Fuí a la cocina, abrí el refrigerador y saque frutas, manzanas, fresas y otras. Las puse en la encimera y comencé a cortarlas. Comer algo me haría sentir mejor

Sin embargo, el simple hecho de estar sola, me tenía alterada, y más de lo que quisiera. Terminé de cortar las frutas y las coloque en un tazón, iba a la habitación mientras comía las frutas cortadas pero oí una puerta, la de atrás, por la distancia en la qué oí la puerta

—¿Fabián? —corrí enseguida hacía donde estaba la puerta que daba al jardín. Una parte de mi estaba muy aliviada al pensar que era él

Gran sorpresa me llevo al ver dos hombres, grandes y muy altos. Albert apareció entre ambos y me dedicó una mirada morbosa, como siempre

Una sensación extraña recorrió mi cuerpo, una mezcla de miedo y nervios me invadió. Retrocedí un paso, mirándolo, y los hombres avanzaron uno

—Tu...tu vete...por favor —pedí, sumamente nerviosa

Los hombres volvieron a avanzar pero él los detuvo con un sonido leve de sus labios. Se iba acercando. Solté la taza con las frutas, y estás se esparcieron por el suelo, no logré alejarme ni un poco, me tomó del brazo

Chillé por su extremadamente fuerte agarre. Lo miré a la cara y estaba serio, pensé lo peor. Me abofeteó sin piedad alguna y solté lágrimas por el dolor

—¿Po...por... porque...hace esto yo...

—Cállate —dijo en un tono de voz no tan alto en realidad

—No me hagas daño...te lo suplico

—Todo lo malo que te pasa en la vida no es tu culpa —acarició mi rostro y sobó mi cuello, cerré los ojos

Recuerdos de esa noche, en la que Alberto Campbell me violó vinieron a mi mente, y juro por Dios qué nunca me sentí más sucia en mi vida. Reviviendo todo, en mi mente, una y otra vez

—Es culpa de tu madre...

Negué

—¡Me pagó! Con su vida todo lo que me hizo

No podía creer con qué descaro hablaba, y de mi madre. Y sus palabras solo me confirmaban que él había matado a mi madre

—Ella...ella nunca te amó. Nadie puede amar a un ser tan despreciable como tú

Mis palabras solo fueron el motor que le faltaba a su ira. Me tomó por ambos brazos y me llevó al sofá. Me tiró sobre él se y se alejó para acomodar su traje

Hizo una seña y los hombres se acercaron totalmente

—Ustedes saben que hacer —dió media vuelta y se sentó en el sofá frente a mi

Uno de los hombres me levantó de un tirón, el otro golpeó mi mejilla, me dió un puño en el estómago. Chille y mis mejillas se mojaron por las lágrimas. Hizo lo mismo un par de veces más...

El que me golpeaba, ahora me sostenía. Albert veía todo con una sonrisa macabra

El hombre me golpeó tan fuerte que solté un grito, el otro me cubrió la boca y me dejó caer al suelo adolorida. Gatee, todo bajo su atenta mirada, llegué al extremo de la sala

Los hombre iban de nuevo por mi solo que él los detuvo un momento

—Démosle un momento —río

Todo me daba vueltas. Me levanté a duras penas y en un impulso, corrí

—Vayan por ella

Subí las escaleras a una velocidad baja, pero temía por mi vida. Cuando estaba a punto de entrar en la habitación pero me tomaron del cabello, me empujaron hacía dentro de la habitación, me aventaron a la cama y uno de los tipos se posicionó sobre mi

Quito mi camisa de pijama de un tirón. No tenía nada bajo el pijama, golpeó mi torso y rostro varias veces, entre ambos me golpearon... De pronto, ya no veía ni oía nada


*Flashback*

Una vez, cuando era niña, mi madre y yo estábamos en un lindo parque de niños. De niña no solía convivir mucho fuera de casa, en ese entonces, no sabía la razón. Estábamos entre risas y chistes. Un día mi madre y yo

Le pedí a mi mamá que me permitiera ir a la escuela. Una simple petición para mí, una a la cual ella siempre se negó

—. Te he dicho que no Grecia —. Rodé los ojos

—. Mamáaaa —. Me quejaba sin parar respecto al tema

—. Mmm —. Fingió pensar —.¿Qué tal si te platico de dónde escogí tu nombre?

Fruncí el ceño

—. Aasj está bien —. Rodé los ojos

—. Bien, tu papá y yo... —. Su vista se perdió en un lugar del parque

—. ¿Mamá? —. Mire a todos lados —.¿Qué pasa? ¿Todo está bien mami?

Volví a mirar el parque, intente seguir su mirada y mi vista cayó sobre un hombre, junto a una camioneta negra y lentes de sol, nos miraba atentamente, a mi mamá, para ser exactos

—. Ven hija —. Me cargó en sus brazos —. Vamos a casa

—. Pero...

—. Otro día venimos cielo

*Fin de Flashback*

Albert, siempre estuvo echándonos…

Una Vida a tu Lado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora