acto 0 vox el pistolero

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Las sombras de la incertidumbre y el dolor se abrieron ante los ojos de Shirou cuando, en su debilitado estado, despertó en una humilde casa. Su mirada se posó en un hombre de mediana edad, vestido con cuero desgastado y una mirada que reflejó experiencia y determinación.

"No te asustes, muchacho. No estoy aquí para hacerte daño", fueron las primeras palabras del hombre mientras se acercaba a Shirou, que intentaba incorporarse.

Con su cuerpo adolorido y su mente confusa, Shirou demostró cómo el hombre se sentaba cerca, sus palabras calmadas y su tono despojado de hostilidad.

"Tus costillas están hechas añicos, pero aquí estás, hecho un desastre pero con vida", dijo el hombre con una risa que llevaba un matiz de alivio.

El hombre reveló que Shirou había caído desde una altura de doce metros, su cuerpo fracturado y su organismo luchando por sobrevivir. El joven hechicero había utilizado sus habilidades para regenerarse, aunque el proceso era lento y doloroso.

El destino parecía haber sonreído a Shirou en su momento de necesidad, al conectarlo con Vox, un hombre conocido como pistolero en la zona. Vox compartió con Shirou una propuesta intrigante.

"Me llamo Vox, y tengo una propuesta para ti", dijo mientras se erguía.

La propuesta de Vox no dejó margen para el rechazo. El hombre reveló que su pandilla controlaba una parte del submundo, y la necesidad de refuerzos era evidente. Shirou tenía habilidades valiosas, y Vox no tenía intenciones de permitir que se desperdiciaran.

"Trabajarás para mí", declaró Vox, extendiendo su mano hacia Shirou como un pacto.

Sin embargo, Shirou no estaba dispuesto a ceder sin resistencia. Cuestionó las implicaciones de esta oferta forzada, su rostro serio pero decidido. Vox, dispuesto a demostrar su determinación, sacó una pistola y apuntó a la cabeza de Shirou, dejando claro que las opciones eran limitadas.

"Solo tienes cinco segundos para decidir", Examine Vox, la pistola sostenida con firmeza.

Las palabras de Vox resonaron en los oídos de Shirou como un eco implacable. Atrapado entre la espada y la pared, el joven hechicero decidió el trato propuesto por Vox, su vida ahora atada a la voluntad del pistolero.

Así comenzó la nueva etapa en la vida de Shirou, quien se convirtió en miembro de la pandilla de Vox. Sus días como matón lo llevaron a robar, intimidar y golpear a los objetivos designados. A pesar de la moralidad cuestionable de sus acciones, las recompensas de comida y agua mejoraron su calidad de vida. Con el tiempo, la distinción entre lo correcto y lo equivocado se desvaneció, dejando espacio solo para la supervivencia.

Shirou no dejó que su sufrimiento y sus poderes olvidados terminaran en vano. Su destreza mágica comenzó a florecer nuevamente, permitiéndole materializar armas e incluso rearmar a la pandilla con réplicas de las armas imperiales. A medida que la confianza entre Vox y Shirou crecía, un entendimiento mutuo surgía, aunque Shirou dejó en claro que no tomaría vidas inocentes.

Aunque el sueño de ser un héroe aún ardía en el fondo de su mente, la prioridad de Shirou era sobrevivir en el mundo sombrío en el que se encontró. La imagen de Saber, una vez tan luminosa, se había desvanecido en el abismo de la distancia y la desesperación.

Los días pasaron, y la vida de Shirou se arraigó en las oscuras calles del submundo. Mientras lidiaba con las complejidades de la vida criminal, el lazo con Vox se intensificó. Dialogaron en muchas ocasiones, discutiendo el submundo, el imperio y las posibilidades de cambio.

Sin embargo, en medio de la oscuridad, un nuevo desafío comenzó a emerger. La pandilla de Vox se encontró con un dilema que amenazaba con cambiar sus vidas para siempre.

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