Shirou, Lisa y los ogretes avanzaban rápidamente por las calles del Imperio, acercándose cada vez más a la cima de la ciudad colmena. Mientras avanzaban, la vista panorámica desde esa altura era impresionante, con Shirou deteniéndose en seco para apreciar el panorama. Sentía como si pudiera tocar las nubes y estaba maravillado por la experiencia de estar en un lugar tan alto.
Sin embargo, la tranquilidad se rompió cuando Shirou notó algo que se acercaba rápidamente: una nave del Imperio que se dirigía hacia ellos, disparando su artillería pesada. Las explosiones resonaron a su alrededor, y Shirou y los demás se vieron obligados a buscar refugio en uno de los palacios cercanos. Aunque lograron protegerse, Shirou no pudo evitar sufrir heridas por los disparos, dejando agujeros en su espalda que empezaron a regenerarse lentamente gracias a sus poderes psíquicos.
Lisa estaba preocupada por las heridas de Shirou y cuestionaba cómo era posible que estuviera de pie después de ser alcanzado por la artillería. Shirou respondió con su característico optimismo, asegurando que estaría bien en poco tiempo y bromeando sobre su experiencia previa de sobrevivir a situaciones similares. Lisa estaba asombrada por la regeneración de Shirou y comparó sus poderes con los de los marines espaciales, lo que subrayaba la magnitud de sus habilidades.
"Tus poderes psíquicos deben de ser bastante fuertes para poder regenerarte de esas heridas. Solo los marines espaciales son capaces de hacer algo así a esa escala", comentó Lisa, asombrada.
Shirou respondió con una sonrisa y una actitud tranquila: - "¿Qué puedo decir? No tengo ganas de morir ahora. Además, si no me quité la vida hace 5 años, mucho menos lo haré ahora".
Después de recuperarse lo suficiente, el grupo continuó explorando las lujosas villas y hogares de las familias de alto rango en la cima de la ciudad colmena. Durante su recorrido, Shirou notó algo inusual: androides en un estado lamentable, sujetos a sufrimientos interminables. Lisa explicó que en realidad eran herejes condenados a una existencia de sufrimiento y servidumbre, destinados a tareas específicas durante siglos mientras seguían conscientes. Shirou no pudo evitar sentir compasión por ellos y decidió liberarlos uno por uno, disparándoles con su bolter para poner fin a su tormento.
Después de un rato, llegaron a una sala donde una mujer estaba atada a una silla, rodeada de cables. Shirou la liberó de sus ataduras
Shirou avanzó con determinación hacia la sala donde encontró a Kinessa, la mujer que había reconocido. Ella estaba atada a una silla y rodeada de cables, pero Shirou rápidamente la liberó de sus ataduras. Sin embargo, en lugar de mostrar gratitud, Kinessa le soltó un puñetazo en la cara que tomó a Shirou por sorpresa.
El impacto lo hizo retroceder, tocándose la mejilla adolorida mientras observaba a Kinessa con una mezcla de asombro y confusión. La mujer estaba visiblemente enojada y sus ojos reflejaban una furia incontrolada.
- "¡Tú! ¿Quién demonios eres?", exclamó Kinessa con ira contenida, sujetando su rifle con fuerza y apuntándolo hacia Shirou.
Antes de que Shirou pudiera responder, Lisa entró corriendo en la sala, interponiéndose entre los dos.
- "¡Alto! Kinessa, él es un aliado. Él nos salvó", exclamó Lisa, tratando de calmar la situación.
Kinessa se detuvo por un momento, su expresión de ira dando paso a la confusión y la sorpresa al ver a Lisa.
- "Comisaría Lisa... no esperaba verte viva", murmuró Kinessa, bajando el rifle y soltando un suspiro de alivio.
Lisa aprovechó la oportunidad para presentar a Shirou: - "Kinessa, él es Shirou. Nos ha ayudado a escapar y está liderando esta operación".
Shirou se recompuso rápidamente, recuperando su postura tranquila y su sonrisa amistosa.
-"No te preocupes por el golpe, no es la primera vez que alguien me pega en la cara", bromeó Shirou, aunque su mejilla seguía enrojecida.
Kinessa pareció sentirse avergonzada por su reacción y por la presentación de Lisa. Bajó su rifle y miró a Shirou con una mezcla de desconfianza y curiosidad.
- "Lo siento, Shirou. Me dejé llevar por la furia. Mi nombre es Kinessa", se disculpó, ofreciendo una mano para estrecharla.
Shirou aceptó la mano extendida y la apretó con una sonrisa. - "No hay problema, Kinessa. Es un placer conocerte, a pesar del recibimiento".
Lisa, aliviada de que la situación se hubiera calmado, intervino: - "Debemos salir de aquí pronto. La ciudad colmena está colapsando y necesitamos encontrar una salida segura".
Shirou asintió en acuerdo: - "Tienes razón. No estamos fuera de peligro aún
en otro lugar
Con la vista puesta en el inminente caos, Vox, el Licenciado y Barri habían preparado un arma impresionante. Una máquina pintada de vibrante amarillo, adornada con una variada colección de proyectiles, parecía lista para causar un impacto épico.
"¡OMG, esto va a ser épico, chicos!", exclamó el Licenciado, lleno de emoción mientras se dirigía al lugar donde estaba el invento de Barri.
"Espero que esta cosa funcione como esperamos", dijo Vox, recargando su arma con expresión determinada.
La atención de todos se centró en Barri, quien se posicionó frente al arma y comenzó a ajustar los controles. Después de un breve momento, el comisario apuntó la máquina hacia el gran agujero que el grupo de Bruz había causado en la estructura del Imperio.
- "¿Apuntar? ¿En serio, eres un HUMANEJO?", se burló Barri, levantando una ceja.
"Cállate, no soy un HUMANEJO. Solo aseguro el tiro", respondió el comisario Barri con confianza.
Un estruendo ensordecedor resonó cuando una gran cantidad de misiles fueron disparados desde la gran arma. Los proyectiles surcaron el cielo y se dirigieron directamente hacia el agujero, colisionando con el área afectada por la batalla previa y los estragos causados por el grupo de Bruz. La tierra tembló violentamente y una serie de explosiones masivas provocaron un terremoto que sacudió la ciudad colmena.
- "¡Ahora qué?", gritó uno de los orkos, luchando por mantener el equilibrio en medio del caos.
- "¡A CORRER!", rugió Bruz, liderando la huida hacia un lugar más seguro mientras escombros y polvo se alzaban por todas partes.
Los orkos y su líder lograron escapar de la zona en peligro antes de que la ciudad colmena comenzara a colapsar irremediablemente. Los estragos causados por el ataque combinado de Bruz y el impacto de la máquina de Barri habían acelerado la destrucción de la ciudad.
Mientras los orkos celebraban su huida, miraron hacia el cielo donde la ciudad caía en pedazos y se derrumbaba en el abismo. Las expresiones de asombro y felicidad se reflejaban en sus rostros al ver el espectáculo apocalíptico que habían contribuido a desencadenar.
pero que habia pasado con shirou ?
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LA ESPADA DEL EMPERADOR
RandomUn chico con unos ideales de héroe luego de un gran viaje reencarna en un nuevo mundo desconocido con peligros desconocidos y aliados por venir Será la esperanza del imperio y simplemente será una espada más enterrada en los sueños y esperanzas de...