acto 2 el contraataque por parte del ejército de shirou

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En la parte más profunda del subsuelo, el ejército de orkos liderado por Bruz estaba abriéndose camino con determinación y ferocidad. Los vehículos de batalla avanzaban junto a Bruz, mientras que los orkos disparaban sin cesar a todo lo que se interponía en su camino, siguiendo las instrucciones impartidas por Shirou.

Sin necesidad de un mapa, su instinto de supervivencia los guiaba a través de los oscuros pasajes subterráneos. Sin embargo, pronto se toparon con una imponente barricada que bloqueaba su avance. Bruz, siempre enérgico y desafiante, alentó a sus compañeros a acelerar y romper la barrera.

Con determinación y fuerza, los orkos lograron atravesar la barrera, pero su avance fue interrumpido abruptamente por minas colocadas estratégicamente. Los vehículos explotaron en una cacofonía ensordecedora, pero Bruz y algunos orkos lograron sobrevivir, aunque heridos. El fuego enemigo no se hizo esperar; los marines espaciales, responsables de la emboscada, comenzaron a disparar contra los orkos.

Los orkos no se echaron atrás, respondieron al fuego con ráfagas de disparos y cargaron valientemente hacia los marines espaciales. Bruz, siempre en la vanguardia, blandía sus hachas con salvaje destreza, desgarrando a sus enemigos. La batalla era intensa, los cuerpos caían en ambos lados y la rabia de los orkos se desataba con ferocidad.

En un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, Bruz se encontró con el capitán de los marines espaciales. La espada motosierra del marine chocó contra las hachas de Bruz en un choque de titanes. La fuerza y la determinación de ambos guerreros llenaron el aire mientras se enfrentaban en un duelo mortal. A pesar de los golpes y heridas, Bruz logró herir al marine, quien finalmente cayó ante la fuerza arrolladora de los hachazos orkos.

Aunque la victoria en ese enfrentamiento fue de Bruz, las heridas en sus brazos eran evidentes. Un orko medicino se apresuró a proporcionarle atención, asegurando su brazo con rudimentarias pero efectivas técnicas. Mientras tanto, el ejército de orkos continuaba su avance, enfrentando y derrotando a los marines espaciales restantes en su camino.

¡Ya están viniendo!" exclamó Vox desde una posición elevada mientras observaba el avance del ejército imperial.

"¡Es momento de elaborar el plan!" gritó Vox, alertando a los orkos que se colocaron en posición, listos para seguir las órdenes. Era una escena inusual ver a los orkos siguiendo instrucciones tan organizadas, pero la estrategia de Vox les pareció acertada.

Mientras el ejército imperial se aproximaba, el plan se puso en marcha. La jaula de Garrapatos, cargada con explosivos, fue liberada y se precipitó hacia las filas enemigas. La explosión resultante causó estragos y caos entre las tropas del Imperio.

En cuanto a los orkos, su respuesta era tan sorprendente como eficaz. Surgieron del suelo en una maniobra sorpresa, desencadenando el caos en las filas enemigas. Un grupo de 25 mil orkos permaneció en la superficie, disparando desde sus posiciones, mientras otro grupo realizaba un ataque sorpresa desde el corazón del ejército imperial.

Estos orkos estaban equipados con una variedad de armas improvisadas, desde armas de fuego hasta cuchillos y martillos. Algunos incluso portaban misiles en sus armas, lo que añadía un nivel adicional de peligro a su embestida. Su ataque fue implacable y devastador, sembrando el caos y la destrucción en las filas enemigas.

En medio de todo esto, Shirou continuaba luchando junto a los orkos, eliminando marines espaciales con precisión y decisión. Pero mientras avanzaba hacia la cúspide, divisó una luz brillante en medio de la oscuridad. El fuego estaba consumiendo una sección del área, una señal de que la batalla se estaba intensificando.

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