Shirou observó con incredulidad cómo todo a su alrededor se envolvía en llamas, una visión que lo dejó momentáneamente en shock. Su preocupación se centró en la seguridad de los inocentes, pero sabía que debía concentrarse en la amenaza inmediata que tenía frente a él.
De repente, las hermanas de batalla del Imperio se presentaron como un enemigo formidable. Un grupo de 20 hermanas de batalla y una hermana de batalla superiora avanzaban hacia Shirou con una determinación feroz. A pesar de su sorpresa inicial, Shirou se preparó para enfrentar a este nuevo desafío.
- ¡Aquí tenemos al hereje que ha osado desafiar al Imperio y a sus defensores! - exclamó una de las hermanas de batalla con voz firme y llena de convicción.
Las demás asintieron con gravedad, sus miradas ardientes y desafiantes clavadas en Shirou. Para ellas, él era un enemigo de la humanidad, un traidor que había alzado la espada contra los soldados imperiales y había traído la destrucción a su ciudad colmena.
- ¿Cómo te atreves a alzar armas contra nosotros? - espetó otra hermana de batalla, su voz mezcla de furia y determinación. - Has renegado de la fe del Emperador y has caído en la herejía. Tu destino está sellado, traidor.
Shirou sostuvo sus espadas con firmeza, su expresión mostrando una mezcla de agotamiento y resolución. Estaba consciente de que estas hermanas de batalla no estaban dispuestas a escuchar sus razones ni a entender su propósito. Para ellas, él era simplemente un enemigo que debía ser eliminado.
- No entienden... - murmuró para sí mismo, su voz apenas audible en medio del estruendo de la batalla.
Shirou se encontró en una lucha desesperada, enfrentándose a las hermanas de batalla con sus espadas motosierra. Cinco de ellas tomaron distancia y abrieron fuego con sus armas de plasma, obligando a Shirou a buscar refugio entre los escombros para esquivar los mortales disparos. Sin embargo, varias hermanas de batalla continuaron persiguiéndolo.
En otro frente, algunas hermanas de batalla empuñaban lanzallamas, disparando llamas ardientes hacia Shirou. El joven luchador se vio acorralado en medio de las llamas y los ataques, buscando desesperadamente una manera de sobrevivir.
A pesar de la intensidad del ataque enemigo, Shirou no se rindió. Logró abatir a una de las hermanas de batalla con sus flechas y continuó luchando con valentía. Sin embargo, sus heridas comenzaban a acumularse. Shirou recibió varios disparos y enfrentó un enfrentamiento cuerpo a cuerpo agotador.
La batalla se volvió cada vez más intensa, con las hermanas de batalla empuñando sus espadas motosierra y atacando a Shirou con una ferocidad implacable. A pesar de su determinación, las heridas y el cansancio comenzaban a pasar factura al joven luchador.
Finalmente, Shirou logró derrotar a una de las hermanas de batalla, pero no sin sufrir graves heridas en el proceso. Una hermana de batalla en particular resultó ser una adversaria formidable y lo hirió en el muslo con una espada motosierra. La herida era profunda y dolorosa, debilitándolo aún más.
A pesar de todo, Shirou no se rindió. Utilizó su ingenio y sus habilidades para repeler a las hermanas de batalla restantes. Tomó una bolter y disparó contra las hermanas que lo rodeaban, logrando abatir a varias de ellas. Sin embargo, una hermana de batalla se mantuvo en pie y lo atacó, logrando herirlo en la mejilla.
Luchando con su último aliento, Shirou logró superar a la hermana de batalla restante en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo. A pesar de sufrir más heridas, su determinación y enojo lo impulsaron a vencer a su adversaria. La hermana de batalla, antes de morir, pronunció palabras de desprecio hacia Shirou y sus aliados, pero eso solo intensificó su furia.
Shirou se liberó de las llamas que lo habían rodeado y contempló la masacre a su alrededor. La rabia y la determinación lo llenaron mientras veía a los inocentes siendo incendiados por las hermanas de batalla. La situación lo llenó de una nueva fuerza, y Shirou se preparó para enfrentar cualquier desafío que se avecinara.
En un acto impresionante, Shirou invocó sus dos espadas insignia, que habían sufrido modificaciones. Eran más grandes y estaban equipadas con cadenas que estaban conectadas a sus muñecas. Con estas armas en mano y una determinación inquebrantable, Shirou estaba listo para enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.
Shirou emergió de entre las llamas con una determinación feroz, lanzándose contra las hermanas de batalla restantes. Sus movimientos eran más ágiles y sus ataques llevaban una fuerza renovada, devastando a las hermanas una tras otra.
Las hermanas de batalla lucharon desesperadamente para defenderse, pero era en vano. Shirou avanzaba implacablemente, cortando y masacrando a sus oponentes con una habilidad y velocidad que parecían haber aumentado exponencialmente.
Una de las hermanas de batalla, la líder del grupo, se enfrentó directamente a Shirou en un enfrentamiento de espadas. Chocaban sus armas en un intercambio frenético de golpes y parries. A pesar de su ferocidad, Shirou no pudo evitar recibir un golpe por parte de la líder, lo que le recordó que no debía subestimarla.
Sin embargo, Shirou no cedió terreno. Aumentando su velocidad y determinación, intensificó su ataque contra la líder. Utilizó incluso su propia espada como plataforma para impulsarse y disparar flechas con su arco, logrando herirla en el hombro. A pesar de los esfuerzos de la líder por bloquear sus ataques, Shirou persistió con una furia implacable.
En un giro sorprendente, Shirou materializó su espada "Rule Breaker", una herramienta mágica con la capacidad de romper contratos y magias. Esta vez, su uso no fue para deshacer un hechizo, sino para apuñalar a la líder de las hermanas de batalla en el cuello. Una ráfaga de energía mágica se liberó en el proceso, debilitando a Shirou.
Aunque logró herirla gravemente, la líder de las hermanas de batalla contraatacó con un golpe que envió a Shirou volando hacia atrás. La herida en su cuello sangraba profusamente, pero aún así, no estaba dispuesta a rendirse.
"¿No eres más que un hereje? ¿Condenando a las personas a la herejía y haciendo que el Emperador las odie?", resonaban las palabras de la hermana de batalla en la mente de Shirou. Sentía el peso de sus acciones y sus intenciones, y por un momento, las dudas lo asaltaron. Pero también había determinación en su corazón.
Sin embargo, en un último acto de determinación, Shirou se volteó hacia ella y disparó con su bolter. Un disparo certero terminó con la vida de la líder de las hermanas de batalla. Shirou suspiró, lidiando con la agitación interna causada por sus palabras y su lucha.
A medida que la batalla concluía, Shirou notó un lugar inesperado en frente suyo. A pesar de la sangre derramada y la devastación a su alrededor, este lugar guardaba secretos que podrían cambiar el curso de los eventos futuros
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LA ESPADA DEL EMPERADOR
RandomUn chico con unos ideales de héroe luego de un gran viaje reencarna en un nuevo mundo desconocido con peligros desconocidos y aliados por venir Será la esperanza del imperio y simplemente será una espada más enterrada en los sueños y esperanzas de...