acto 6 payasos espaciales

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Risas de payaso resonaron por todos los rincones, llenando el ambiente con un aura inquietante.

Shirou estaba perplejo, sin entender el significado detrás de esas risas, pero Kiken reaccionó con un aire de seriedad y alerta.

- Oye, Kiken, ¿qué está pasando? - preguntó Shirou, tratando de entender la situación mientras sus heridas se curaban.

Kiken se quedó inmóvil por un momento, su mirada se oscureció y su agarre en la espada se apretó.

- Son ellos - susurró Kiken, sacando su espada con determinación.

- ¿Quiénes? No entiendo mucho de lo que está pasando - admitió Shirou, confundido por la reacción de Kiken y tratando de calmarla.

Kiken tomó las manos de Shirou con firmeza, preparándose para lo que estaba por venir.

- Mira, Shirou, los Harlequines. Son eldar que tomaron un camino completamente distinto en su civilización. Su percepción de la realidad está tan distorsionada que ni siquiera comprendemos lo que piensan, pensaron o pensarán. Su único objetivo es buscar diversión, ver mundos arder, y tienen el poder para arrasar planetas enteros sin el menor esfuerzo - explicó Kiken en un tono serio, mientras la gravedad de la situación se reflejaba en sus ojos.

- ¡Oh, qué adorable! La flor delicada y la bestia, esclavos de sus impulsos humanos. Es tan raro encontrar a dos seres tan diferentes juntos - se escuchó una voz detrás de ellos, juguetona pero sádica al mismo tiempo.

Shirou y Kiken se giraron para ver a múltiples figuras vestidas como payasos, que emanaban una presencia inquietante.

La voz continuó, mezclando tonos de burla y amenaza, creando un ambiente tenso y desconcertante.

La voz continuó, mezclando tonos de burla y amenaza, creando un ambiente tenso y desconcertante

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Maldita sea, Shirou, prepárate - dijo Kiken, desenvainando su espada con determinación.

En ese momento, los Harlequines se retiraron, dejando solo a un Harlequín con una corona en la sala.

- Kiken, ve afuera. Seguro el hecho de que ellos estén aquí significa que todos están en peligro - dijo Shirou, materializando sus espadas y preparándose para el enfrentamiento.

- ...Shirou, ten cuidado... Por favor, no mueras. Aún quiero ver tu estúpido sueño cumplido - dijo Kiken mientras le daba una palmada en la espalda a Shirou y se alejaba corriendo.

El Harlequín comenzó a pasear alrededor de Shirou, riendo de manera perturbadora.

- ¿Qué hacen aquí? No recuerdo haber enviado ninguna invitación para ningún payaso. ¿Por qué están aquí? - dijo Shirou, manteniendo su guardia en alto.

- ¿Por qué no? Mi jefe se interesó en un pequeño humano pelirrojo que aparentemente tuvo relaciones con la diosa de la lujuria y tuvo contacto con los otros dioses del caos. Así que quise ver si eras tan especial como mi jefe cree - respondió el payaso, acercándose lentamente a Shirou.

En ese momento, Shirou recordó sus encuentros con Slaanesh y eso lo hizo bajar la guardia por un instante.

El Harlequín aprovechó la oportunidad y apareció rápidamente frente a él, propinándole una patada en la cara que lo hizo estrellarse contra una pared.

- Ya, ya, relájate. Nadie sabrá, es un secreto entre conocidos. Pero sabes, creo que tu relación con esa pequeña elfa se arruinaría si ella se enterara - dijo el Harlequín, agarrando el cabello de Shirou, quien le escupió en la máscara en señal de desafío.

- Vaya, qué grosero eres. Creo que te tendré que dar una lección - continuó el Harlequín, golpeando repetidamente el rostro de Shirou.

Shirou estaba sangrando por la nariz, pero se levantó rápidamente y contraatacó, lanzándole un puñetazo directo al rostro del Harlequín.

Luego, Shirou logra dar múltiples disparos con su bolter, pero fue en vano, ya que el Harlequín le cortó los dos brazos como si fuera un acto trivial.

Shirou cayó al suelo, emitiendo un quejido de dolor mientras dirigía una mirada furiosa hacia el Harlequín.

- ¿Qué te pasa? ¿Acaso Slaanesh no te satisfizo anoche? - dijo el Harlequín con una sonrisa siniestra, sentándose sobre Shirou y evitando que pudiera levantarse.

- Vete al infierno - gruñó Shirou mientras concentraba sus poderes para acelerar su proceso de regeneración.

- Jajajaja, eres un tipo tan gracioso, Shirou. Creo que tú y yo nos llevaremos muy bien - dijo el Harlequín, acariciando el cabello de Shirou de manera burlona, lo que provocó que Shirou mordiera el dedo del Harlequín.

- ¡Ah, maldito perro! ¡Perro malo, perro malo! - exclamó el Harlequín, golpeando a Shirou con la funda de su espada mientras continuaba burlándose.

- ¿Por qué no usas esa extraña magia tuya o tus asombrosos poderes psíquicos? ¿O no me digas que no puedes controlarlos? - continuó el Harlequín, jalando una de las mejillas de Shirou.

Shirou se dio cuenta de que el Harlequín solo estaba jugando con él, así que decidió ignorarlo por completo.

El Harlequín tocó a Shirou varias veces, pero no obtuvo respuesta.

- Mmm, no creo que se haya muerto... Ya sé qué hacer - murmuró el Harlequín mientras agarraba los pantalones de Shirou y comenzaba a bajarlos, al mismo tiempo que sacaba un cuchillo con su otra mano.

Un segundo le tomó a Shirou reaccionar, pero finalmente logró propinarle un golpe en la cara al Harlequín. Reforzando su mano con su poder, consiguió que el Harlequín fuera lanzado hacia la otra parte del cuarto.

- Jajaja, sabía que no estabas muerto - dijo el Harlequín, observando cómo Shirou se levantaba rápidamente, claramente enojado.

- Aunque sabes, pudo haber sido mejor si tan solo hubieras utilizado tu poder psíquico en tus manos. Ese golpe me hubiera dolido más - añadió el Harlequín, quitándose el polvo de la ropa con indiferencia.

Shirou no respondió al Harlequín, simplemente se lanzó a atacarlo de inmediato. Sin embargo, se encontró en desventaja. El Harlequín superaba a Shirou en velocidad, fuerza y agilidad, lo que dificultaba el enfrentamiento.

Aunque había sido lastimado y humillado por el Harlequín, Shirou tomó en cuenta sus palabras. Recordó el consejo de concentrar su poder psíquico en algo simple y coherente con su mente. A pesar de todo, eligió una única meta: "Obtener el poder necesario para dejar callado a este idiota".

Materializando sus dos espadas, estas comenzaron a emitir llamas misteriosas que también se reflejaron en sus ojos. Shirou decidió dejarse llevar un poco y aprovechar su poder al máximo.

La habitación se llenó de una energía intensa mientras Shirou se preparaba para enfrentar nuevamente al Harlequín. Era hora de mostrar el verdadero alcance de su potencial.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora