acto 3 muerte entre la nieve

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Había llegado a su destino final y el aterrizaje resultó relativamente suave, aunque no exento de alguna turbulencia.

-Maldita sea, eso fue necesario - se quejó Vox hacia Barri, quien había realizado múltiples maniobras antes de aterrizar.

- No seas tan delicado, era algo que usar que hacer sí o sí - respondió Barri, defendiendo su estilo de aterrizaje.

El grupo se preparó para salir de la nave y comenzar su exploración en el planeta cubierto de nieve.

-Bueno, ¿y ahora qué? - preguntó Vox, mirando a su alrededor.

-Supongo que tocará hacer una revisión. Vox está aquí, Bruz está aquí, el Licenciado y Barri están aquí... - decía Shirou, haciendo un conteo de los presentes. - Y el resto de los orkos... sí, aquí están - continuaron mientras observaba a los otros orkos a su alrededor.

Mientras Shirou daba instrucciones, los orkos llevaban a cabo diversas tareas: transportaban suministros, levantaban criaturas para alimentarse y se aseguraban de tener agua potable.

-Bien, si ya están listos, recuerden lo que les dije: si encuentran a un civil, llévenlo a la nave. Si ven a un Guardia Imperial, manténgalo bajo control - enfatizó a Shirou.

El grupo comenzó su marcha por el mundo cubierto de nieve. El camino fue desafiante, especialmente porque algunos orkos siguieron cayendo por las colinas, más por diversión que por accidente. A medida que avanzaban, una pelea de nieve estalló entre los orkos, aunque más bien consistía en lanzarse trozos de hielo.

Shirou no tenía prisa; sabía que explorar un mundo requería tiempo y paciencia. A pesar de haber viajado por diferentes planetas, entendía que cada mundo tenía su propia esencia única.

A medida que caminaban, Vox notó que algo no estaba bien.

- Shirou, ¿no sientes que algo malo va a pasar? - preguntó Vox, deteniendo al grupo.

En ese momento, un disparo rozó la mejilla de Shirou, confirmándoles que estaban rodeados. Los disparos provenían del Astra Militarum Valhalla, y la batalla comenzó enseguida.

El grupo de orkos respondió al fuego enemigo, formando un círculo de defensa y devolviendo los disparos. Vox, protegiéndose, comenzó a disparar contra los enemigos. Shirou, equipado con sus espadas, se lanzó al ataque, esquivando los disparos y eliminando a los soldados enemigos.

Pero la situación cambió rápidamente cuando la artillería pesada del Astra Militarum entró en acción desde una posición elevada. La potencia de fuego era abrumadora, y los orkos se vieron acorralados, junto con Shirou y Vox.

En medio del caos, Barri tuvo una idea.

- Vamos a ver si esto es de su talla - dijo Barri, sacando una especie de lanzacohetes.

Barri disparó múltiples veces, provocando una avalancha que cubrió la posición enemiga y ayudó a los orkos y al equipo escapar.

La avalancha pasó de cerca, dejando al grupo ileso pero agotado.}

- Eso estuvo cerca - comentó Shirou, recuperándose del esfuerzo.

- Buena, niño. No esperaba menos de ti - elogió Vox, combinó una palmada en la espalda.

- Sí, bueno... ¿qué puedo decir? - respondió Shirou, sonriendo.

Con la amenaza superada, la exploración continuó. Aunque el camino era duro y el clima adverso, Shirou tenía la sensación de que estaban en el lugar correcto, y sus aliados orkos demostraron ser leales y valientes compañeros.

Mientras avanzaban, Shirou comenzó a pensar en cómo habían llegado hasta aquí y en lo que podría estar por venir. Algo en el aire le hacía sentir que esta misión sería crucial para su destino y el de aquellos a quienes habían decidido proteger.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora