acto 5 Que la magia fluya en ti

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Nunca habría imaginado que la magia de su mundo podría ser replicada en este nuevo universo. El pensamiento de que los demonios lograran aprender y usar su magia dejaba a Shirou sumamente perplejo y preocupado. Se encontraba inmerso en estas reflexiones mientras avanzaban hacia la cima de la montaña, buscando el portal para cerrar el acceso de los demonios.

El cielo comenzó a oscurecerse y la lluvia empezó a caer con intensidad, acompañada de relámpagos que surcaban el firmamento. La tormenta de arena había cesado, pero algo extraño estaba ocurriendo. Shirou observó cómo la lluvia cambió de color, volviéndose roja, lo cual no tenía ningún sentido natural.

- Oye, Draco, no sabía que la lluvia podía ser de color rojo - comentó Shirou, perplejo por el fenómeno.

- No lo es - respondió Draco con seriedad, agarrando firmemente su martillo.

Shirou se quedó mirando el cielo y la lluvia con más desconcierto, pero pronto algo más perturbador sucedió. Algo cayó al suelo con un impacto fuerte y al levantarlo, Shirou se encontró sosteniendo la cabeza de un soldado. Miró a su alrededor y vio que más cabezas humanas cayeron, causando pánico y caos entre los soldados.

Mientras los aulladores volaban en círculos en el cielo, un portal se abrió, desgarrando el espacio. Un grito resonó en todo el lugar, los rayos que caían del cielo destruyeron las montañas cercanas y una radiante luz azul brillante se alzó desde el portal. En medio de esa luz, emergió una figura imponente y aterradora: un gran señor del cambio.

El corazón de Shirou se aceleró ante la presencia amenazadora del señor del cambio. La situación se había vuelto aún más desesperada y la realidad de enfrentarse a una entidad de los dioses del caos estaba frente a él, desafiándolos con su magnífico y retorcido poder.

( Imagen de referencia)

La situación se volvía más catastrófica con la presencia del señor del cambio, quien lanzaba rayos psíquicos desde el cielo, desgarrando las montañas y causando estragos a su alrededor. Shirou se sentía impulsado a enfrentar a la bestia, pero sus ataques eran bloqueados por una barrera mágica que esta había erigido a su alrededor.

Intentó usar su magia, pero rápidamente se dio cuenta de que la barrera anulaba cualquier hechicería, excepto la del propio demonio. La bestia se burló de Shirou mientras lanzaba espadas explosivas hacia él. Con agilidad, Shirou esquivó los ataques, pero su situación empeoró cuando la bestia utilizó sus poderes psíquicos para controlarlo telepáticamente.

LA ESPADA DEL EMPERADOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora