acto 3 la resistencia contra el caos

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Finalmente, el trato entre los Salamandras y el bando de Shirou comenzó a tomar forma. Las condiciones eran claras: nada de traiciones o Shirou moriría. Aunque a él no le importaba mucho, se sintió incómodo por el hecho de que el capitán de los Salamandras lo seguía de cerca en todo momento, vigilándolo como si desconfiara de él.

Por su parte, los orkos parecían sorprendentemente indiferentes ante la nueva alianza de Shirou.

-Me sorprende a ustedes que no digan nada sobre esta nueva alianza que presentó Shirou - comentó Vox hacia los tres líderes orkos de la misión.

-Bueno, es decir... son verdes, deben de ser buena onda - dijo Barri con su característico tono despreocupado.

-Sí, aparte de que sus armas me dieron ideas para nuevos proyectos, incluso para mejorar el que trajimos ahora - agregó el Licenciado, claramente impresionado por las tecnologías de los Salamandras.

-Bueno, si el jefe confía en ellos, debe ser por algo, ¿no? - opinó Bruz.

Vox suspiró ante la actitud relajada de los orkos, esperando que Shirou no arruinara la alianza diciendo algo inapropiado.

Mientras tanto, Shirou estaba en su habitación, mirando por una especie de ventana mientras el capitán de los Salamandras estaba a su lado. La presencia constante del capitán lo hacía sentir incómodo, pero finalmente rompió el silencio.

-Dime, hereje, ¿por qué traicionaste al Emperador? Tus habilidades hubieran sido de gran utilidad para el Imperio. No entiendo cómo elegiste el camino de la herejía - cuestionó el Salamandra, indignado por las acciones de Shirou.

-Bueno, supongo que no me gusta la idea de convertirme en un arma simple utilizada para el beneficio de otros. Además, no me gustaría autodenominarme "salvador de la humanidad" mientras la gente sigue muriendo debido a las fallas del Imperio - respondió Shirou, también indignado por la situación.

El Salamandra suspiró ante la respuesta y compartió sus pensamientos.

-Sabes, es cierto. El Imperio no trata bien a la gente, y los marines espaciales ven su humanidad como debilidad. Pero para nosotros, los humanos son todo: nuestra razón de vivir, nuestra fuerza y ​​nuestro motivo para seguir luchando a pesar de todas las adversidades. Los Salamandras seguiremos firmes ante los desafíos porque amamos a los humanos. Ese es el verdadero motivo de nuestra lucha y el de todos nuestros hermanos - declaró el Salamandra, dejando a Shirou atónito ante tal dedicación.

La confesión del Salamandra sobre su devoción hacia los humanos resonó profundamente en Shirou. Él quería convertirse en alguien capaz de salvar a cualquier persona de cualquier adversidad, así como los Salamandras luchaban por los humanos.

Pero en ese momento, los sonidos de la batalla resonaron afuera y todos debieron salir a defender su posición. La batalla fue brutal, con los orkos atacando ferozmente a los marines del caos, mientras que los Salamandras incendiaban todo a su paso.

La combinación de la fuerza de los orkos y las habilidades de los Salamandras redujo constantemente las fuerzas del caos, aunque siguieron aumentando refuerzos, incluso demonios. En medio del caos, Shirou y el capitán de los Salamandras se encontraron en medio de la batalla.

Shirou materializó Gáe Bolg y cargó energía para realizar un ataque poderoso, derrotando a varios demonios y dos marines del caos.

Por su parte, el Salamandra avanzaba a través de las filas enemigas con su martillo de guerra, abrumando a las fuerzas del caos. En un momento, estuvo un punto de recibir un ataque por la espalda, pero Shirou lo salvó al atravesar el pecho del demonio con su lanza.

Sin embargo, el Salamandra respondió con un ataque de su martillo de guerra hacia Shirou, quien tuvo que esquivarlo. Pero este ataque no era dirigido hacia Shirou, sino hacia un marine del caos que estaba detrás de él.

Shirou tragó saliva al ver la increíble fuerza del Salamandra y cómo siguió luchando sin cesar.

Entonces, de repente, una gran tormenta de nieve cubrió todo el planeta, haciendo imposible continuar la pelea. Ambos bandos se vieron forzados a retirarse, ya que la tormenta hacía que la lucha fuera impracticable.

-No entiendo por qué nos retiramos. Llevábamos la ventaja - cuestionó a Shirou al Salamandra mientras regresaban a su base.

-No es para tanto. Además, los enemigos también se retiraron. Dudo que alguien quiera pelear en estas condiciones climáticas - respondió el Salamandra con calma.

La tormenta de nieve había detenido momentáneamente la batalla, permitiendo un respiro en medio del conflicto.

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